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Javier Pardo: "Candelaria confesó en París que había matado al Borbón y en la cárcel pensó que la pasaban por la guillotina"

El investigador Javier Pardo novela la historia de una mujer de Maella que asesinó al príncipe Carlos Edgardo Serge de Borbón, hijo bastardo de Francisco José I de Austria.

Javier Pardo, con su libro 'Asesinato de un borbón', en le paseo de Independencia el pasado lunes.
Javier Pardo, con su libro 'Asesinato de un borbón', en le paseo de Independencia el pasado lunes.
Guillermo Mestre

Javier Pardo Mindán ejerce de maellano desde la literatura. Nació en 1947 en la localidad zaragozana, donde presentará el próximo viernes su libro ‘Asesinato de un borbón. La verdadera historia de Carlos Edgardo Serge de Borbón’ (Caligrama Editorial). Está basada en la historia de Candelaria Brau Soler, una maellana que mató a su pareja en París en agosto de 1932 y acabó absuelta por la Audiencia de la capital francesa. Pardo, de 77 años, está jubilado como catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de Navarra y siente devoción por la investigación:  escribió 25 libros como patólogo y recibió la medalla de Santa Isabel de Portugal de la Diputación Provincial de Zaragoza en 2014. Además, publicó otra novela sobre un doble crimen sin resolver en Maella.  Su hija la periodista Cristina Pardo también ejerce de maellana: fue pregonera de las fiestas en 2022.

¿Qué le llevó a rebuscar en la vida de Candelaria, de Maella, que se enamoró de Carlos Edgardo Serge de Borbón, hijo bastardo de Francisco José I de Austria?

En realidad no busco nada, en todo caso divertirme. Cuando terminé el libro anterior (‘El año de la desgracia’ sobre un doble crimen de los hermanos Luis y Cecilia Vicente Balaguer, ocurrido en 1950 en Maella), me encontré un artículo de un periódico de Murcia, del año 1932, en el que contaba esta historia. Yo la desconocía y nadie de Maella la sabía. Pasó casi inadvertido y empecé a investigar. Primero en los archivos de la parroquia de Maella y en los del Ayuntamiento, aunque se quemaron en la Guerra Civil y quedaba algo sobre los censos de su casa. Pasé por el Archivo Diocesano de Zaragoza y vi en el Archivo de Montemuzo los periódicos de Aragón: el que más se hizo eco de la noticia fue el HERALDO. Contacté con una agencia francesa que me dio todos los artículos que había en Francia de esta señora y aparecieron más de 300.

¿Cómo explica que esta mujer maellana acabara matando al supuesto descendiente de los Borbón?

Lo que vi es que esta era una mujer de mucha personalidad. Intelectualmente avanzada para su tiempo, muy trabajadora, y se convirtió en una heroína para mí.

Se casó primero con un empresario, ¿no?

Ella se casó primero con un catalán. Hizo un viaje desde Maella a Barcelona y allí conoció a un empresario de Gerona que tenía un negocio en Filipinas. Era muy frecuente entre la gente que les había ido bien  fuera, en Filipinas, Cuba o en la Republica Dominicana, que quisieran  tener una mujer española. No se fiaban de las nativas. Se encontró a esta chica que era muy guapa, se casaron y tuvieron un hijo. Estuvieron aquí un año y se fueron para Filipinas, pero allí empezaron las enfermedades del chico y el clima que no le iba bien a ella, que volvió a España con su hijo. La separación fue creando distanciamiento y, al final, se separaron legalmente en 1918. Esta mujer vivía en Barcelona y se dedicaba a hacer cosméticos. Se le aparece un individuo que le dice: “Soy Edgardo Carlos Sergio de Borbón, hijo bastardo del emperador Francisco José I (de Austria)”. Empezaron a salir…

Javier Pardo se adentra en la historia de Carlos Edgardo, el falso Borbón que acabó degollado por la mujer, de Maella, a la que engañó
Javier Pardo se adentra en la historia de Carlos Edgardo, el falso Borbón que acabó degollado por la mujer, de Maella, a la que engañó

¿Hasta que establecieron una relación y acabaron marchándose de España porque el bastardo tenía un problema legal?

Seis años después de conocerse en Barcelona, él recibió varias denuncias de tres o cuatro hoteles que dejó sin pagar, otra por espionaje y una por la venta de armas a los separatistas catalanes, al golpe de Estado que dio Francesc Maciá en el año 1926. Entonces lo metieron en la cárcel  Modelo (de Barcelona) y allí responde Candelaria, a costa de la cual vivía el Borbón. Tiene que pagar su fianza, su abogado y, al final, como él dice que es Borbón, piden informes a Madrid y deciden expatriarlo. Lo dejaron en Port Bou (en la frontera hispanofrancesa). Candelaria dudó en marcharse con él, pero al final, Edgardo solo le hacía promesas de grandes cantidades de dinero y se fueron los dos.

