Carracas, costaleros y ‘petalá’ en un prometedor comienzo de la Semana Santa de Zaragoza

Miles de personas tomaron las calles y plazas para acompañar las nueve primeras procesiones. El diálogo de instrumentos de la cofradía de la Entrada o la salida de la Humildad desataron la emoción.

Semana Santa de Zaragoza 2024: salida de la Humildad con dos pasos y costaleros desde el convento de Santa Mónica
Semana Santa de Zaragoza 2024: salida de la Humildad con dos pasos y costaleros desde el convento de Santa Mónica
Francisco Jiménez

La plaza del Justicia todavía no se había teñido de blanco y azul y ya se escuchan las carracas desde el interior de San Cayetano. La cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén fue puntual a su cita con Zaragoza, cuando más alto estaba el Sol, como marca la tradición.

Una radiante mañana, tanto que las sombras de los capirotes se marcaron con rotundidad sobre los adoquines y el asfalto. La salida fue uno de los momentos más emocionantes, cuando bombos, tambores, timbales y las carracas entablaron un diálogo hasta que el paso cruzó la puerta de la iglesia. Por delante, más de tres horas de procesión.

Todos los hermanos se giraron para ver salir a este conjunto, uno de los más emblemáticos de Semana Santa de la capital aragonesa obra de los hermanos Albareda. El también conocido como paso de ‘la borrica’, es una carroza compuesta por nueve imágenes y seis grupos de faroles, que es portada entre quince hermanos.

«Por favor, qué bonito, qué belleza», comentaba una señora en primera fila, que había llegado varias horas antes para tener una buena panorámica. Los niños aguardaron sentados en los bordillos agitando sus palmitas. La calle de Manifestación, Alfonso I, el Coso, la plaza de España... miles de zaragozanos y turistas guiaron el camino de cofradía.

Los hermanos formaron un pasillo abovedado con la curva de las palmas por las calles de la ciudad. Mientras tanto, se escucharon ‘La Paradiña’, ‘Jota de Marcha’, ‘Generaciones’, ‘Madoqueo’ o ‘In Memoriam’. También ‘La Calandina’, icono de la cofradía, o ‘Nativo’, novedad de este año que se marcó tras la salida.

A lo largo del recorrido hubo varios enclaves emotivos para algunos hermanos, como la calle de San Vicente de Paúl. En esta céntrica vía estuvo el colegio de los hermanos Maristas y se encuentran las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl (las Paulas), dos centros escolares con fuertes vínculos con la cofradía. De hecho, alumnos de ambos colegios acompañaron a la sección infantil. Antaño salía desde el antiguo colegio de los Maristas, actual sede del departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Aragón. Precisamente aquí se recordó a los hermanos fallecidos. Tras este momento, ya junto a la Seo, Carlos Palomero, viceconsiliario de la cofradía, pronunció una predicación.

Con sabor andaluz

Por la tarde fue turno de una de las procesiones más esperadas de Zaragoza, la de la hermandad de la Humildad, que tiene un cierto carácter andaluz. Tres horas antes de su comienzo ya había público arremolinándose a las puertas del convento de Santa Mónica. Eran muchas las novedades de la Humildad este año: la Virgen del Dulce Nombre estrenaba saya, también había un nuevo llamador para el paso de palio y no hay que olvidar que las imágenes de la cofradía han sido nombradas este año patrones de Donantes de Órganos de Aragón. No obstante, tanta novedad no eclipsa la tradición que viene representada por el esfuerzo sin igual de casi 150 costaleros –cada uno soporta unos 35 kilos a sus hombros durante más de cuatro horas de procesión– cuando sacan a la calle su Jesús de la Humildad y su Virgen bajo palio.

Miradas al cielo, besos a los tronos y una ‘petalá’ que rompió en un sentido aplauso de varios minutos. Desde las ventanas y balcones, e incluso desde los tejados, cayó esa lluvia de pétalos mientras la talla bailaba con el ímpetu de los costaleros. El Coso Bajo fue tomado por el público, que horas antes también esperaba con paciencia en el entorno del convento de las Canonesas.

Poco después, en la plaza de San Miguel se escucharon los primeros toques y estaciones del viacrucis de la cofradía de Jesús Nazareno. La fachada de la iglesia, que se vistió del morado de sus hábitos, acaparó todas las miradas en la salida del Cristo Nazareno. Esta talla de gran devoción en Zaragoza volverá a procesionar hoy (21.00) también desde la iglesia San Miguel.

Además de las procesiones mencionadas, ayer salieron a la calle otras seis cofradías, cuyas imágenes y redobles fueron recibidos con entusiasmo por el público zaragozano. Por el Casco se pudo ver la procesión titular de la Humillación, con el paso de Cristo, cuya sobriedad siempre destaca al paso por San Felipe, la plaza de Santa Cruz y la calle de Alfonso I. Aunque la noche era fresca, los capirotes negros fueron objeto de cientos de fotografías de los turistas que estos días visitan la plaza del Pilar.

Otras hermandades zaragozanas también completaron anoche sus viacrucis y salidas procesionales fueron las Esclavas acompañadas por los hermanos del Silencio, la Coronación de Espinas (por el barrio de San Gregorio), el Prendimiento del Señor (cuyos tambores retumbaron en los pórticos de Independencia) y el Ecce Homo (que completó su traslado de San Felipe a Altabás).

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