Aragón

España y Francia negocian una línea eléctrica por el Pirineo aragonés de 1.200 millones de inversión

El trazado partirá de Ejea, sumará 150 kilómetros por suelo de la Comunidad y cruzará la frontera por túnel hasta Marsillón.

Túnel de la conexión eléctrica entre España y Francia por Gerona.
Túnel de la conexión eléctrica entre España y Francia por Gerona.
Red Eléctrica

La vieja aspiración española de habilitar nuevas conexiones eléctricas con Francia a través del Pirineo está más cerca de hacerse realidad. Ante el cambio del paradigma energético en el continente como consecuencia de la guerra en Ucrania, los dos países negocian acelerar dos líneas de suministro por la cordillera, una de ellas a través de Aragón. Según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, su trazado partiría de Ejea de los Caballeros y se desplegaría a lo largo de 150 kilómetros sobre suelo de la Comunidad hasta la frontera. La barrera montañosa se superaría por túnel, para minimizar el impacto ambiental. Todo ello con un coste aproximado de 1.200 millones de euros que el Gobierno central aspira a sufragar en buena medida con fondos de la UE.

Tras décadas de reticencias por parte del país vecino, la predisposición de París a mejorar las conexiones energéticas con la Península ha cambiado de forma radical ante la crisis en el continente por el conflicto bélico. La Unión Europa definió en primavera un mapa de actuaciones para reducir gradualmente las importaciones de combustibles fósiles procedentes de Rusia y diversificar los suministros. Es el llamado plan RE Power EU, que además de apostar por la diversificación de proveedores y el ahorro en el consumo tanto doméstico como industrial, prevé invertir 210.000 millones de euros en infraestructuras durante el próximo lustro.

Entre los proyectos diseñados figuran tres que mejorarían las conexiones eléctricas entre Francia y España: una línea entre Aquitania y el País Vasco a través del Golfo de Vizcaya, y otras dos que cruzarían los Pirineos por Aragón y Navarra. En total, la inversión ascendería a 4.150 millones de euros, que permitirían aumentar la capacidad de suministro de los 2.800 megavatios (MW) actuales hasta los 8.000.

Su calendario de puesta en marcha, no obstante, establece diferentes velocidades. La conexión vasca, que prevé un trazado de 90 kilómetros terrestres y 280 submarinos, afronta ya etapas avanzadas de la tramitación administrativa, y aunque acumula dos años de retraso, las obras comenzarán en 2024. En cambio, los pasos transpirenaicos están más verdes, una situación que el Ejecutivo de Pedro Sánchez quiere revertir.

Cambio de postura

Fue en el marco de la negociación entre España y Francia para la construcción del MidCat  (el gaseoducto con el que se pretendía unir ambos países a través de la cordillera), cuando se decidió acelerar las dos conexiones eléctricas pendientes.

«Francia quiere involucrarse más en las interconexiones eléctricas», reconoció la ministra de Transición, Teresa Ribera, tras entrevistarse la semana pasada en París con su homóloga gala, Agnès Pannier-Runacher, en una reunión en la que se acordó enterrar el MidCat y apostar por un nuevo proyecto de transporte de energía verde entre Barcelona y Marsella (BarMar).

Tras el encuentro, Ribera señaló que ambas delegaciones acordaron ver «cómo agilizar la presentación de los nuevos proyectos para las dos interconexiones transpirenaicas que quedan pendientes». La ministra no desveló ningún plazo, pero destacó que el cambio en las negociaciones supone un punto de inflexión tras décadas de bloqueo. «Ha sido una batalla permanente de España con Francia. Ha sido un clásico», reconoció.

Cumbre en diciembre

La siguiente etapa tendrá lugar en Alicante el próximo 9 de diciembre, con motivo de la cumbre euromediterránea. Allí se verán los presidentes de ambos países y se prevé que concreten el calendario y la financiación de las nuevas conexiones energéticas.

Hasta entonces, los técnicos trabajan en la configuración de un proyecto detallado con el que acudir a Europa en busca de fondos. En el caso de la línea aragonesa, el planteamiento inicial es unir Ejea de los Caballeros con la localidad gala de Marsillón. Su trazado discurriría por Aragón a lo largo de 150 kilómetros, y salvaría los Pirineos con un túnel para reducir el impacto ambiental y evitar los obstáculos que frenaron otros intentos en el pasado.

El ejemplo a seguir es el de la conexión subterránea entre Santa Llogaia, cerca de Figueras (Gerona), con Baixas, próximo a Perpiñán (Francia). Inaugurada en 2015, esta línea de 64,5 kilómetros tuvo un coste de 700 millones y permitió elevar la capacidad de suministro de 1.400 a 2.800 MW.

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