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Paciente de covid persistente: "Pasamos un auténtico calvario, un peregrinaje de consulta en consulta"

Ascensión Ezquerro, de 52 años, se contagió de coronavirus el 14 de abril de 2020. "De la noche a la mañana pierdes tu salud, tu vida social, laboral, familiar...", reconoce.

Ascensión Ezquerro, en un parque cercano a su domicilio, en Zaragoza.
Ascensión Ezquerro, en un parque cercano a su domicilio, en Zaragoza.
Toni Galán

Ascensión Ezquerro, de 52 años, recuerda a la perfección cuándo se contagió de covid: el 14 de abril de 2020. "Fue el día que cambió mi vida". Trabajaba como enfermera en el centro de salud Almozara y en plena primera ola de coronavirus ella, al igual que el resto de profesionales sanitarios, debían atender esta patología, desconocida hasta entonces, casi sin medidas de protección.

"Ya no pude regresar a casa en bici", relata. El cansancio extremo se apoderó de su cuerpo. "Fue como saltar de un avión sin paracaídas. De la noche a la mañana pierdes tu salud, tu yo, tu vida social, laboral, familiar… Y cuando pides ayuda, todo el mundo te cierra la puerta", resume. Lleva desde entonces conviviendo con fatiga, dolor de cabeza todos los días, dolor neuropático, insomnio, disautonomía con intolerancia ortostática y alteración cognitiva.

"Lo que pasamos es un auténtico calvario, un peregrinaje de consulta a consulta. Pensé que lo que me pasaba se resolvería en 15 días, luego en tres meses, después en seis… He estado mucho tiempo enfadada conmigo misma, con el sistema y con el mundo en general; y ahora estoy en la fase de aceptación, después de casi cuatro años". Un proceso duro:"He llegado a escuchar que lo que tenía que hacer era animarme".

"Yo era una persona activa, trabajadora, deportista, corría, jugaba al pádel. En el Hospital del Mar, en Barcelona, tenían un proyecto de marcha nórdica orientado a pacientes con covid persistente. Y decidí probar. Es duro, pero necesito vivir", resume. También participa en el estudio que impulsa el Grupo de Investigación en Salud Mental en Atención Primaria del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, dirigido a pacientes con covid persistente con una intervención psicológica con ‘mindfulness’ y reentrenamiento de la amígdala y la ínsula.

Tras el contagio estuvo seis meses de baja. Notó una ligera mejoría y se reincorporó al trabajo: "Pensé que me había recuperado, pero a la semana se desencadenaron todos los síntomas y aguanté hasta que no me pude levantar de la cama”. Desde el 30 de enero de 2021 no ha podido volver a trabajar: "Es una situación difícil. Estamos en un limbo asistencial, burocrático, jurídico… complejo".

"Me he recorrido todas las consultas de España, no solo de Aragón, donde sabía que había un profesional empático y que miraba a la enfermedad de frente, con un abordaje integral de la enfermedad de covid persistente". Aunque, según asegura: "Sigo sin saber todavía gestionar los síntomas, no es fácil. El sistema nervioso es el órgano más desconocido del cuerpo por la dificultad y complejidad de su abordaje".

Su lucha, como la de muchos afectados, es "conseguir una atención digna y recuperar nuestras vidas": "Hace falta que los pacientes seamos evaluados, valorados y acompañados en el proceso por el mismo profesional, que se acabe el peregrinaje, que no se dupliquen las pruebas diagnósticas y se aprenda sobre la enfermedad".

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