elecciones generales

Abanicos, ventiladores (de casa) y hielo protagonizan una jornada electoral marcada por el calor en Zaragoza: "Esto es un horno"

Con los termómetros rozando los 36 grados -y subiendo-, los zaragozanos han hecho alarde de su ingenio para combatir las altas temperaturas a la hora de votar.

Susana Gracia, Dheader de la Cruz y Silvia Benítez lucen todo tipo de inventos para combatir en Zaragoza.
Susana Gracia, Dheader de la Cruz y Silvia Benítez lucen todo tipo de inventos para combatir en Zaragoza.
C. I.

Sin lugar a dudas, uno de los grandes protagonistas de esta atípico día de elecciones generales en Zaragoza es el calor. Con los termómetros superando los 36 grados, la estampa se repetía, casi idénticamente, en cada uno de los colegios electorales de la capital aragonesa. Acreditaciones, sobres, papeletas... Cualquier elemento servía como abanico improvisado en una jornada de votaciones marcada por las altas temperaturas. Muchas personas optaban por llegar a sus sedes con sombreros, sombrillas o abanicos, uno de los elementos estrella este domingo, aunque en algunos lugares, como en el pabellón deportivo del colegio Tomás Alvira, en el barrio de San José, la cosa se complicaba.

“Han sido los propios vecinos los que se han organizado para sobrellevar mejor el día, lo que viene esta tarde nos preocupa más. Esto es un horno”, reivindica Tomás González, vocal de mesa 16U. Esta escena se ha repetido en varios colegios electorales de la ciudad a lo largo del día. En un gimnasio sin aire acondicionado, y sin ventilación, los presentes demostraban su preocupación por “la que nos viene encima”. “Los ventiladores han llegado cerca de la una de la tarde, y el agua, del tiempo, no es suficiente”, añade el zaragozano.  

Tomás González, vocal de una mesa electoral del colegio Tomás Alvira de Zaragoza
Tomás González, vocal de una mesa electoral del colegio Tomás Alvira de Zaragoza
Camino Ivars

Justo enfrente, unas preparadas Susana Gracia, Dheader de la Cruz y Silvia Benítez lucen todo tipo de inventos para combatir el calor. Desde ventiladores de suelo -cada mesa tiene uno, traído de casa, a excepción de los dos que les han facilitado-, también de mano e incluso uno de cuello, que causa furor entre los presentes. “Nada más llegar y ver qué no había aire acondicionado y que el techo era de chapa, he llamado a mi marido para que bajara el ventilador de casa", afirma Gracia, resignada.

“Nada más llegar y ver qué no había aire acondicionado y que el techo era de chapa, he llamado a mi marido para que bajara el ventilador de casa"

De la Cruz fue más previsora y ya este sábado preparó una nevera cargada con hielos y sus propias aguas: "aquí han tardado en llegar y estaban del tiempo". “Yo he tenido suerte de que me toque con ellas”, bromeaba Benítez. Justo enfrente, en la mesa 15 A del mismo centro; José Miguel Izquierdo e Iván Caso se han organizado por su cuenta. "Cuando he visto la situación he llamado a mi mujer y nos ha bajado el ventilador de casa. La gente mayor es la que peor lo está pasando", señala Izquierdo.

En la Facultad de Económicas, en Gran Vía, Pilar Calzada y Jesús Echeveste aprovechaban para tratar de coger un poco de aire a través de los amplios ventanales que dan a la calle. "No han elegido el mejor momento para hacer esto. En algunas Comunidades Autónomas está prohibido, pero teníamos que venir. De aquí iremos a una terraza a tomar algo", lamentaban ambos.

Sin embargo, y aunque la queja era recurrente, había quienes se tomaban mu en serio su deber con las urnas. "Lo importante era venir y cambiar las cosas. Elegir esta fecha ha sido una encerrona”, critica Carmen Martínez. Por su parte, muy cerca de este colegio, Ferrán Mallol y Noelia Masó, desde el IES Goya, se mostraban emocionados y " deseando que llegue el recuento y conocer los resultados", afirma ella. "Al final es una responsabilidad ciudadana, que sea en invierno o en verano no importa. Hay que hacerlo", destaca él.

