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Una aragonesa en el terremoto de Japón: "Cortaron la emisión de la tele y la pantalla se quedó en rojo. A los dos minutos lo sentimos en casa"

Natalia Yagüe lleva 25 años viajando al país de su marido, Takasi Aoyama, ha vivido tifones en verano, pero era su primer seísmo.

Natalia Yagüe con su familia en Kobe (Japón) ayer por la tarde.
Natalia Yagüe con su familia en Kobe (Japón) ayer por la tarde.
Heraldo

Natalia Yagüé, una aragonesa casada con el japonés Takasi Aoyama, había viajado a Kobe (Japón) para vistar a sus familiares y en la tarde de Año Nuevo les advirtieron por televisión de que iba a producirse un terremoto en el oeste del país, a la altura de la península de Noto en Ishikawa, dos minutos antes de que sucediera. El objetivo era que la población huyera y se refugiara del seísmo que alcanzó la magnitud 7,6 grados y hasta ahora se ha cobrado 82 muertos.

“Estábamos en casa de mi suegro y yo estaba de espaldas de la tele. Como no entiendo el japonés, no me enteré del aviso de terremoto al interrumpir la emisión y poner la pantalla en rojo. Advertía de que empezaría en dos minutos”, relata Natalia Yagüe, natural de Calatayud. “Anunciaron dónde iba a ocurrir y como estaba a 300 kilómetros de Kobe mi familia no le dio importancia porque allí están acostumbrados. Pero al no contarme nada, yo notaba que se movía la silla y me entraron mareos. Parecía un vértigo y me agarré a la mesa. Me dio mucho miedo porque parecía un súper mareo y me iba a dar algo gordo”.

Natalia Yagüe, la bilbilitana con su marido japonés, Takasi Aoyama, y sus dos hijos Nicolás y Martina, en Kobe (Japón), a 300 kilómetros del lugar del terrremoto del día de Año Nuevo.
Natalia Yagüe, la bilbilitana con su marido japonés, Takasi Aoyama, y sus dos hijos Nicolás y Martina, en Kobe (Japón), a 300 kilómetros del lugar del terrremoto del día de Año Nuevo.
Heraldo

Vivieron ese temblor “de manera muy fuerte”, a pesar de la distancia que les separaba del epicentro. El relato que hacían en la televisión daba la sensación de que “iba a ser más fuerte” porque decían continuamente a la gente que “escaparan” del lugar donde se iba a producir. “Eso daba mucha angustia y hasta mi suegro precisaba que las olas eran de cinco metros para tranquilizarnos. Hasta uno de los presentadores de la tele aparecía con un casco”, relata.

Relato del suceso en directo por la televisión

Sus hijos Nicolás (15 años)y Martina (12), como su marido Takasi, hablan japonés y sabían que esos movimientos eran producto de la inminente llegada de terremoto, tras el anuncio de la televisión japonesa, que cortó la emisión y avisó a los espectadores. “A partir de entonces estuvimos viéndolo en directo y ver la llegada de un terremoto te da mucha impresión. No hacían más que avisar gritando a la gente que huyera rápido de las zonas próximas que mencionaban. Alertaban del lugar exacto y de cómo iban a ser las olas”, relata la aragonesa desde la capital japonesa.

Aun así, reconoce que le daba “un poco de yuyu” conocer segundos antes con tal exactitud las características del terremoto que iban a sufrir al advertir que las olas iban a llegar de cinco metros, aunque mucho más bajas que las del seísmo de Fukushima, que fueron de 15, tuvo una magnitud de 7,4 grados y se produjo el pasado 16 de marzo de 2022.

Ishikawa (Japón), 1 ene (EFE).- El Gobierno de Japón confirmó hoy que hay seis personas atrapadas bajo los escombros de sus casas en la ciudad de Wajima, en el litoral occidental del centro del país, debido al terremoto de 7,6 que tuvo su epicentro muy cerca de la localidad y que ha motivado la activación de alertas de tsunami en buena parte del archipiélago.El ministro portavoz del Ejecutivo, Yoshimasa Hayashi, informó en rueda de prensa que se han enviado efectivos de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) para que asistan en las labores de rescate. IMÁGENES VIRALES DE LA CUENTA EN "X" (ANTES TWITTER) DEL USUARIO @UEKO_0228 DEL MOMENTO DEL SEÍSMO EN ISHIKAWA (ESTACIÓN DE KANAZAWA), EN JAPÓN.
EFE

Yo he vivido más los avisos de los tifones porque ocurren en verano, que es cuando solemos venir”, agrega Natalia Yagüe, que lleva viajando a Japón 25 años. De hecho, esta festividad lleva a que se cierren las empresas, los supermercados y los comercios durante tres o cuatro días. “Por eso este terremoto/tsunami ha conmocionado tanto aquí, por la fecha tan especial”, señala.

La ciudad donde la familia de la aragonesa ha pasado estas Navidades, Kobe, sufrió el terrible terremoto del 17 de enero de 1995, con una intensidad de 6,9 grados, que tuvo unas consecuencias catastrófricas con 6.434 muertos, la destrucción parcial de la ciudad y unas pérdidas estimadas en el 2,5% del Producto Interior Bruto del país.

Takasi lo vivió entonces (en 1995) a tope, un terremoto grandísimo, y por eso están acostumbrados. Se les movió la casa y salieron huyendo de allí. El centro de Kobe se destrozó entero, estuvieron meses durmiendo en colegios, sin gas y sin luz. Tardaron mucho en reconstruir la ciudad”, apunta la bilbilitana. “Eso les lleva a veces a no hacer caso de otros que viven más de lejos”.

Aviso por móvil en la zona afectada

La reacción de las autoridades japonesas les lleva a cortar la televisión para informar a todo el país, pero en la zona donde se va a producir incluso lo hacen a través de los móviles. De hecho, Natalia recuerda que de los tifones vividos en verano también les avisan de esa manera para que huyan y se refugien, tras informarles de la intensidad y el tiempo que va a tardar en producirse.

A los dos minutos de avisar este terremoto por televisión lo sentimos nosotros en casa”, apunta la aragonesa. “Creen que esta vez se les escapó un poco el aviso y por eso tuvieron esos muertos (de momento 82) o bien quizás eran mayores que no pudieron huir. Una vez que se avisó del terremoto, luego ya se pudo precisar el tsunami al informar sobre las olas más altas que se iban a producir, cuantos metros iban a entrar...”.

Europa Press

El seísmo ocurrido el día Año Nuevo fue sobre las 16.00 horas de Japón (8.00 en España) y todavía había luz vespertina porque hasta las 17.00 no anochece. “Estaban esperando la gran ola y se quedó todo a oscuras porque se apagaron todas las luces y el gas para evitar incendios. Aun así, algunos se produjeron y no han podido controlarlos. Mucha gente se han quedado sin sus casas”, describe la aragonesa. “De hecho, la mayoría de las evacuaciones fueron por los incendios más que por haberse caído algunas casas. Aquí no hay calefacción por tubería de gas y todo lo tienen por estufas para evitar estos accidentes, como la electricidad, que tienen por postes. Están preparados para los terremotos para evitar incendios pero también hay”.

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