Tercer Milenio

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Perspectivas

Carmina Puyod: "Tenemos que trabajar por una alfabetización en cultura científica, para no caer en engañabobos"

Desde la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza, riega con mimo un ecosistema favorable a la divulgación de la ciencia.

Carmina Puyod, responsable de la la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza
Carmina Puyod, responsable de la la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza
Oliver Duch

Periodista especializada en comunicación y divulgación de la ciencia, Carmina Puyod (Ejea de los Caballeros, 1966) coordina la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza desde 2008. Cuida con mimo un ecosistema tan favorable a la divulgación en el campus que ha alumbrado el grupo de monologuistas RISArchers.

¿Qué cabe dentro de esa mochila que llamamos cultura científica y porqué la necesitamos para andar por el mundo?
En esa mochila tienen cabida todas las preguntas que nos podemos hacer sobre el porqué de las cosas, tiene cabida toda la cultura, sin diferencias, porque la ciencia es cultura. Y hace falta porque si conseguimos entender mejor el mundo que nos rodea, tendremos un pensamiento más crítico para tomar nuestra propias decisiones y opinar con argumentos, en definitiva, seremos más libres. Manuel Toharia, al que admiro tanto, ironiza diciendo que no habría tantos engañabobos si no hubiera tantos bobos que engañar.

¿Qué responsabilidad tienen en ello las universidades?
Tenemos que intentar caminar hacia una sensibilización de la sociedad. Las universidades tenemos cierto deber, la obligación de trasladar todo ese conocimiento que se genera en el campus –esa torre de marfil que cada vez lo es menos–, de salir al encuentro de la ciudadanía, para poner en valor la ciencia, la investigación, para despertar también vocaciones científicas en los más jóvenes y sin duda para contribuir a crear un pensamiento crítico en cada integrante de la sociedad.

Noticias falsas, ‘deep fakes’ mediados por inteligencia artificial (IA), parece que se van a poner más difícil diferenciar lo verdadero de lo falso.
Es un problema muy complejo, si ya es difícil contrarrestar tanto negacionismo, con la IA la situación puede agravarse. Pero precisamente ahí es donde, desde las universidades y centros de investigación, tenemos el deber de hacer frente a estas situaciones y trabajar en pro de una alfabetización en cultura científica, a favor del conocimiento para no caer en los engañabobos. Especialmente con la población más joven.

¿Cómo influyen los desafíos globales –reflejados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, tales como el cambio climático, la pandemia de covid-19 o los efectos desiguales de las tecnologías digitales– en la percepción de la ciencia por parte de la ciudadanía?
La pandemia supuso un punto de inflexión, la ciudadanía mira con otros ojos y busca la información científica en las propias personas expertas, en voces autorizadas. A su vez, con la pandemia, el periodismo científico se ha hecho mayor, adulto. Creo que la sociedad confía en las instituciones o entidades que generan conocimiento y es necesario apoyar ese trabajo de visibilización que, en nuestro caso, se realiza desde la Unidad de Cultura Científica (UCC) en colaboración con los gabinetes de comunicación de los distintos centros.

¿A qué distancia está la universidad de la gente de la calle?
En los 15 años de existencia de la UCC, desde nuestra universidad se ha hecho un gran esfuerzo por que estas distancias sean cada vez más cortas. Un gran reto es salir al encuentro de todos, en un contexto muy amplio, no solamente de los habituales a los que generalmente llegamos, como escolares y jóvenes, sino también públicos más alejados, desde población de centros penitenciarios a niños hospitalizados o el medio rural, lo hacemos ya, pero tenemos que intensificarlo, lo agradecen muchísimo y la respuesta es increíble. También hemos intentado ofrecer a nuestros científicos y científicas herramientas, formatos y nuevos lenguajes –desde los monólogos a los documentales– con los que sentirse cómodos para acercar años de estudio y conocimiento a la ciudadanía.

Faltan perfiles formados en ciencia y tecnología para una sociedad cada vez más digital. ¿Cómo ve a las jóvenes generaciones?
Esta sociedad de querer todo rápido y fácil pesa en los jóvenes al optar por un bachillerato u otro en sus institutos. A veces, la ciencia se ve como inalcanzable y también desde las instituciones tenemos que trabajar por romper con esos estereotipos, que son contraproducentes. La campaña ‘Soy científica, vivo en tu barrio’ muestra que las científicas no son unas heroínas, unas cerebritos ni unas frikis sin vida social. Tenemos que romper con esa idea de que la ciencia es solo para unos cuantos.

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