El voluntariado como herramienta para apoyar y comprender mejor a las personas con discapacidad
Diez jóvenes europeos, de edades comprendidas entre los 18 y los 28 años, colaboran con Atadi en los diferentes centros ocupacionales que la entidad tiene distribuidos por Alcorisa, Andorra, Cantavieja, Mora de Rubielos y Teruel.
"Para mí hacer un voluntariado significa apoyar a la sociedad y vivir una situación fuera de lo habitual. También es una posibilidad de tener experiencias laborales que guarden relación con el trabajo social. Elegí Atadi por el concepto que tienen de la integración social de personas con discapacidad intelectual. A mí me parece que la integración de personas con discapacidades forma gran parte de nuestra responsabilidad como ciudadanos para conseguir un mundo con menos desigualdades". Esta es la razón por la que la joven alemana Lucía Mönkemeyer decidió participar en un proyecto de voluntariado que forma parte del Cuerpo Europeo de Solidaridad gestionado y financiado por la Comisión Europea.
Una iniciativa en la que participan diez jóvenes que van a realizar tareas de voluntariado en los centros ocupacionales de Atadi ubicados en Andorra, Cantavieja, Mora de Rubielos, Teruel y Alcorisa, localidad elegida por Lucía porque ella nunca había estado en la provincia de Teruel y pensaba que "mi acogimiento iba ser más gratificante en un medio rural que en una ciudad grande. !Y porque Teruel existe!".
Atadi participa desde hace años en proyectos de voluntariado europeo, que han permitido que numerosos jóvenes vivan esta experiencia en la provincia de Teruel. "En este caso, la estancia de ocho de los participantes será de seis meses, mientras que otros dos permanecerán en Atadi tres y dos meses, respectivamente. Son jóvenes que llegan a España de la mano de organizaciones acreditadas por el programa en sus respectivos países, que les aportan formación, apoyo y asesoramiento para facilitar el desarrollo del proyecto", explican desde la entidad.
La mayoría de los voluntarios no han trabajado antes con personas con discapacidad intelectual, pero todos están seguros de que aprenderán mucho de esta experiencia. Entre ellos, el austriaco Simon Kraml, que espera "conocer mejor a las personas, disfrutar de este tiempo con ellas y aprender juntos".
Una opinión compartida por Riine Tammann, una joven procedente de Estonia que recuerda que para ella el voluntariado "va más allá de dar sin esperar nada a cambio. Es una aventura desafiante que constantemente me saca de mi zona de confort. Es un viaje de autodescubrimiento en el que descubro aspectos de mí misma que estaban ocultos", indica.
En su caso, eligió Atadi porque siente una "una profunda pasión por trabajar en organizaciones que respaldan a personas con discapacidades intelectuales. Mi elección está impulsada por el deseo sincero de marcar una diferencia significativa en sus vidas, reducir el estigma y promover la inclusión. Esta decisión me brinda un profundo sentido de propósito, realización personal y crecimiento profesional, al mismo tiempo que contribuye a una sociedad más compasiva y solidaria".
Un sentimiento que también ha embargado a la francesa Mandy Birgel, quien desempeña su voluntariado en Atadi Maestrazgo y se decantó por esta entidad debido a "sus valores de inclusión y su ambición. Dos razones que me han impulsado a participar en este proyecto increíble".
En lo que también coinciden unos y otros es en que se trata de una experiencia que siempre van a recordar, gracias a la implicación de los trabajadores de Atadi y, sobre todo, de los usuarios les están enseñando a ver la vida de otra manera, con otros valores y formas de entender que querer es poder.