Carmen Gutiérrez, abanico en mano en un colegio electoral de Zaragoza
Carmen Gutiérrez, abanico en mano en un colegio electoral de Zaragoza
Camino Ivars
"Cuando he visto la situación he llamado a mi mujer y nos ha bajado el ventilador de casa. La gente mayor es la que peor lo está pasando"

Desde la mesa 4 A del Goya, Nacho Abad y María Cáncer aseguran sentirse afortunados gracias a que cuentan con uno de los primeros ventiladores que han llegado hasta este lugar. "Por ahora lo llevamos bien. Ya veremos a las 4 de la tarde que se esperan 40 grados", destaca ella. Por su parte, destacan el “buen ambiente” y la emoción de la gente. “Ha venido una señora muy mayor que ha pedido a sus acompañantes que le dejaran echar la papeleta a ella sola”, relata.

Ya que toca estar en una mesa electoral todo el día, en pleno mes de julio, lo mejor es tomarlo con filosofía, aunque las condiciones, para muchos, no son las deseadas. Así lo explica Abad, que ha tenido que llegar a Zaragoza desde Barcelona, donde trabaja hace un año y medio. "Ni siquiera me han pagado el billete de AVE. Al menos la gente está siendo amable y se nota que hay ilusión en el ambiente", afirma, resignado.

Las confusiones también se repiten en los diferentes colegios. Hay quien se identifica con la tarjeta de transporte público, mientras otros se confunden de mesa o, incluso, de colegio. En la mesa 33A del Instituto Pedro de Luna, en La Magdalena, Alfredo Gasca, Raúl Galdámez y Elena Abello se muestran resignados con lo sucedido. No en vano, les queda toda la tarde por delante: "Y nos pagan 70 euros por estar aquí todo el día", lamentan. "Esto es una obligación que nos ha tocado, tendrían que estar aquí los políticos en lugar de jugar así con las vidas de los ciudadanos. No son fechas", opina Galdamez.

Esther Bermejo llegaba  al Ayuntamiento de Zaragoza a primera hora de la mañana. ¿El motivo? Le tocaba suplente de mesa. ¿El problema? Venían desde Francia donde estaban de vacaciones. "Al final no me ha tocado, pero sí a las personas que me precedían en la lista", advierte. A esto se suma el hecho de que tanto ella como su pareja, Alberto Romanos, se mudaban de casa el pasado mes de marzo; justo el mes que se cerraban las listas del censo. "A esta hora todavía no sé si me toca votar aquí o en Garrapinillos, pero a casa no nos ha llegado nada", lamenta.

La resignación se palpa en el ambiente. "Sabemos que es algo que se tiene que hacer, pero no deja de ser un lío. Hemos tenido que hacer más de 500 kilómetros extra en nuestras vacaciones para estar aquí hoy y encima se nos ha estropeado el coche", añade Bermejo.

Íñigo Gutiérrez ha acudido a votar con sus hijos, Catalina y Valero
Íñigo Gutiérrez ha acudido a votar con sus hijos, Catalina y Valero
Camino Ivars

Tomarlo con filosofía

A las 9.00 en punto, un emocionado José Luis Pascual era el primero en acceder a su colegio electoral: "Tenía ganas y no me ha molestado votar en julio. A ver si sale lo que yo quiero", espeta contundente. Lo hacía seguido de otras vecinas del barrio, Maika Serrano, Conchita Correas y Ángeles Calvo, que llevan yendo a votar juntas "toda la vida". "Hemos venido a primera hora para que no hubiera tanta gente ni hiciera mucho calor", explica Calvo. En el caso de Serrano, el esfuerzo era doble, pues se encontraba de vacaciones en Santander. "No quería votar por correo, así me quedaba más tranquila así que decidí venir de propio", reconoce.

"Hemos tenido que hacer más de 500 kilómetros extra en nuestras vacaciones para estar aquí hoy y encima se nos ha estropeado el coche"
Elecciones generales, ambiente en Zaragoza: Findencia Edo Navarro, a sus 93 años, no ha faltado a su cita
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Camino Ivars

Por su parte, Íñigo Gutiérrez acudía a su colegio electoral acompañado de sus pequeños, Catalina y Valero, a votar en familia. “Así van aprendiendo cómo va esto. De aquí nos iremos a la piscina”, añade. También hay quienes decidían tomárselo con filosofía y disfrutar de una jornada diferente, como Findencia Edo Navarro quien, a sus 93 años, y a pesar del calor, no ha faltado a su cita con las urnas junto a uno de sus hijos, Miguel Ángel Martín: "A ver si tenemos un poco de paz". Minutos antes de depositar el voto, se toman una fotografía para enviar al resto de la familia. "Para que vean que hemos votado", añade el zaragozano. Sobre el hecho de votar en pleno mes de julio, la nonagenaria lo tiene claro: "Yo tengo todo el tiempo del mundo".

Accede a más información sobre la jornada de votaciones para las elecciones generales del 23J.

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