50 años del anteproyecto del trasvase del Ebro que nunca llegó a realizarse

El 11 de febrero de 1974 se presentó en Barcelona un documento para transferir agua del Ebro a zonas industriales de Cataluña pero nunca llegó a realizarse.

Movilizaciones contra el trasvase en Valencia en 2002.
Movilizaciones contra el trasvase en Zaragoza en 1979..
Archivo Heraldo

Parece algo ya manido que, cada ciertos años, se recupere y se ponga sobre la mesa, una y otra vez, la idea de trasvasar agua del Ebro hacia otros lugares de España. Este 2024 ha comenzado como uno de esos años en los que se ha rescatado la que para algunos parece ser la solución de todos los males y el único modo capaz de frenar la sequía que sufre gran parte de nuestro país: el tan odiado por los aragoneses y tan deseado por otros trasvase del Ebro.

Sin embargo, este tema no es algo nuevo para los aragoneses. La primera vez en la que se habló de llevar agua de este río a otras partes de España fue en 1974, en concreto, el 11 de febrero de ese año, cuando se presentó en los salones del Gobierno Civil de Barcelona el mayor proyecto trasvasista que hemos conocido, el ‘Acueducto Ebro-Pririneo oriental’, que preveía una inversión de 15.000 millones de pesetas y que pretendía trasvasar 1.400 hectómetros cúbicos de agua cada año a las áreas industriales y densamente pobladas de Barcelona y Tarragona. Este macro proyecto trasvasista que no llegó a realizarse cumple ahora 50 años.

El 12 de febrero de 1974 HERALDO informaba de la presentación del proyecto del trasvase del Ebro a Barcelona.
El 12 de febrero de 1974 HERALDO informaba de la presentación del proyecto del trasvase del Ebro a Barcelona.
HERALDO

HERALDO se hizo eco de esta presentación y explicó en sus páginas que “el acueducto se desarrolla en una longitud de 160 kilómetros entre el río Ebro y la cuenca del Llobregat, a través de las provincias de Tarragona y Barcelona. La toma de aguas se sitúa en el río Ebro, cerca de la población de Benifallet, en el futuro vaso del embalse de Cherta”, puede leerse en el artículo del periodista Ricardo Vázquez-Prada, enviado especial para cubrir este acto. 

“El suministro de los caudales precisos queda asegurado fundamentalmente por los grandes embalses de Mequinenza y Ribarroja, -construidos hacía una década- situados en el propio río Ebro, aguas arriba, que disponen de una capacidad de 1.740 Hm3”, prosigue Vázquez-Prada. “Se prevé transferir este caudal para un horizonte de 30 años; es decir, la obra quedará culminada en el año 2010, pero ya en 1981 podrá Barcelona recibir parte del agua que se desea trasvasar”, añadía.

Inquietud entre los aragoneses

HERALDO recogía igualmente la inquietud de los aragoneses. "No se perjudicará a otras zonas, a las zonas ribereñas del Ebro, pues se trata de aprovechar sólo las aguas sobrantes del río". Las voces de las autoridades de la época iban en ese sentido: "No se van a lesionar los intereses de Aragón; todo lo contrario, se van a respetar por completo”. 

Incluso se mostraba a favor el Gobernador civil de Barcelona, señor Pelayo Eos: "Soy aragonés y por tanto no podría actuar contra mis paisanos. El proyecto se dirige a satisfacer unas necesidades vitales de Cataluña, pero nunca dañará a Aragón, y tampoco a Tarragona, provincia que aprecio por haber vivido allí durante once años", afirmaba. Afortunadamente los aragoneses se movilizaron y el proyecto se paralizó, pero de haber seguido adelante lo habríamos visto concluido ya en el siglo XXI.

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