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Arqueóloga canadiense en Belchite: "Llevo mucho tiempo estudiando el mudéjar y por fin puedo tocarlo"

Un grupo de 16 arqueólogos y estudiantes de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido participan en un campo de trabajo en el pueblo viejo de Belchite para tratar de esclarecer su pasado medieval.

Imágenes del campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
Campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
M.O.

Vienen del otro lado del mundo atraídos por el gusanillo de la arqueología y con la intención de desvelar algunos enigmas del pasado medieval del pueblo viejo de Belchite. Son 16 arqueólogos y estudiantes de Arqueología y Antropología provenientes de Canadá, Estados Unidos y Reino Unido que, durante todo el mes de agosto, participan en un campus arqueológico organizada por el consistorio belchitano a través de su Fundación Pueblo Viejo y la Asociación Española de Arqueología Militar.

Acaba de comenzar el primer turno de este proyecto, del 1 al 15 de agosto, con la participación de la mitad de estos especialistas. Dentro de 15 días habrá un relevo y 8 nuevos profesionales y futuros arqueólogos internacionales seguirán el trabajo iniciado por sus colegas hasta final de mes.

"Estos arqueólogos y estudiantes extranjeros llevarán el nombre de Belchite por todo el mundo"

La fundación les proporciona el alojamiento, una casa en el mismo municipio, pero el resto de gastos, viaje y manutención, corre a cargo de cada uno de los participantes, y supone entorno a 1.000 y 1.500 euros para los que vienen desde más lejos. Un esfuerzo importante que da muestra del gran interés que despierta esta iniciativa entre los profesionales de fuera de nuestras fronteras. "Hay más demanda que oferta y se ha quedado gente fuera porque no había más plazas. Tenemos lista de espera", confirma Carmelo Pérez, alcalde de Belchite

"Es increíble que gente de otros países esté dispuesta a venir a trabajar en nuestro pueblo de manera voluntaria para ayudarnos a descubrir su pasado. Es fantástico e inexplicable al mismo tiempo", señala. "Que los de fuera valoren tanto lo que tenemos, más que muchos de aquí, que lo desconocen y lo infravaloran, nos hace sentirnos orgullosos", afirma. Además, "de vuelta a sus casas, se llevarán el nombre de Belchite por todo el mundo", apunta Pérez.

Todas estas actuaciones tienen dos objetivos principales: "Por un lado acondicionar una nueva zona que formará parte del recorrido de las visitas que se realizan en el pueblo viejo; y, por otro lado, recuperar una información del pasado medieval que desconocemos de nuestro municipio", informa el primer edil.

Un sueño cumplido

La arqueóloga canadiense Madison Haine es una de las participantes en este campo de trabajo. Esta joven de 23 años que reside en Toronto y ha estudiado la cerámica mudéjar en profundidad se encuentra 'fascinada' por el entorno en el que está excavando. "Yo lo llamo la ‘mudejarquitectura’”, desvela, acuñando un nuevo término para "todos los vestigios del periodo histórico en el que convivieron las culturas cristiana, musulmana y judía en un territorio como Aragón", explica Haine. 

Imágenes del campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
La arqueóloga canadiense Madison Haine en el campus arqueológico del pueblo viejo de Belchite.
M.O.

Esta arqueóloga ya había oído hablar de Belchite dentro de este contexto mudéjar pero, para ella "estar aquí es un sueño. Llevo mucho tiempo estudiando sobre esto y ahora por fin puedo verlo y tocarlo, la cerámica, el suelo, la arquitectura", dice, extasiada. Por ahora, está sacando a la luz el pavimento original, pero en el proceso "estamos encontrando muchos fragmentos cerámicos de muchos colores y formas. Hay una montaña de información en todos ellos", informa. 

"Para mí la historia es un puzle y la cerámica es la pieza del rompecabezas. Estos fragmentos pueden ser la clave de la historia del pueblo. Me siento un poco como Ulises en la Odisea, estoy en un viaje épico por la historia", señala la canadiense.

"Los fragmentos de cerámica que encontramos pueden ser la clave de la historia de Belchite".

