crónica política

El PSOE de Lambán aprieta los puños y guarda las rosas

No tirarán flores a la ministra Alegría y a Sumelzo tras el veto de Ferraz que solo esquiva el Alto Aragón

Lambán, Sánchez y Ranera, junto a la ministra Alegría y otros destacados dirigentes y candidatos del PSOE-Aragón.
Lambán, Sánchez y Ranera, junto a la ministra Alegría y otros destacados dirigentes y candidatos del PSOE-Aragón.
Guillermo Mestre

El PSOE aragonés aprieta los puños y no está dispuesto a tirar flores a nadie, y menos si son rosas rojas. Cuando se gana, reina la paz y todo son alegrías; cuando se pierde, reaparecen los fantasmas del pasado y la unión, si es que alguna vez la hubo, se quiebra. En Ferraz piden unidad pero no les importa azuzar la división cuando les conviene. Aunque es imposible predecir lo que saldrá de las urnas en 23-J, no le tiembla la mano a Pedro Sánchez a la hora de tensar la cuerda con barones desterrados para llenar de afines, por si acaso, su grupo parlamentario. A los fieles de ahora, como la ministra aragonesa y portavoz, Pilar Alegría, cuya presencia en las listas no extrañaba a nadie; y a los de antes, como Susana Sumelzo, de aquellos del ‘no es no’ a Rajoy en los amargos años en los que Sánchez recorría España en coche.

Nunca hubo paz entre Aragón y Ferraz. Ni siquiera cuando en el 40 Congreso del PSOE Federal en octubre de 2021 en Valencia se ‘vendió’ que la inclusión en la ejecutiva federal de Alegría y Mayte Pérez ayudaba a sellar la paz. La calma chicha pronto pasó y volvieron los tiempos de los desencuentros. Destaca, entre los más sonados, el fiasco de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. Ni recibió Sánchez a Lambán, ni explicó el presidente por qué rompió el equilibrio entre Aragón y Cataluña, si es que en verdad se comprometió a que existiera. Tampoco llegó la fábrica de baterías, que acabó en Sagunto. Ni la Agencia Espacial a Teruel. Ni tantas, tantas cosas.

Si al desbaratar las listas al Congreso y el Senado por Zaragoza y Teruel quería Sánchez acallar la «voz propia» de Lambán, ha tenido el efecto esperado. Al menos de momento. Siete años ha tenido que esperar para encontrar al aragonés en una debilidad extrema, sin posibilidad alguna de conservar el Gobierno autonómico, para cobrarse los reproches acumulados. Ya avisó Sánchez a los barones díscolos de que se las tenía guardadas en su ‘Manual de resistencia’, el mismo libro en el que elogiaba el apoyo de Sumelzo, numero 2 en la lista al Congreso por Zaragoza.

El desbarajuste de las candidaturas de los críticos y de los que lo son menos hacía prever un Comité Federal tenso. Pero no lo fue. Ayudó que Emiliano García-Page, al que modificó la candidaturas pero menos, y Lambán se quedaran en casa. Para discutir siempre hay tiempo. El 23-J está cerca y los ciudadanos, en las urnas, darán y quitarán razones con sus votos.

Desde que Sánchez es presidente, primero por desbancar a Rajoy con una moción de censura, después por ganar (a la segunda) las elecciones, el diseño de las listas a las Cortes Generales acaba en Aragón en pelea. La de 2019 fue de las más sonadas. Ferraz vetó a Óscar Galeano, Ignacio Urquizu y Florencio García Madrigal; Zaragoza y Teruel los volvieron a proponer y Madrid los ha excluido de nuevo.

La enrevesada maniobra urdida en Aragón para demostrar a Ferraz el "escaso" apoyo territorial que tiene Alegría ha acabado en fiasco y en castigo. Ferraz no solo impuso a Alegría sino que recuperó a Sumelzo, la ejeana a quien Lambán quiso retirar en 2019 al pedir a José Luis Ábalos sin éxito que la quitara del número uno por "falta de arraigo" con la provincia.

El último desplante de Sánchez no salpica al Alto Aragón de Fernando Sabés y Miguel Gracia, cercanos a la ministra Alegría. Nunca les moja; siempre les respetan las listas. La derrota electoral, también en Huesca, divide el PSOE y anticipa la batalla de las batallas, la de la sucesión de Lambán, la que el ejeano pretende que se pilote desde aquí poniendo obstáculos en el camino de la ministra Alegría.

Es difícil saber hasta qué punto las aclaraciones de Lambán soliviantaron los ánimos en Ferraz y endurecieron el castigo. Los vetados ejercieron su derecho al pataleo borrándose de las listas. Sin hacer demasiado ruido. Queda un mes y medio para las elecciones y según el resultado el futuro del PSOE será uno u otro. Si hay congresos de renovación, irán de mayor a menor; del federal al regional y los provinciales. Será el momento de elegir entre la continuidad o el fin de la era Sánchez y el inicio de un ciclo político alternativo.

Se agota la era de Lambán en Aragón y no liderará "por higiene democrática" la oposición en las Cortes. Sopesa dirigir sus pasos a la Cámara Alta como senador autonómico, fórmula que le permitiría esquivar el veto de Sánchez siempre que con el Alto Aragón le salgan las cuentas. Seguiría el camino de los expresidentes Luisa Fernanda Rudi (PP) y Marcelino Iglesias (PSOE). Fue la cesión del senador autonómico al PAR para sellar el cuatripartito y gobernar la DGA motivo de discusión del PSOE_de Lambán y el de Gracia en 2019. Hubo ‘fuego amigo’ en una relación de amor-odio con desencuentros cuyo inicio algunos sitúan en el fin del ‘marcelinato’, la época añorada en el Alto Aragón. La tensión podría recrudecerse ahora con el fin de la era Lambán.

Expresaba este sábado Alegría, antes Pili, ahora Pilar, su orgullo por regresar a su tierra, Zaragoza, el 23-J para trabajar con "ilusión" y "con humildad". La zaidana, portavoz del PSOE, es para Ferraz un valor en alza. También Sumelzo ejercía de candidata, pidiendo apoyo para que España "siga avanzando en lugar de dar marcha atrás". En el metaverso lamentaba Lambán, vía Twitter, las magníficas candidaturas "democráticamente" elaboradoras que se han tirado a la basura. Y ahora, todos juntos a hacer campaña. Alzando los puños y regalando rosas.

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