José Antonio Martínez: "Para Soria, Zaragoza es como si fuera su madre"

Cincuenta años de historia. ¿Cómo lo han celebrado?

Coincidió con la pandemia, y muchos miembros de la junta nos contagiamos de la covid. Hicimos un acto oficial en el Centro de Historias. Fue muy bien porque tuvimos mucha asistencia y presencia de autoridades, como Luis Estaún. Se enteró bien de lo que hacemos en la casa y nos prometió ayuda.

¿Les hizo daño la pandemia?

Nos ha afectado como a todas las instituciones, aunque a la nuestra un poco más porque los miembros tienen una edad más avanzada que en otras. La vuelta ha costado un poco y la gente ha sido reticente a volver a la casa por miedo, y nos ha afectado bastante. No solamente por los socios, sino por el restaurante, porque también hemos tenido problemas económicos y estamos luchando por salir de este bajón.

¿En qué situación se encuentra la casa ahora mismo?

Estamos levantándola poco a poco, los socios están volviendo y ya tienen ganas de actividades culturales. Tenemos los bailes en línea, la taracea, la costura, también clases sobre el manejo del ordenador, clases de guitarra... Tenemos que estar abiertos. Aquí puede venir cualquiera.

¿Echan de menos un relevo generacional?

Sí que hay escasez y lo hemos discutido muchas veces, porque no sabemos si hemos preparado bien a la juventud, que antes era muy numerosa aquí, y el relevo. Ha habido muchos equipos de fútbol afiliados a la casa, pero los hijos de esas generaciones no han vuelto. Ha cambiado mucho la sociedad.

Quizá las casas regionales no resultan tan atractivas para los jóvenes como antes.

Aún tenemos socios jóvenes. Nosotros consideramos joven a gente de 50 años o menos.

¿Cómo se mantienen?

El sostenimiento de la casa pasa por las cuotas de los socios, las pequeñas ayudas de las instituciones y el bar. El bar es lo que le da vida, porque si vienes a un sitio en el que no hay ambiente, falta la vida. Ahora hay muchos problemas, porque como no hay suficientes clientes es más difícil recaudar. Son momentos difíciles que hay que pasarlos y saldremos.

Como casa regional, ¿tienen alguna reivindicación?

Hemos sido siempre muy participantes en todas las instituciones de la ciudad. Reivindicamos que la gente mayor esté atendida, como es el caso de nuestro centro. La gente mayor necesita una ayuda y mucho apoyo. Colaboramos mucho con el Refugio y solemos llevar unos cuantos kilos de alimentos al año. También hacemos una visita a la Casa Amparo, estamos toda la mañana con ellos y les bailamos; y participamos en la lucha contra el cáncer. Hay una mesa en la puerta de la casa todos los años.

¿Se entienden bien los de Castilla y León con los de Aragón?

Hay muchas similitudes entre ambos. Nosotros siempre hemos conectado muy bien con los aragoneses y nos hemos hermanado en seguida. En la casa, un 35 o 40% de los socios son aragoneses. Hay muchos matrimonios entre aragoneses y castellanoleoneses. Se da una simbiosis muy buena. Desde el inicio de la casa, los hemos llamado ‘el socio simpatizante’. Casi con los mismos derechos que los otros socios, solo que en tiempos no podían ser elegidos para la junta. Ahora, salvo para el cargo de presidente, pueden participar también en la junta. Siempre ha habido una integración muy buena. El castellano es un poco más parado que el aragonés, pero congeniamos muy bien. La Virgen del Pilar es como nuestra patrona.

¿Qué es Zaragoza para Soria?

Los sorianos tienen una huella muy fuerte en Zaragoza. Varias empresas han echado sus raíces aquí. Zaragoza es como si fuese la madre. Siempre nos ha dado mucha vida y hemos tenido muy buena relación. Aragón siempre ha sido un espejo donde fijarse y nos han acogido muy bien a todos los castellanoleoneses.