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Más de 15.000 aragoneses han hecho el testamento vital en las últimas dos décadas

Desde 2019 se han registrado 6.393 voluntades anticipadas (el 42%) y, de ellas, más de la mitad expresa su deseo de acogerse a la eutanasia.

El Salud seguirá negociando con los sindicatos.
Aragón dispone de un Registro de Voluntades Anticipadas.
Laura Uranga / HERALDO

Aragón cuenta con un registro en el que cualquier persona mayor de edad puede manifestar de forma anticipada los deseos o instrucciones que se deberán tener en cuenta sobre las actuaciones médicas en caso de incapacidad física o mental y dar el consentimiento para que los profesionales sanitarios actúen en consecuencia para su cumplimiento. En las últimas dos décadas se han formulado 15.213 solicitudes de testamento vital.

Según fuentes del Departamento de Sanidad, entre 2019 y 2023 en torno a 6.399 aragoneses han presentado este documento, el 42% del total, con una media de edad de 64,9 años. Desde esa fecha, el año que menos solicitudes se presentaron fue 2020, 652 (un descenso motivado por la pandemia de covid-19), y el que más, 2023, 2.061. Del total de solicitudes registradas este último lustro, el 62,54% son mujeres y el 81,45% viven en el entorno urbano.

La declaración se ha formalizado como acta notarial en 1.098 casos (17,16%) y la mayoría (5.301, el 82,84%) con la firma de dos testigos. Estos deben ser mayores de edad y al menos uno de ellos no debe tener relación de parentesco hasta el segundo grado ni estar vinculado por relación patrimonial con la persona que vaya a registrar el documento. Su papel es dar fe de que el interesado ha presentado sus voluntades anticipadas de forma voluntaria y plenamente consciente. Esta decisión se puede revocar en cualquier momento.

El documento refleja la voluntad del titular a recibir cuidados o tratamientos (algo que suscriben la práctica totalidad de los testamentos). En la lista de materias que se declaran figura, entre otras cosas, el rechazo al tratamiento hemoterápico (que expresan 564 personas, el 8,81) -garantizando así que no recibirán transfusiones de sangre o hemoderivados en caso de necesitarlo-, la donación de órganos (3.973, el 62,09%) y la donación del cuerpo a la ciencia (875, el 13,67%), la voluntad de recibir incineración (4.789, el 74,84%) o el deseo a morir en casa (874) o a hacerlo en el hospital (1.607). De los más cerca de 6.400 aragoneses que desde 2019 han decidido dejar por escrito sus cuidados futuros, la mayoría (6.156, el 96,20%) tiene la nacionalidad española; y 243 (3,8%) son extranjeros.

El documento de voluntades anticipadas, que no conlleva ningún coste, recoge las decisiones expresadas por una persona, de forma reflexiva, libre y responsable, sobre los tratamientos médicos y cuidados de salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de sus órganos. El Departamento de Sanidad dispone de un registro donde estos documentos están disponibles para ser consultados por los profesionales sanitarios que le atiendan en situaciones en las que el interesado no pueda manifestar su voluntad respecto a los cuidados a recibir y conocer y respetar así su voluntad. También se inscribe en el Registro Nacional de Instrucciones Previas para que pueda ser consultado desde cualquier otra comunidad autónoma. Aragón fue una de las primeras comunidades en poner en marcha el Registro de Voluntades Anticipadas, tras Cataluña y Navarra, y a la vez que el País Vasco.

La Ley de Regulación de la Eutanasia, que entró en vigor en junio de 2021, contempla la posibilidad de dejar constancia de su voluntad de acogerse a la prestación de ayuda para morir en un documento de voluntades anticipadas. En los últimos cinco años, 3.462 aragoneses que han presentado el testamento vital han expresado su deseo de acogerse a ella (el 42%).

Respecto a la eutanasia, según los datos facilitados por la Consejería, hasta la fecha se han presentado un total de 53 solicitudes. De ellas, hay tres procedimientos abiertos: uno en fase de deliberación, otro a la espera de realizar la prestación con verificación previa reciente y otro pendiente tras firmar un aplazamiento. Las 50 restantes se cerraron en distintos momentos del procedimiento. Desde que entró en vigor la ley se han llevado a cabo 16 prestaciones de ayuda para morir. El resto, indicaron desde el Departamento, o fallecieron por su propia enfermedad antes de llevarse a cabo o fueron informes desfavorables. De quienes se han acogido a la eutanasia en la Comunidad, siete eran pacientes oncológicos y nueve padecían una patología grave del sistema nervioso.

Para el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza, Javier García Tirado, igual que se aprobó la Ley de Regulación de la Eutanasia "debería desarrollarse una Ley de Cuidados Paliativos de ámbito estatal que, en coherencia, debería haberse hecho hace ya años, y desde luego con anterioridad a la Ley de Eutanasia o, al menos, de forma simultánea". Entre las distintas comunidades autónomas, afirma, hay una disponibilidad "muy dispar" de estos recursos y una "inequidad" en el acceso a este servicio. 

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