desde aragón
Marroquíes en Zaragoza tras el terremoto: "Mi familia ha dormido en la calle y tiene miedo de que haya una réplica"
La noche del viernes tras el seísmo que ha devastado una parte de Marruecos ha sido de llamadas para contactar con los allegados y saber si estaban bien.
Amine Hachimi tiene 46 años y lleva 13 viviendo en Zaragoza, donde vino porque conoció a una aragonesa, que hoy es su esposa, en Marruecos. "Nos conocimos allí en un viaje que ella hizo por vacaciones", cuenta. Así terminó echando raíces en Aragón. Este sábado apenas ha dormido una hora porque desde que sus amigos zaragozanos le avisaron de que se había producido un terremoto en Marruecos y su ciudad, Marrakech, había sido una de las más afectadas, no se ha despegado del teléfono.
En Aragón viven 18.700 personas de origen marroquí, el segundo colectivo extranjero más amplio, seguido de los procedentes de Rumanía. El terremoto alcanzó la magnitud 7 y se produjo a las 23.11 hora local (22.11 GMT del sábado). Las víctimas mortales van aumentado hora a hora con unas primeras estimaciones que ya superan el millar.
"Estaba trabajando y empezó a sonar el móvil", ha recordado a última hora de la mañana mientras tomaba un té con unos compatriotas en el restaurante Idolan de Zaragoza. Las conversaciones de la mayoría de las mesas giraban en torno a la catástrofe y las imágenes que llegaban desde su país. A él le tocaba el viernes turno de noche en una industria del sector del automóvil zaragozana y los mensajes le avisaron de lo sucedido. Inmediatamente trató de contactar con su familia. Allí viven sus padres, hermanos y otros familiares. "Tardé 10 o 15 minutos en localizarlos", recuerda. Un tiempo que se le hizo eterno porque "piensas que les ha pasado algo", dice. Una vez que logró hablar con ellos y supo que estaban bien pudo trabajar más tranquilo, pero su cabeza sigue allí.
Da gracias porque no les haya ocurrido nada, ya que en muchos hogares el temblor cogió a las familias durmiendo, aunque están asustados. "Mi familia ha dormido en la calle y tiene miedo de que haya una réplica", ha confesado. Su vivienda, de construcción moderna, se mantuvo en pie, pero "se cayó todo lo que había en una vitrina", entre otras cosas, pone como ejemplo de sus efectos, antes de que salieran a ponerse a salvo. Su familia se estaba preparando para cenar cuando ocurrió.
Recién llegados de vacaciones de su país
A algunos marroquíes el terremoto no les cogió allí por poco, ya que acababan de volver de vacaciones. Najib Bardou tiene 40 años y más de la mitad de su vida la ha pasado en Zaragoza. "He estado tres meses allí, volví la semana pasada en el vuelo desde Marrakech a Zaragoza", cuenta junto a su amigo. Sus familiares residen en otra parte del país donde no ha afectado el seísmo, pero sigue al minuto las noticias que llegan desde allí.
Al teléfono estaba también la pasada noche Abdelhadi Rami, propietario del restaurante Casa de Cuscus de la capital aragonesa, que lleva 33 años en España. Su familia se encuentra a unos 60 kilómetros del lugar del siniestro, en la ciudad de Kenitra. Allí se había sentido el temblor, pero sin daños personales, según le han contado.
Hacía solo una semana también que había regresado de vacaciones en su país con su mujer y tres de sus cuatro hijos. Su hija decidió quedarse allí un poco más para alargar las vacaciones y celebrar que "se acaba de graduar en Trabajo Social", cuenta a las puertas del establecimiento. La joven, de 23 años, nacida en Zaragoza como sus hermanos, le contó sobre el momento del seismo que estaba cenando en un restaurante y empezó a caerse todo mientras la gente corría para salir a la calle.
"La gente pasó toda la noche en la calle", ha contado, aunque su hija prefirió hacerlo en su casa. Cree que es necesario modernizar las construcciones antiguas para evitar que esto ocurra.
