El precio de los alimentos multiplica las peticiones de ayuda en El Refugio: "Ha subido todo. No llegamos"

En solo dos meses, enero y febrero, ha entregado 40.855 kilos de comida, casi 20.000 más que en el mismo periodo del año pasado.

Fila a las puerta del Refugio, este martes.
Fila a las puerta del Refugio, este martes.
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Son las 10 de la mañana y a la puerta del Refugio de Zaragoza aguardan ya una treintena de personas. La mayoría desempleados, pero no todos. Algunos trabajan y les resulta "imposible" llegar a fin de mes. Con un carro vacío esperan su turno para poder llenarlo para toda la semana, y si es posible para más tiempo. Pescado, arroz, tomate frito, un bote de garbanzos, pechugas en lata, atún, varios paquetes de galletas, una bolsa de fruta y varios 'brick' de leche, entre otras cosas.

Para quienes ya era complicado llegar a fin de mes, el alza de los precios de los alimentos les ha obligado a acudir a las filas del hambre. "Cada vez viene más gente. En estos dos meses hemos dado un 56,77% más de lotes que en el mismo periodo del año pasado. De 1.182 en 2022 a 1.853 en 2023", asegura Ernesto Millán, gerente del Refugio. A día de hoy, 591 familias (1.853 personas) se benefician de la ayuda de la hermandad, 174 más que en 2022, cuando ayudaban a un total de 1.182 personas. 

"Nosotros queremos trabajar, tal y como hacíamos en Colombia, pero legalmente, no podemos"

"Antes, la mayoría de gente era desempleada, pero ahora tenemos bastantes que sí que tienen trabajo pero no les llega para pagar casa, luz, gas y la compra", sostiene Millán. Los mayores de 65 años que acuden al Refugio también han subido un 39,22% y los que están en edad laboral, un 41,68%%. "La mayoría de las personas jubiladas que acuden es porque tienen que ayudar económicamente a sus hijos y no llegan a todo. A los que están en edad laboral, la subida de la cesta de la compra les ha complicado llegar a fin de mes", argumenta. En solo dos meses, enero y febrero, han repartido 40.855 kilos de comida, casi 20.000 más que en el mismo periodo del año pasado.

"La subida de precios me ha empujado a pedir ayuda"

Juan Carlos Rivera, recoge los productos que su lote en el Refugio.
Juan Carlos Rivera, recoge los productos de su lote en el Refugio.
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Juan Carlos Rivera hizo las maletas hace ocho meses junto a su mujer y sus dos hijos, de 20 y 13 años, y puso rumbo a España. "Somos de Colombia y hemos tenido que huir de nuestro país por amenazas tras participar en una manifestación", cuenta Rivera. 

En su país, Rivera y su mujer eran docentes y su hijo estaba cursando un grado universitario con el objetivo de ser profesor de Educación Física. "Vienes aquí y te encuentras con una burocracia desmedida. Nosotros queremos trabajar, tal y como hacíamos en Colombia, pero legalmente, hasta el 2 de agosto no podemos. Se están gestionando los papeles y el 2 de febrero nos dijeron que teníamos que esperar seis meses", lamenta. 

Ahora, solo pueden optar a trabajos "en negro". "Colaboro con un club, bajo las basuras de algún edificio, pinto pisos si es necesario,... También estuve tres meses cuidando a un anciano que no tenía piernas, y encantado. Mi mujer acude alguna hora a alguna casa. Con todo no ingresamos más que 600 euros y solo en alquiler ya pago eso", relata Rivera, que a pesar de ello, se considera una afortunado porque cuenta con una vivienda solo para su familia y para él. "Generalmente, los migrantes tienen que meterse en habitaciones porque no les arrendan pisos completos", relata Rivera. 

"El otro día fui a comprar cuatro cosas a la carnicería y pagué 55 euros"

Por suerte, indica, desde que llegó se ha topado con "ángeles". "He contado mi situación y me han ayudado mucho. Desde la inmobiliaria, que no me ha puesto apenas pegas, hasta los lugares donde estoy haciendo algún trabajillo. Para mí está resultando muy complicado estar sin un trabajo a tiempo completo. En Colombia trabajaba desde el punto de la mañana hasta el final del día", señala. 

A nivel económico, no están pasando por una situación favorable. "Cuando llegamos invertíamos 600 euros en la vivienda, 150 euros en la casa y 50 euros para comer a la semana. Ahora es imposible. Ha subido todo. El otro día fui a comprar cuatro cosas a la carnicería y pagué 55 euros", critica. Antes de venir a España, Rivera conocía a gente que ya había emigrado y le dijeron que con 800 euros podría salir adelante sin dificultades. "Antes era así, ahora no", lamenta. 

"No ingresamos más que 600 euros y solo en alquiler ya pago eso"

Gracias a la liquidación que recibieron en Colombia y el dinero que tenían ahorrado están saliendo adelante. "La subida de precios me ha empujado a pedir ayuda y a acudir al Refugio. La comida que nos dan es una gran ayuda en nuestra situación", apunta el hombre de 47 años, que asegura que con el lote que recibe tiene para más de una semana. 

"Trabajo pero no alcanza para vivir"

Luz Martínez trabaja en una residencia de ancianos, pero necesita la ayuda del Refugio para llegar a fin de mes. "Cuando llegamos mi madre, mi hija y yo hace un año de Venezuela nos costó mucho encontrar empleo. Ahora las dos tenemos un empleo, pero el dinero no alcanza para vivir", subraya la mujer de 40 años. 

"Cuando llegamos, con 100 euros teníamos para hacer la compra para quince días y ahora necesitamos 200 euros. Todo ha subido muchísimo", subraya Martínez, que paga 625 euros de alquiler en el barrio del Arrabal. 

Los productos que le proporcionan mensualmente en la hermandad suponen "una gran ayuda" para esta familia. "Reduzco mucho la compra que tengo que hacer en el mercado", comenta. 

"No ingresamos nada"

Sin trabajo y sin ingresos. Carlos Sierra vive junto a tres familiares, dos adultos y un niño. "Yo tengo muchas ganas de salir adelante, pero ahora mismo ninguno de los tres tenemos empleo. Estoy abierto a trabajar de cualquier cosa, pero como se están tramitando mis papeles, no me pueden hacer contrato", lamenta Sierra.  

Hace tres meses le despidieron: "Estaba en un establecimiento de hostelería, sin contrato y cuando no les interesó, me mandaron a la calle". Sierra asegura que están pasando por una situación "delicada" y este martes acudió "por primera vez" al Refugio. 

"No ingresamos nada y salimos adelante como podemos, pero no llegamos. Ha subido todo", lamenta. "Por suerte, ahora puedo venir a por comida una vez al mes y estoy muy agradecido porque habíamos dejado de comprar proteína (carne y pescado) por el coste que supone ahora", sostiene Sierra, de origen venezolano. 

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