Con 15 años de cárcel cumplidos por el crimen de Fago, Mainar da la espalda a la libertad

Lleva cumplidos 15 años de condena por el asesinato del alcalde de Fago, cometido el 12 de enero de 2007. Aunque podría pasar ya a tercer grado penitenciario, no quiere dejar la prisión.

Santiago Mainar, durante el juicio en la Audiencia de Huesca, en 2009.
Santiago Mainar, durante el juicio en la Audiencia de Huesca, en 2009.
Javier Blasco

El guarda forestal Santiago Mainar lleva cumplidos 15 años en la prisión de El Dueso (Cantabria) por el crimen del alcalde de Fago, del PP, Miguel Grima, que ocurrió el 12 de enero de 2007, y no tiene intención de pedir su paso del segundo al tercer grado penitenciario para salir en libertad provisional. Pretende cumplir completa su condena de 20 años (por el asesinato) y 9 meses (por tenencia de armas). Esto supondría que su salida definitiva de la cárcel se produciría en octubre de 2027, cuando el condenado tenga 71 años.

En 2011, cuando fue trasladado de la cárcel de Zuera a la de El Dueso, después de llevar varias semanas comiendo manzanas como ayuno, se quejó al principio del cambio, pero a las dos semanas acabó aclimatándose a una prisión que da al mar Cantábrico y acoge a los internos de grandes condenas. No se sentía mal a pesar de estar alejado de su familia.

Marisa Mainar, su hermana, que reside en Zaragoza, tiene asumido que su hermano sigue defendiendo su "inocencia" respecto al crimen de Fago y cree que su manera de responder al Estado es "no reclamar un beneficio penitenciario" que le podría conceder la Junta de Tratamiento por el tiempo de la condena que tiene ya cumplido. "Defiende su derecho y su dignidad", sostiene Marisa Mainar, a quien la pandemia le ha impedido visitarlo desde 2020 y espera recuperar pronto ese emotivo encuentro en la prisión.

"No ha solicitado ningún permiso de salida en estos 15 años, y le corresponderían por el tiempo cumplido, tendría hasta una semana en libertad. Cuando lo han sacado de la cárcel de El Dueso ha sido acompañado por los funcionarios", detallan fuentes penitenciarias. De hecho, se trata de "salidas terapéuticas" en las que ha ido acompañado por un médico y un educador, después de haberlo solicitado el psiquiatra que lo trata y aprobado el juez de Vigilancia Penitenciaria.

Aquella salida de la prisión de El Dueso, situada en la localidad cántabra de Santoña, fue un viaje casi literario. La tarde en que acudió a Santander sin vigilancia policial, visitó con los funcionarios de la prisión que le acompañaban una biblioteca, pues Mainar es aficionado a leer, así como al paseo marítimo.

Un personaje muy singular dentro de la prisión

Santiago Mainar, quien cumplirá 67 años el próximo día 10 de enero, es un personaje muy singular dentro de la prisión. "No quiere pedir permisos de tercer grado porque cree que el sistema le debe una excusa. Cree que todo fue una pantomima y un contubernio", denuncia su hermana. Aun así, el sumario recoge que él reconoció en su primera declaración que disparó al alcalde a unos cinco metros y Grima cayó muerto al instante. Luego, le agarró por la muñeca hasta el arcén, arrastrándolo, lo dejó caer a la pendiente, cogió su coche y se marchó.

"Mi hermano es una persona culta y con un espíritu crítico, muy diferente del resto de los presos, pero se está destrozando la vida al no salir de la cárcel por no querer solicitarlo. Creo que tiene derecho a salir", afirma la hermana de Mainar. Tras haber sufrido la reacción de vecinos y amigos, su hermano ya le ha confesado que "no piensa volver a vivir en Aragón cuando salga en 2027".

La manera de reflexionar sobre el comportamiento del Estado y su respuesta ante la condena ha llevado también a Santiago Mainar a estar dentro del programa antisuicidio que aplican en los centros penitenciarios; por eso suele permanecer en una celda acompañado por otro interno.

El guarda forestal, con un perro que le acompañaba en Fago, en 2007.
El guarda forestal, con un perro que le acompañaba en Fago, en 2007.
Juan Carlos Arcos

Ante este riesgo, el interno estuvo un tiempo con un profesor de inglés con quien mantenía buenas relaciones. Además, como parte de la Terapia Asistida con Animales (TACA), una de las medidas que le aplican de manera habitual es dejarle, en el patio de la prisión cercano a la playa, los perros que utiliza Instituciones Penitenciarias. De hecho, el guarda forestal estaba siempre acompañado por las calles de Fago y en su domicilio (la vivienda fue intervenida por la aplicación de la sentencia) por un animal que llevaba a su lado en todo momento.

