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¿Cuáles son los lugares más frescos de Zaragoza para sobrevivir a la nueva ola de calor?

La topografía, la densidad de construcción, la vegetación o la reflectividad de los materiales son algunos de los elementos que causan diferencias de grados entre distritos en la ciudad.

Vistas al Parque Grande y al barrio de Romareda desde el Batallador
Vistas al Parque Grande y al barrio de Romareda desde el Batallador, en una imagen de archivo.
Laura Uranga

Máximas de hasta 43 grados en Zaragoza y por encima de los 40 en Huesca y Teruel. Esta es la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología a partir de este miércoles en Aragón coincidiendo con una nueva ola de calor.

Ante unas próximas jornadas de altas temperaturas -en la que se activarán todos los servicios municipales que participan en el dispositivo implicado en la detección de personas en riesgo para su atención- cabe preguntarse cuáles son los lugares de la capital aragonesa más frescos, donde tomarse un respiro. Y es que puede haber diferencias de temperaturas de hasta 6 grados dependiendo de los barrios, según apuntan estudios sobre el clima urbano. Asimismo, la diferencia de temperatura media anual entre el centro de Zaragoza y la periferia es de 1,6ºC, siendo en general de una magnitud de 1 grado en todo el entramado urbano, tal y como se recoge en un informe del Consistorio sobre el clima (años 2020-2021).

La topografía, la densidad de construcción, la vegetación o la reflectividad de los materiales son algunos de los elementos que causan esas diferencias de grados (o "disimetría") entre distritos. Por ejemplo, las zonas que primero reciben el cierzo son todos los barrios situados en la parte suroeste, es decir, Valdespartera, Rosales del Canal y Arcosur. ¿El motivo? Son zonas más abiertas, con menos edificios y más distancia entre ellos.

En cuanto a las islas de calor urbanas, barrios con una elevada densidad de edificación, construidos en su mayor parte en los años sesenta y setenta del siglo pasado, registran temperaturas medias anuales 1 grado por encima de los de las zonas rurales. Es el caso, por ejemplo, del barrio de Las Delicias. No obstante, el juego de sombras que generan los edificios y la absorción de radiación por parte de estos hacen que el calor se atenúe en las horas centrales del día.

También en el centro se pasa calorina: los espacios más cálidos se encuentran en el entorno de plaza de España, Coso, avenida de Madrid, Gran Vía, Goya y la intersección de Camino de las Torres y Miguel Servet. "En el centro de Zaragoza se configura una marcada isla de calor, que se extiende hacia los barrios de Las Delicias y Las Fuentes y también se ha identificado que pasa a la margen izquierda, sobre todo, al Arrabal y el Actur”, informaban hace unos años desde la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Consistorio.

Mientras, lejos del centro el ambiente es más benévolo. Zonas como La Paz-Torrero o el barrio de San Gregorio, 100 metros más altas que las áreas próximas a la ribera del río, son siempre más frescas, sobre todo en verano. A estas hay que sumar Miralbueno, Valdefierro y Parque Goya.

Asimismo, en las grandes zonas verdes de la urbe se aprecía un descenso de las temperaturas, en particular en el Parque Grande José Antonio Labordeta o el Parque el Agua (tal y como reflejan los valores promedio de los sensores localizados en sendos lugares) ya que existe una mayor proporción de vegetación y superficies permeables.

Las orillas de los ríos son entornos también más frescos y es que, a medida que el agua se evapora, recoge el calor de la superficie, regulando así la temperatura de la atmósfera. En Zaragoza, algunos refugios climáticos improvisados pueden ser la ribera del Ebro, en alguno de los tramos con árboles; el Canal Imperial o el curso del río Huerva. O en Santa Isabel, donde el Gállego genera una brisa más fresca.

Fuera de la ciudad, las zonas de huerta son también más frescas; es el caso del entorno de Movera al este y el tramo entre el Galacho de Juslibol y Alfocea al oeste. Frecuente es ver aún a vecinos de Juslibol que sacan sus sillas al portal de sus casas para pegar la hebra con sus vecinos en noches tropicales, tal y como se repite en muchos municipios aragoneses durante el verano. Además, en las áreas rurales la humedad es en promedio un 25% superior a la existente en el corazón urbano, lo que también puede suponer un alivio contra el bochorno.

Lo que está claro es que los procesos de urbanización modifican de forma significativa el clima de las ciudades, haciendo que la temperatura en el interior de las mismas sea superior que en el periferia no urbanizada.

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