lotería 

"Me cayeron tres décimos del Gordo pero seguimos llevando una vida sencilla"

Dos familias de Zaragoza recuerdan el momento en que su número, el 86.148, comprado en la estación de Atocha, resultó premiado en el sorteo de Navidad. 

Dos trabajadores de la adminsitración de la estación de Atocha muestran el número del gordo.
Dos trabajadores de la adminsitración de la estación de Atocha muestran el número del gordo.
Efe

J. L. era asesor de comunicación  y tenía que ir a Madrid por un viaje de trabajo. Terminó antes de lo previsto y regresó a la estación de Atocha para comprar un billete de vuelta a Zaragoza en AVE. En ese rato muerto, se puso en la fila de la administración de lotería para comprar un décimo para el sorteo de Navidad.

“Tomé un café y me puse a esperar para comprar un décimo. Era octubre y le dije que me diera alguno para Navidad porque no soy jugador durante el resto del año. Llevaba 60 euros y el lotero me ofreció elegir el número. Yo le dije: ‘Dame el que quieras’. Y era el 86.148”, relata J. L., quien se ha jubilado al cumplir los 65 años.

Dejó los tres décimos en su casa y durante las fiestas del Pilar de 2021 acudió a Tarazona, donde residen sus dos hermanos, a cada uno le entregó uno de las participaciones. J. L. no es un jugador habitual, solo juega en Navidad. Este sorteo es tan singular que une a las familias en torno a la lotería, intercambiando números y participaciones, con un “efecto social único”, como lo describe Alejandro Aznar, de la Administración Rosario de Zaragoza y vicepresidente de la Plataforma Independiente de Administradores de Lotería (Pidal).

El sorteo ni lo seguí porque estaba trabajando. Al oír que el Gordo ha caído en 8 pensé que me sacaba la postura. Pero luego escuché que lo habían vendido en Atocha y era un número alto”, recuerda el zaragozano. Al llegar a su domicilio, el corazón empezó a palpitar cuando comprobó que era el Gordo y se puso a llamar a sus dos hermanos para darles la buena noticia.

“Me cayeron tres décimos del Gordo que compré en la estación de Atocha. 1,2 millones en total, pero repartidos entre los tres hermanos, con 400.000 euros para cada uno”, detalla J. L. Tras avisar a sus hermanos, puso los décimos a buen recaudo. J. L. hizo una consulta a la delegación de Hacienda para conocer el efecto inmediato que supone ingresarlo en un banco, con la parte que se quedan directamente. “Creo que Hacienda retrae unos 75.000 euros del décimo y lo que hice fue repartir lo que nos quedaba del premio con mi mujer y nuestro hijo”, rememora.

Tiene claro que el premio no les ha cambiado la vida, aunque les dio una alegría en su último año de trabajo, porque acaba de jubilarse. Pero a uno de sus hermanos que quería comprarse un coche le facilitó la inversión y ya no tuvo que pensárselo mucho.

“Seguimos llevando una vida sencilla y el premio no nos ha cambiado mucho, vivimos entre Zaragoza y Tarazona. Este año no llevaré más de dos o tres décimos”, concluye J. L., quien compartirá este año la Navidad con sus hermanos y seguro que evocan el buen recuerdo del pasado 22 de diciembre.

"A mi hermano le llamaron al hospital con el Gordo" 

El mismo día, en el barrio de Torrero-La Paz, un vecino relata  que su hermano ganó un décimo del gordo porque se lo trajo una hija, que acababa de casarse. Al regresar  su viaje de novios pasó por la estación madrileña y compró lotería de Navidad.

“A mi hermano le avisaron cuando estaba visitando a un enfermo en el hospital”, recuerda su hermano. El premiado era conocido porque llevó una empresa de fundición en Cuarte, pero prefiere no dar más detalles.

En realidad, su sobrina adquirió tres décimos del mismo número: uno fue para los recién casados, otro para la familia de ella y otro para la del novio. Era la mejor manera de empezar una nueva vida y todos los familiares pudieron celebrarlo esa Navidad, que todavía estaba marcada por la pandemia y las cenas todavía eran reducidas.