Voluntario en un albergue

Ahora "no le permiten que reciba visitas de periodistas en la prisión, como ha querido Carlos Porta (escribió el libro ‘Fago’, editorial La Camapa), aunque dice que es su colega", señala Marisa Mainar. "Ha habido un asistente social –Bernardo, que ya se ha jubilado– que se hizo muy amigo suyo y lo ha tratado mucho en la prisión. Llegó a ofrecerle como alternativa a estar en la celda poder salir a un albergue de peregrinos, que lleva un religioso, y trabajar como voluntario. De momento, no parece aceptarlo", señala Marisa Mainar.

Entre las escasas salidas terapéuticas que le han aplicado al preso aragonés en el centro penitenciario de El Dueso desde su llegada en 2011, el funcionario lo llevó incluso a conocer ese albergue para que lo viera como alternativa, pero no le convenció, ya que sigue en su celda.

"Mi hermano es una persona culta que actúa como un ‘Pepito Grillo’ en la prisión. Así hizo en la de Zuera, cuando unas diarreas afectaron a los presos y se dedicó a criticar la calidad de la comida", reconoce su hermana.

El exdirector de la prisión de Zuera, donde pasó cuatro años antes de ingresar en El Dueso en 2011, lo califica como alguien "huraño" y "esquivo"

El que fuera director de la prisión de Zuera, Luis Lozano, que lo tuvo como interno, lo califica como alguien "huraño" y "esquivo", que recibía visitas de su hermana en el centro penitenciario y se convirtió en un "antisistema" porque "protestaba de todo". "Nos incordió tanto que lo trasladaron (Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, tras la petición de la prisión de Zuera) a la prisión de El Dueso", reconoce el exdirector. Su actuación crítica no le llevaba a tener relación con sus compañeros de la cárcel y, según Luis Lozano, se convirtió en "un salvador del mundo", un "solitario" cuya actitud no le llevó a que le aplicaran un parte disciplinario. 

"Era muy difícil la convivencia con este preso, defendía que solo él decía la verdad y que todos los demás estábamos confundidos", agrega. De hecho, Santiago Mainar llegó a manifestar que se llegó a autoinculpar ante la justicia durante la instrucción del asesinato para "proteger al pueblo" y luego ha negado siempre esa declaración.

La firma de Santiago Mainar fue analizada por un grafólogo.
La firma de Santiago Mainar fue analizada por un grafólogo.
Oliver Duch

Lector y escritor

En los cuatro años que permaneció en el centro penitenciario de Zuera (2007-2011) ya era un fijo como usuario de la biblioteca, donde iba a coger libros, pero su convivencia con los presos era nula. "Cuando iba a comer al comedor solía estar solo en la mesa. Además, recibió algunas cartas de mujeres (como le pasó años después a Igor el Ruso, en la misma prisión), que parecían buscar la fama del suceso. Pero él no contestaba las cartas y su hermana solía venir al despacho para reclamar", apunta el exdirector de la prisión.

Santiago Mainar no solo es muy aficionado a la lectura, sino que en su tiempo en prisión también ha llegado a firmar un libro titulado ‘Ser ciudadanos’. Se lo entregó a su hermana para que leyera el contenido de los 130 folios escritos a mano como un "cuaderno" o "un peculiar escrito" que un funcionario le ayudó a transcribir a máquina.

Lo bautizó como "escrito por si sirve de algo en esta época problemática, confusa e incompleta, y dedicado a todos aquellos que, al leerlo, lo reconozcan como verdadero y se animen a implicarse en la antigua e inacabada lucha contra las muchas maneras del mal". Lo firmó a mano con esta dedicatoria: "Hasta aquí el dictado impertinente de un disidente. Realizado de buena fe y para bien. Santiago Mainar Sauras".

En Instituciones Penitenciarias no perciben a este preso tan singular como un problema porque su expediente es "gris", ya que "no es conflictivo ni causa problemas penitenciarios". Su caso es casi único: ningún otro preso suele dar la espalda al tercer grado. El cumplimiento de la pena puede ser casi completo, "como los etarras". Una opción para Mainar sería que el paso a régimen abierto llegara con el respaldo de alguna asociación que lo acogiera. Pero solo puede ser Santiago Mainar quien solicite cambiar de grado y el preso no quiere la libertad.

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