Las plagas de langosta en Aragón: castigo divino y “un ejército que arrasa con todo”

Las fiestas patronales de algunos municipios aragoneses cono Tauste o Gallur tienen su origen en el final de sendas plagas de estos insectos, acaecidas hace varios siglos.

Imagen creada por IA de una plaga de langostas.
Imagen creada por IA de una plaga de langostas.
Víctor Meneses

La de langostas fue una de las 12 plagas que tuvo que padecer Egipto hasta que el faraón no dejó libre al pueblo judío, según relata la Biblia. Tampoco es coincidencia que la Real Academia Española de la Lengua (RAE) defina ‘plaga’ como ‘aparición masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan graves daños’ y como ‘calamidad grande que aflige a un pueblo’. Y es que una plaga de langostas es capaz de causar una devastación total en el terreno en el que se de y acabar con cosechas, cultivos, frutales y pastos en cientos de hectáreas a la redonda.

Por este motivo, nuestros antepasados temían en gran medida estas plagas bíblicas de las que hay constancia en España desde el siglo XI. Hay que pensar que durante la Antigüedad y la Edad Media, una plaga de estas características significaba hambruna y muerte, y eran vistas como un castigo divino.

Las primeras, en el siglo XV

En Aragón, los primeros datos que se conocen de este tipo de males se pierden en el imaginario colectivo de algunos municipios como en Gallur y Tauste, donde sendas plagas de langostas acaecidas hasta 6 siglos atrás dieron origen a sus fiestas patronales según la tradición de estas localidades. 

Tauste celebra el lunes 8 de mayo el Voto de San Miguel, que se conmemora desde 1421, “cuando los vecinos recurrieron a los rezos para que les librase de una plaga de langosta en las cosechas del municipio. La plaga desapareció coincidiendo con la festividad de San Miguel, uno de los patronos de la villa, y esto les hizo pensar que el ruego fue escuchado por este santo”, puede leerse en la página de Turismo de la Diputación de Zaragoza

Los vecinos de Tauste recurrieron a los rezos para que les librase de una plaga de langostas en 1421.

Otras de las primeras de las que tenemos datos “se remontan al reinado de Felipe II, cuando las langostas asolaron Zaragoza durante dos años” y llevó a la miseria a gran parte del campo aragonés, según publicaba HERALDO con motivo de la última gran plaga de langostas que hemos conocido, en 2003.

En el pasado se recurría a rezos y plegarias para acabar con este mal, aunque poco a poco se implementaron medidas para intentar eliminarlas y se vio que una de las más eficaces era la de acabar con los huevos, que depositan en el suelo, mediante el arado de los campos y el movimiento de la tierra.

Página de Heraldo de Aragón de 2003 que recoge la noticia de la plaga de langostas en San Gregorio.
Página de Heraldo de Aragón de 2003 que recoge la noticia de la plaga de langostas en San Gregorio.
Archivo Heraldo de Aragón

“En el pasado había muchísimas plagas de langostas y significaban la ruina para el territorio al que afectaba”, afirma Milagros Coca, investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Alimentaria de Aragón (CITA). Esto se debe a que el poder destructor de esos insectos es muy elevado. “Cuando los huevos de las langostas eclosionan, aparecen las ninfas. No pueden volar, pero forman cordones que avanzan en paralelo y que pueden arrasar un cultivo entero en un momento, cientos de miles de individuos comiendo y avanzando al mismo tiempo son como un ejército”, explica Coca. Pero es en su fase adulta, cuando pueden formar nubes y trasladarse a kilómetros de distancia. “Ocasionaban gran daño en todos los cultivos porque comen de todo, les da igual trigo, que alfalfa, frutales, olivos o campos de pastos”, señala.

"Comen de todo. Les da igual el trigo que la alfalfa, los frutales, olivos o campos de pastos".

El ciclo vital de la langosta

Las plagas de langostas se han seguido sucediendo en Aragón en los siglos posteriores y una de las zonas más afectadas ha sido siempre Los Monegros, considerada como zona endémica de langostas debido a sus condiciones secas, preferidas por estos insectos para completar su ciclo de desarrollo, donde pueden entrar en fase gregaria y formar nubes de cientos de miles de insectos. De hecho, Darío Villagrasa rescata en su libro ‘Monegros, Tierra de cine’, la primera grabación cinematográfica de Los Monegros que corresponde a un documental sobre el control de la plaga de langostas que tuvo lugar en la zona en 1915, obra de Antonio de Padua Tramullanba.

Un documental de 1915 de Los Monegros describe la lucha de los vecinos contra las plagas de langostas.

Es a partir de principios del siglo XX cuando hay más información sobre las plagas que azotan a nuestra comunidad. En esa época, Villamayor, que nació como municipio, pidió fusionarse con Zaragoza por culpa de una plaga de langostas que dejó sus recursos al límite. En 2006, el barrio rural pasó de nuevo a convertirse en una localidad independiente de la capital.

Fumigación por tierra y aire

Durante el siglo XX las plagas se van sucediendo y el control sobre ellas se lleva a cabo mediante “productos fitosanitarios e insecticidas con los que se fumigaba por tierra y aire, mediante avionetas, en la década de los 80”, informa Milagros Coca. “El impacto de los insecticidas sobre esta plaga fue potente y se redujo bastante su proliferación pero esto también ocasionó un daño ambiental ya que afectó a otros insectos que son beneficiosos y en la actualidad estos productos están prohibidos”, señala. “Ahora se tratan con Deltametrina y se está investigando utilizar una feromona de la langosta Mediterránea -la que afecta a nuestro territorio- para controlarla”, continua la investigadora.

"Ahora se trata con Deltametrina y se está investigando una feromona para poder controlar su proliferación".

La langosta es un mal endémico en algunos espacios de Aragón. En noviembre de 1988 se registró una plaga con dos focos de concentración: Ballobar y parte de los términos de Zuera y Villanueva de Gállego. Los tratamientos realizados en años sucesivos hicieron que la plaga se fuera reduciendo. Sin embargo, en mayo de 1991 otra plaga de cerca de 400 millones de ejemplares atacó el campo de San Gregorio. 

De hecho, la última y una de las más graves que recordamos se produjo en 2003 en este lugar y afectó también a Villanueva de Gállego y El Zorongo donde la langosta gregarizó -formó nubes- y afectó a 15.000 hectáreas. “El campo de maniobras de San Gregorio es un foco endémico de estos insectos por las características del mismo, el terreno seco y el suelo compacto sin cultivo que favorece que las langostas suelan proliferar allí”, constata Coca.

En la actualidad “no se producen apenas plagas de langostas en Aragón y han descendido mucho en número por los esfuerzos que se están haciendo para su control. Además, la mayoría del suelo de la comunidad es agrícola, se labra y se deja en barchecho, lo que dificulta que los huevos de las langostas puedan sobrevivir”, concluye Coca.

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