¿Cómo llamar a la suerte en Aragón para que nos toque la lotería? Estas son algunas tradiciones con vistas a tener fortuna

Tirar piedras en caminos o lanzar monedas al agua son algunas tradiciones de la comunidad aragonesa con las que se ha llamado a la suerte durante generaciones desde hace siglos.

Lotería de Navidad en Aragón
Lotería de Navidad en Aragón
K. U.

Pasar el décimo por determinadas partes del cuerpo, como una calva, una joroba o la barriga de una embarazada, comprar un número determinado o llevar algún amuleto o estampita son algunas de las supersticiones que rodean el sorteo de lotería más importante del año: el Sorteo de Navidad que se celebra este viernes. 

Sin embargo, Aragón tienen sus propios rituales para llamar a la suerte. Algunos son comunes en el mundo entero y otros son únicos y se remontan siglos atrás. Estos son algunos de ellos.

Lanzar monedas en las fuentes

Lanzar una moneda en una fuente, en un pozo o en un estanque no es una tradición únicamente aragonesa pero cientos de personas en la comunidad no pueden resistirse a ver agua estancada sin tirar algo dentro, y se rascan los bolsillos para depositar las piezas más prescindibles de sus monederos. Así, si nos asomamos en algunas de ellas, podemos ver desde monedas de pocos céntimos hasta piezas de un euro depositadas en el fondo.

El objetivo de esta práctica es pedir un deseo y confiar en que, al tirar la moneda al agua, se cumplirá. El origen de esta superstición no está claro y podría estar en la cultura romana. “Los romanos pensaban que en el agua estancada y en las fuentes vivían algunas divinidades por lo que echaban monedas al agua para pedir a estos dioses que les protegieran y les diesen fortuna”, dice el escritor y experto en la cultura popular aragonesa, José Antonio Adell.

"Los romanos pensaban que en el agua de las fuentes vivían algunas divinidades y echaban monedas para pedirles que les protegiesen y les diesen fortuna".

En algunas fuentes de Zaragoza es posible ver algunos ejemplos de esta tradición, aunque suele ser cuando visitamos algún otro lugar o monumento y cuando vemos a otras personas hacerlo, cuando nos asalta el impulso de tirar, nosotros también, monedas al agua. La fuente de la plaza de San Juan de los Panetes suele tener siempre alguna moneda. Pasa lo mismo con las fuentes del palacio de la Aljafería de Zaragoza. 

Sin embargo, el espacio que se lleva la palma en estas fechas es sin duda el Belén de la plaza del Pilar. El riachuelo que lo atraviesa se llena de monedas que los visitantes lanzan a su paso y que los operarios municipales tienen que recoger y limpiar, por lo que desde el Ayuntamiento se recomienda a los ciudadanos que no contribuyan a esta práctica. 

Fuera de nuestras fronteras y en la cuna del mundo romano está la famosa 'Fontana di Trevi', es el ejemplo más famoso y más internacional de este ritual. Aquí la tradición dicta que la moneda se tiene que lanzar de espaldas, con la mano derecha y sobre el hombro izquierdo. Cada día se recogen en este monumento más de 3.000 euros en forma de moneda que lanzan los visitantes dentro del agua y que se reparten a entidades sociales. 

En la 'Fontana di Trevi' se recogen más de 3.000 euros al día en monedas que los turistas lanzan al agua.

Otro ejemplo más cercano es el de los Jameos del Agua, en Lanzarote, donde se prohibió a los turistas lanzar monedas ante el deterioro medioambiental y el daño a las fauna autóctona que estaba causando esta práctica.

Son tradiciones paganas que se cristianizaron en mucho lugares y prueba de ello son las monedas que se echan en las capillas de algunos templos para pedir la protección de determinado santo. Es una especie de ofrenda”, explica Adell.

Por lo que, si queremos llamar a la suerte para que toque la lotería esta sería una de las maneras. Lanzar una moneda a una fuente y pedir un deseo o echarla en el cepillo del santo de nuestra devoción y solicitarle una ayuda a las más altas esferas.

Lanzar piedras y hacer montículos de cantos

Sin embargo, en Aragón “en lugar de monedas lo que se tiraba tradicionalmente eran piedras. Hay una gran tradición en este sentido en diferentes pueblos de la comunidad”, afirma el escritor. En concreto, uno de los más famosos en este sentido es Fraella, en los Monegros. Allí se encuentra ‘La piedra de los deseos’. 

Monte de Fraella
Monte de Fraella
José María Paraled

“Se trata de una roca que tienen una hendidura. La gente lanza piedras al pasar y si se quedan dentro de la oquedad, el deseo se cumplirá”, señala. “Es un ritual que se ha hecho desde siempre en esta localidad, aunque no único y en otros muchos puntos de Aragón hay tradiciones relacionadas con las piedras y la suerte”, continua Adell.

En concreto, un ritual que se sucede en diferentes lugares es el de hacer montículos junto a algún cruce de caminos hechos con las piedras que lanzan sus vecinos al pasar. Son los denominados 'crucelós'. Las piedras de crucelós son guardianas de ancestrales ritos de fertilidad. Una ofrenda que, además de satisfacer a los muertos, tiene el poder de atar el espíritu de los difuntos a la tierra según la tradición. 

Uno de estos crucelós es el de Adahuesca, en el Somontano. “En esta localidad oscense, cada 20 de mayo se sube en romería y los vecinos rezan un responso por las abuelas que sobrevivieron a la peste que azotó Sevil y que están enterradas allí, según cuenta la leyenda local. Después, todo el mundo coge una piedra y la lanza al montículo en señal de recuerdo pero también para pedir su protección”, recuerda Adell.

Otras localidades aragonesas con piedras de crucelós son Castejón del Puente con su ‘Piedra del Pollero’, Chalamera con el 'Montón del Fraile' o Borja, que tiene un montículo de piedras en el camino al Santuario de la Misericordia donde dicen, está enterrada la cabeza del mismo diablo.

“La tradición de tirar piedras o monedas como ofrenda para pedir la protección o demandar que se cumpla un deseo a determinadas divinidades, santos o difuntos es algo que ha ido siempre unido en Aragón. Son tradiciones que guardan una gran similitud, aunque algunas de ellas, como las de lanzar la moneda al agua, posiblemente de origen romano, se ha extendido por todo el mundo para llamar a la suerte y la fortuna”, concluye el escritor.

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