terremoto 

Un empresario aragonés en Tánger: "Hay un pueblo donde han fallecido 1.600 personas, porque son todo casas de barro"

El empresario aragonés Antonio Gil, que reside en Tanger, destaca la respuesta solidaria de todo el país y de empresas españolas con los afectados del terremoto de Marruecos.

El empresario aragonés Antonio Gil, en Tanger (norte de Marruecos), donde vive hace una década.
El empresario aragonés Antonio Gil, en Tanger (norte de Marruecos), donde vive hace una década.
Heraldo

"Los marroquíes son la segunda comunidad en Aragón, es nuestro país vecino y muchas empresas españolas tienen fábricas o explotaciones agrícolas aquí", destaca el empresario aragonés Antonio Gil, residente en Tánger desde hace una década, para justificar todas las ayudas solidarias procedentes de Aragón y España a Marruecos tras al devastador terremoto ocurrido el pasado viernes. "Yo como cristiano siempre recomiendo la caridad y la solidaridad con los desamparados", agrega ante el suceso que ya acumula más de 2.900 muertos.

En su ciudad no se notó el terremoto, que se sintió sin embargo en ciudades como Sevilla o Granada, pero enseguida recibió llamadas la noche del viernes para avisarle. "Lo de Marruecos es como el seísmo que pasó en Asís (Italia), en 1997, que se derrumbó la basílica y medio pueblo porque son construcciones antiquísimas. Lo mismo ha ocurrido con una antigua mezquita de Marrakech, construida en adobe y que se ha caído, así como en los pueblos pequeños de montaña, en la cordillera del Atlas", dice comparando los dos terremotos.

Gil, quien conoce bien la historia de Marruecos, rememora lo que se vivió en Agadir en 1960, donde un seísmo de magnitud 5,8 en la escala de Richter destrozó esta ciudad de la costa atlántica, que luego fue reconstruida dos kilómetros al sur de su localización anterior. "Marruecos puede recuperar los pueblos destruidos al sur de Marrakech y en el Atlas como ya hicieron con Agadir, una ciudad nueva desde entonces", indica.

​"El terremoto se ha cebado con el sur de Marrakech y norte de Agadir, que son todo casbas y construidas en barro"

Al conocer que al principio hubo solo quince muertos en Marrakech y tres en la provincia de Casablanca, el empresario aragonés tiene claro que "en las zonas donde hay construcciones modernas no les ha afectado". "El efecto del terremoto se ha centrado al sur de Marrakech y norte de Agadir, que son todo casbas y construidas en barro. Había un pueblo donde han fallecido 1.600 personas, que era el 25% de la población, porque se ha caído entero", precisa.

Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español trabajan en las tareas de búsqueda y rescate, este lunes en Anougal (Marruecos)
Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español trabajan en las tareas de búsqueda y rescate, este lunes en Anougal (Marruecos)
Spanish Emergency Military Unit

Apoyos de España, Reino Unido, Emiratos y Qatar

La diferencia fue que cuando Agadir quedó arrasada, el Ejército francés y la Sexta Flota de Estados Unidos ayudaron a aquel Marruecos de Mohamed V. Y en este terremoto, con Mohamed VI, el apoyo no llega de Francia sino que lo aportan sus amigos europeos y árabes: España, con la Unidad Militar de Emergencias (UME), Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

"El ejército marroquí ya ha montado su campamento y un hospital militar, con 24 médicos y 48 enfermeras, al lado del epicentro que está en Al Haouz. Han participado en muchos desastres", incide Antonio Gil, quien confía en el Gobierno marroquí y resta importancia a que el rey Mohamed VI estuviera en París cuando se produjo el desastre.

Efeecto de solidaridad desde Tánger 

Este aragonés ejerce como asesor para empresas españolas que se instalan en el país vecino y también de inmigración para los marroquíes. Poco después del suceso, Antonio Gil destaca "el efecto solidaridad" que están viviendo estos días en Tánger, situada cerca de la frontera con España, en Ceuta. Los ofrecimientos para cargar camiones con ayuda humanitaria "se multiplican" en el norte de Marruecos, desde donde se prepara todo el material donado para hacérselo llegar a las víctimas del terremoto, situadas al sur de Marrakech y en la zona montañosa del Atlas.

"La compañía española Transmediterránea ha aprobado poder trasladar camiones desde España y eso es muy importante", valora el empresario aragonés, buen conocedor de la frontera entre los dos países vecinos y de la conexión por barco. La naviera ha puesto su flota al servicio de ayuda a Marruecos con una "prioridad absoluta" en el embarque de ambulancias, equipos de bomberos y unidades de rescate para atender las necesidades provocadas por el suceso.

Gil detalla que entre los dos países están compartiendo casi un 35% de la economía marroquí porque las empresas españolas como El Corte Inglés, Zara o el Grupo ACS, de Florentino Pérez, se han instalado en el norte de Marruecos, alrededor de Kenitra, una población que da al Oceano Atlántico y está situada al lado de la capital, Rabat.

El efecto económico ligado al turismo no parece que se vaya a notar todavía, según comenta este aragonés residente en el país vecino. "Incluso ahora se ven turistas en los hoteles de Marrakech, una ciudad unida por avión con Zaragoza, o en los grandes resorts de Agadir", señala. 

Fondo de ayudas para las viviendas 

"Aquí se utilizó el tiempo de la pandemia para limpiar las zonas turísticas, hicieron jardines o arreglaron muchas fachadas. Dudo mucho que se tarde mucho en arreglar el terremoto porque ya han creado un fondo especial de ayuda a las viviendas en el Consejo de Ministros (del Gobierno marroquí)", apostilla.

En el año 2004, vivieron otro seísmo en Alhucemas, al norte del país y ligado al mar Mediterreáno, y entonces el rey Mohamed VI fue a visitar a sus habitantes. "El tema sísmico lo tenían menos controlado que ahora en su reglamentación de las construcciones y fue tremendo (15.000 personas quedaron sin hogar y 631 perdieron la vida)", recuerda.

El empresario aragonés recuerda lo que supuso entonces la "autoconstrucción" de las viviendas, que se modificó paulatinamente. Aunque dos décadas después, esas construcciones de adobe y barro siguen vigentes al sur del país, en los pueblos del Atlas, que han sido los más afectados por el terremoto

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