Los reyes que cabalgaban bajo un dragón son aragoneses y no salen en Juego de Tronos

La figura del dragón ha estado vinculada desde hace siglos a nuestro territorio de la mano de los monarcas aragoneses que, desde el siglo XIV, lo adoptaron como un símbolo propio de su casa.

Cimera con el dragón del Rey de Aragón.
Cimera con el dragón del Rey de Aragón.
Víctor Meneses

Los Targaryen son los reyes dragón más conocidos de la ficción. Sin embargo, en la vida real y muy lejos del universo de Juego de Tronos, existieron otros monarcas que también fueron conocidos como tal y que asociaron al apellido de su familia la figura alada y sobrenatural de uno de estos grandes reptiles fantásticos. Estos monarcas están más cerca de lo que pensamos. Nos referimos a los Reyes de Aragón.

Pero, ¿por qué los monarcas aragoneses se identificaban con un dragón? La respuesta parece estar en la similitud que tiene el apellido ‘Aragón’, el que llevaban todos los monarcas aragoneses desde el inicio mismo del reino hasta la llegada de los Austrias, con la palabra ‘dragón’, tal y como explica Esteban Sarasa, profesor emérito de Historia de la Universidad de Zaragoza. “El apellido de la monarquía aragonesa es ‘Aragón’ y la asociación con el dragón tiene relación por la semejanza entre el apellido y la propia palabra”, afirma. De hecho, la similitud y homofonía -conjunto de palabras que suenan igual pero significan cosas diferentes- entre las palabras ‘rey d’ Aragón’ y ‘rey dragón’ son evidentes. Más cuando se dicen en voz alta.

La similitud y homofonía entre 'rey d' Aragón' y 'rey dragón' son evidentes.

Aragón, apellido de reyes

Así, el nombre de Aragón sirvió en la Edad Media no solo para definir un territorio sino también a la familia que lo gobernaba, tal y como escribe el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, Guillermo Fatás en ‘Prontuario aragonés. Del Reino y de la Corona de Aragón’: “En un documento del año 828, Aragón designa el conjunto político compuesto, bajo la autoridad de un conde, por los valles de Ansó, Hecho y Canfranc. Del desarrollo de este condado pasará el nombre al reino, cuyo origen de facto se da en 1035”.

Tras la incorporación de la Casa de Barcelona, Aragón se convierte en el nombre y el título principal de los monarcas aragoneses que se denominan a sí mismos únicamente como ‘Aragón’ (Alonso de Aragón, Catalina de Aragón, Juan de Aragón). A pesar de tener tras de si otros muchos títulos como “rey de Valencia, rey de Mallorca, rey de Sicilia, rey de Cerdeña, rey de Nápoles y conde de Barcelona, el principal de todos ellos será Aragón y como tal serán conocidos”, señala Sarasa.

Por esta razón también se llama Aragón “al emblema de la familia, que pasará a ser el de muchos de sus territorios: las cuatro barras rojas sobre fondo de oro son el ‘señal real’ de Aragón, de donde procede el término ‘senyera’ o señera, utilizado en Cataluña, Valencia y otros lugares de la antigua Corona”, continua Fatás.

El dragón para significar a ‘Los Aragón’

Además, añade el catedrático: “Pedro IV usó profusamente la efigie de un dragón para significar su nombre”. Y es que es, precisamente, ese monarca el que adoptó al dragón como símbolo de su casa por las razones anteriormente citadas sobre la similitud de ambos términos -dragón=d’ Aragón-. 

Lo que hace es incorporar la figura del dragón a su yelmo de combate a modo de cimera -adorno que se pone sobre el yelmo y que pude representar figuras de animales o plumas-. Algunos monarcas de la época llevaban cimeras con otros adornos. Por ejemplo, un castillo en Castilla o un león en León, por lo que Pedro IV decide hacer honor al dragón de su apellido y lo sube, literalmente, a su cabeza en una cimera espectacular. 

El dragón del yelmo de Pedro IV
El dragón del yelmo de Pedro IV
Lola García

“La utilización de la cimera del dragón en Aragón se ha atribuido erróneamente a Jaime I pero no es así y está documentado gráficamente que fue Pedro IV, el Ceremonioso quien la empezó a utilizar. Desde entonces -siglo XIV- se convirtió en algo distintivo exclusivamente de la monarquía aragonesa”, añade Sarasa.

Así, en la batalla, debemos imaginar a estos monarcas conquistadores montados a caballo portando su armadura y en la cabeza, un yelmo con cimera coronada por un gran dragón que se vería en la distancia identificándole al instante.

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