Para su colega Leon Jagels, norteamericano de 25 años, natural de la ciudad de Nueva York pero hijo de madre española, su estancia en este campo de trabajo es "una manera de bucear en mi propia historia, en mis orígenes. Me siento afortunado y orgulloso de estar aquí", dice. "Como arqueólogo estoy haciendo lo que me gusta y además, me siento en casa", continúa este joven que quiere hacer su doctorado en España. "Estamos encontrando una gran cantidad de fragmentos cerámicos mudéjares pero también más modernos, porcelana de uso cotidiano de la época de la Guerra Civil que fue abandonada tras el asedio", desvela Jagels.

Imágenes del campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
El arqueólogo norteamericano Leon Jagels en el campus arqueológico del pueblo viejo de Belchite.
M.O.

Sacar a la luz el empedrado original

Este año los trabajos se centran en la limpieza de tierra y maleza de la calle de San Roque, desde la plaza del Salvador hasta el arco de San Roque, para sacar a la luz el empedrado original de la villa, que según los expertos data del siglo XVI. "Sabíamos que la plaza estaba empedrada pero no sabíamos hasta donde llegaba este suelo medieval y nos pusimos sacarlo a la luz", dice Carmelo Pérez. 

Además, el arco de San Roque tiene una gran importancia histórica para la villa, ya que por fue por esta puerta por la que huyeron los últimos civiles y militares resistentes al asedio del pueblo durante la Guerra Civil. "Esta calle es por la que se rompió el cerco y quienes todavía permanecían dentro pudieron salir, por lo que esta zona tiene una gran importancia histórica", explica Alfonso Fanjul, arqueólogo y director del proyecto de limpieza con seguimiento arqueológico de la Fundación Pueblo Viejo. 

"Cuando se acabe de acondicionar, los visitantes podrán hacer el mismo recorrido que hicieron estas personas". Además, "se trata del corazón medieval de Belchite, ya que se cree que fue una de las zonas en las que se asentaron los primeros vecinos, en la Edad Media, por lo que estamos contribuyendo a dar a conocer el origen medieval de la villa". 

Imágenes del campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
El arqueólogo Alfonso Fanjul muestra el empedrado medieval que ha salido a la luz en el pueblo viejo de Belchite.
M.O.

Un sondeo para datar el origen del pueblo

A pesar de que todo apunta a ese origen, las fechas no están claras. "Vamos a hacer un sondeo para sacar muestras que nos permitan datar a través de Carbono 14 o de la existencia de cerámicas, si hubo ocupaciones previas y adentrarnos en el origen del municipio", afirma el especialista.

"Algunas investigaciones -apunta Fanjul- sitúan el barrio de San Roque del Pueblo Viejo como un barrio extramuros del Belchite medieval, donde habría comenzado a instalarse la población mudéjar en torno al siglo XV-XVI. Los trabajos que se practicarán ahora permitirán entender cuál fue el primer asentamiento en esta zona", continua el arqueólogo.

Esta campaña se ha hecho siempre contando con los vecinos y para ello se hizo la semana pasada una reunión informativa en la que se explicó lo que iban a hacer y se invitó a quien estuviese interesado a participar en los trabajos. No solo eso, en esa reunión, la fundación donó a los vecinos unos documentos originales, de principios del siglo XVII que se han podido rescatar del Mercado de Antigüedades para que el pueblo recupere también parte de su historia. 

También se lleva a cabo una visita a la excavación para que puedan comprobar in situ los avances de la limpieza. "Es una manera de que se involucren y se sientan dentro del proyecto", concluye el alcalde de la localidad.

Imágenes del campus arqueológico en el pueblo viejo de Belchite.
Los arquitectos Javier Bosque y Natalia Cuadro con el alcalde de Belchite, Carmelo Pérez, en el centro, junto al arco de San Salvador, en el pueblo viejo de Belchite.
M.O.

Estas actuaciones ya comenzaron el verano pasado cuando se procedió a la limpieza de la calle del Señor hasta el arco del Salvador y la plaza que lleva el mismo nombre desvelando el pavimento de piedra. Esta primavera, además, se ha consolidado el arco del Salvador por parte de los arquitectos Javier Bosque y Natalia Cuadro. "Fue una intervención urgente porque había riesgo de derrumbe", asegura Bosque. 

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