¿La fuga acabó en París?

París fue un calvario para ella. Hasta que al final, él le dice que se quiere ir a Niza, sin explicarle la razón. Ella está harta y hay una discusión enorme que termina con su asesinato.

Noticia del juicio a la maellana Candelaria Brau publicada en Heraldo de Aragon el 18 de junio de 1933.
Noticia del juicio a la maellana Candelaria Brau publicada en Heraldo de Aragon el 18 de junio de 1933.
R. J. C.

¿Le sorprende que el asesinato se produjo con la propia navaja de afeitar del supuesto Borbón?

Hubo dos versiones. Candelaria contó que a las cinco de la mañana se despertó él y usó una navaja de afeitar que le había comprado ella dos días antes. Señaló que le había amenazado y le cortó a ella en el brazo. El problema fue que el forense no se cree que hubiera una lucha entre ellos, sino que ella le quitó la navaja y le dio el corte en el cuello mientras él estaba dormido en la cama. El juzgado se creyó al abogado defensor de Candelaria, que fue una lucha y en legítima defensa.

Aunque la absolvieron, pasó un tiempo en prisión y ella no lo tenía  claro que la dejaran en libertad. 

Estuvo once meses en prisión. Al principio, ella acudió a la Policía a decir que había matado a Edgardo. Pero el mismo día que la mandaron a la cárcel, ella piensa que le van a cortar el cuello. Otras presas le dicen que en Francia ya no guillotinan hace mucho tiempo. Ella no vivió tranquila porque su francés era deficiente, aunque lo mejor que tenía era su abogado defensor (Vicent de Moro-Giafferi). Se lo proporcionó un amigo de su cuñado, que tenía una empresa con ramificación en París y un hijo en la embajada de España en Atenas. Este letrado galo (1878-1956) aparece en la Wikipedia francesa, había recibido la Cruz de Hierro en la Primera Guerra Mundial y era una autoridad en el derecho. Hizo una defensa muy buena.

Y el abogado logró que el tribunal la absolviera…

La absolvieron al 100% y, además, los gastos del juicio tuvo que pagarlos el hijo (de Edgardo Carlos Sergio de Borbón) que tuvo en Estados Unidos con otra mujer y se llamaba Rodolfo de Borbón. Aunque él había mandado un abogado (de acusación particular) para que defendiera el nombre de su padre, el juez no lo admitió y, al final, tuvo que abonar los gastos.

Reconstruye toda esta historia de la mujer aragonesa, con el sumario desde Francia. ¿Esto es una novela o una investigación?

Mira, yo soy investigador por naturaleza y no sé salir de allí. Me encuentro con 2.500 páginas de información y tenía que darles forma. Inicialmente, pienso en novelar algunas partes basada en hechos reales, pero luego veo que no me puedo dejar nada. Hay una parte del juicio y del sumario que está totalmente adherido a lo que ocurrió. Si digo que le hicieron un chequeo en la cárcel lo explico y cuento cómo sufrió la menarquía y la menopausia. Es una novela basada en un 90 % de hechos absolutamente reales.

Como maellano ha reconstruido la historia de una paisana que en su pueblo no era ya conocida. En Heraldo de Aragón ella dijo que volvía al pueblo tras ser absuelta. ¿Cómo supo el final de su vida?

Localicé a dos nietos como pude y les invité la pasada Semana Santa. Busqué al hijo que tuvo con el primer marido y se había casado con una chica gallega y tuvo dos hijos. Encontré a una nieta en Premia de Mar (Barcelona) y un nieto en Ulldecona (Tarragona). Les invité a venir a Maella, les enseñé la casa de sus abuelos y las fincas, que lo habían vendido todo. Pasamos tres o cuatro días muy majos, me pasaron mucha información cuando ella volvió a Barcelona. Me dieron fotos, que aparecen en el libro, y me enseñaron la baraja del tarot que utilizaba su abuela. Me ayudaron muchísimo y esta mañana, precisamente, la nieta me ha mandado un mensaje para decirme que ha leído el libro y que le ha encantado. Se llama Isabel Boada Ríos.

El viernes presenta el libro en Maella. ¿Cuáles son sus querencias de ir al pueblo a hablar de esto?

Yo soy más de Maella que la torre. De hecho, nací debajo de la torre. Muy pronto me hice una casa adosada allí junto con un hermano. He ido cada quince o veinte días allí toda mi vida y ahora es cuando menos voy porque ya tengo pereza (77 años). No hay nada que me guste más que echarle una mano a alguien del pueblo, cuando yo ejercí la medicina y esas cosas las haces encantado, ‘gratis et amore’. En Maella estoy encantado si me encargan algo.

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