Alejandro Aznar, en la Lotería del Rosario nº 5 en Don Jaime I en Zaragoza.
Alejandro Aznar, en la Lotería del Rosario nº 5 en Don Jaime I en Zaragoza.
A. A.

Irene Tarragó, zaragozana que vive en Madrid vivió la misma experiencia pero hace más tiempo. “Fue el sorteo de Navidad de 1987. Llevábamos una participación de 500 pesetas. Por aquel entonces los décimos eran de 2.000”, rememora. Mientras se encontraba en el trabajo recibió una llamada de su marido, José. “Descolgué y oí: Irene, nos ha tocado la lotería”, afirma. Un total de 2.400.000 pesetas de por aquel entonces. “Yo no me lo creía. Y le preguntaba, ¿pero es todo para nosotros?”, añade.

A Irene Tárrago le tocó la Lotería de Navidad en 1987.
A Irene Tárrago le tocó la Lotería de Navidad en 1987.
C.I.

El premio cayó en La Coruña, en el trabajo de José, su marido. “Cuando salieron de la oficina les esperaban los medios, pero también gente del banco, concesionarios e inmobiliarias… una auténtica locura”, explica. En su caso, tras varias celebraciones, optaron por cambiar los coches -compraron un Opel Kadet y un Panda Marbella- y algo de lo más habitual entre todos los ganadores: “Tapar agujeros”.

Y es que una experiencia así no se olvida con el paso del tiempo. Silvia Caballero aún hoy lo recuerda con su madre, Isabel García (85). Tanto la zaragozana como su marido, el madrileño Luis Caballero, fueron agraciados con 200.000 pesetas hace más de 30 años gracias a un boleto adquirido en un quiosco del barrio de Aluche. “Mi madre intercambiaba lotería con la suegra de su hermano, un número de Madrid por otro de Aranda del Moncayo, donde veraneamos”, explica Silvia.

La familia Caballero recuerda cada Navidad el día en que les tocó la lotería.
La familia Caballero recuerda cada Navidad el día en que les tocó la lotería.
C.I.

“Fue un quinto premio de la Lotería de Navidad, con una participación de 200 pesetas”, añade la zaragozana, vecina de Aranda. Un dinero que, de nuevo, utilizaron para “tapar algún agujerico” y, en definitiva, hacerse la vida un poco más fácil.

Aumento de ventas de un 11% del 2021

Las ventas de la lotería de Navidad han crecido con un 11% en Aragón aproximadamente, según los datos facilitados por Alejandro Aznar, de la lotería Rosario y vicepresidente de la plataforma nacional Pidal.

Ha mejorado la campaña de verano, las reservas han crecido desde el mundo rural hasta los clubes o las cofradías en las ciudades y, además, se ha notado en la ventanilla porque está muy activa”, relata Alejandro Aznar, quien reconoce que la pandemia provocó un descenso de un 5% de la venta habitual en Aragón que rondaba los 100 millones de euros.

El final de la pandemia ha supuesto que los aragoneses gastemos más en lotería, hasta alcanzar una media 83 euros registrados en esta temporada (los años previos a la pandemia el gasto medio en Aragón era de 78 euros).

El administrador de lotería del Rosario rememora que ellos dieron el tercer y el quinto premio de la lotería Nacional en Navidad en 2019, pero no pudieron recaudar el efecto llamada al año siguiente, como ocurrió con las administraciones de Catalayud (cayó el primer premio en 1992, con el número 31.466) y Grañén (en 2011 se repartió el Gordo con el 58.268).

De hecho, Alejandro Aznar menciona que la media de consumo de lotería entre los aragoneses es muy singular porque los habitantes de Huesca se gastan unos 100 euros por habitante, en Teruel alcanzan los 78 euros, mientras que en Zaragoza se quedan en 71 euros. “Somos fieles con la costumbre de comprar la lotería en Aragón. El sorteo de Navidad es un efecto social y se nota que ya ha pasado la pandemia en los gastos porque se nota la subida”, concluye.

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