Heraldo del Campo

La amenaza está en el suelo

Un hongo del suelo (furasium oxysporum) es el culpable del descenso de producción de borraja desde 2015. Investigadores y empresas han sumado fuerzas para encontrar soluciones con las que plantarle cara.

Cultivos de borraja bajo invernadero en los que se realizan ensayos para disponer de soluciones con las que enfrentarse al hongo del suelo.
Cultivos de borraja bajo invernadero en los que se realizan ensayos para disponer de soluciones con las que enfrentarse al hongo del suelo.
CITA

Todo comenzó en el verano de 2015. Algo sucedía en las plantaciones de borraja aragonesa, en las que, sin motivo aparente, comenzó a producirse un acusado descenso de la producción. Las plantas enfermaban de forma aleatoria (unas sí y otras no), sus raíces de podrían y terminaban muriendo, lo que provocaba mermas de entre un 20% y un 80%. Se desconocía el motivo y la preocupación crecía cada verano, la época del año en la que el misterio se volvía a producir.

Para dar respuesta a tal incógnita y una solución con la que plantar cara al culpable que estaba poniendo el riesgo la viabilidad del cultivo de la llamada ‘reina de la huerta’ se creó en Aragón, y al calor de las línea de ayudas convocadas en 2019 por el Programa de Desarrollo Rural (PDR), un grupo de cooperación liderado por el Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) y la Universidad de Zaragoza, y compuesto por la Sociedad Cooperativa Agraria San Lamberto, la Asociación de Hortelanos y Productores de Zaragoza, la agricultora Ivana Rebollo y el minorista el sector hortofrutícola Manuel Granel. Miembros y beneficiarios son también las empresas Hermanos Mené y Viveros Flores Aznar, que participan activamente en el proyecto dejando sus tierras para que los investigadores puedan terminar con el interrogante.

Tres años después son evidentes los resultados. Se sabe que elcausante de la dolencia de la borraja es un hongo, de nombre furasium oxysporum. Se encuentra en el suelo y se vuelve activo con el calor –precisamente en el verano de 2015 se produjo la ola de calor más extensa, duro 26 días, de la que tienen constancia hasta ahora los registros de la Aemet, con el permiso del axfisiante verano de este año–. Afecta de forma aleatoria a las plantas, unas se mueren y otras parecen inmunes y se desarrollan con normalidad. Y parece sentir predilección por esta verdura tan apreciada en Aragón como desconocida fuera de las fronteras del Valle del Ebro.

La investigadora del CITA Cristina Mallor toma nota de los ensayos realizados con borraja.
La investigadora del CITA Cristina Mallor toma nota de los ensayos realizados con borraja.
CITA

No solo se ha descubierto la causa. También hay notables avances en las posibles soluciones, que pasan tanto por el desarrollo de variedades resistentes al hongo, como por la aplicación de técnicas como la solarización del suelo (muy utilizada en los cultivos bajo plástico tan extendidos en Almería) e incluso por la rotación de cultivos. O por la combinación de todas estas soluciones a la vez, como explican los investigadores que lideran dicho grupo de cooperación.

Queda, sin embargo, camino por recorrer porque las soluciones, aunque cada vez más cerca, todavía no han tocado tierra. Por eso, y a pesar de que el grupo de cooperación acaba de terminar, sus miembros reconocen la necesidad de continuar con las investigaciones e incluso volver a presentar la continuidad de la iniciativa en la próxima convocatoria de ayudas del nuevo Programa de Desarrollo Rural.

Probablemente estaba ahí desde tiempo atrás, pero quizá no se le había prestado demasiada atención porque no afectaba a un gran número de plantas. Sin embargo, en 2015 se hizo evidente que el problema era grave. Durante los meses más cálidos de aquel año –y en los que han seguido hasta ahora– comenzó a registrarse un destacado descenso de la producción de borraja en Aragón. Muchas de las plantas se morían en campo, incluso algunas plantaciones se asolaban completamente hasta provocar una merma del 80% de la producción.

No se tenía mucha idea de lo que estaba sucediendo, no se conocía la causa ni el origen. Para averiguarlo Cristina Mallor, investigadora del departamento de Ciencia Vegetal del CITA, se puso al frente de un proyecto de cooperación cuyo objetivo era dar respuesta a este misterio. Lo hizo junto con otros ocho miembros (empresas y productores) y en el que han participado además los investigadores Ana María Sánchez y Vicente González, también del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, así como Joaquín Albiar y Celia Montaner, de la Universidad de Zaragoza.

"Es cuando comienzan a mirarse las muestras cuando se identifica que el problema se llama furiasum oxysporum, un hongo que está en el suelo, que trabaja mejor cuando hay altas temperaturas por lo que las plantas colapsaban coincidiendo con los meses de verano", explica Mallor.

Identificaba la amenaza había que plantarle cara. "Comenzamos los ensayos para ver qué solución podríamos dar al problema", añade la investigadora. Y desde entonces y a lo largo de estos cuatro años se ha trabajado en tres líneas.

Invernadero de borraja que se utiliza para la realizar las investigaciones sobre el hongo del suelo.
Invernadero de borraja que se utiliza para la realizar las investigaciones sobre el hongo del suelo.
CITA

Una de ellas es la innovación varietal. Dado que no todas las plantas se ven afectadas por virus, aquellas que sobreviven se han aislado, se han obtenido semillas y se ha estudiado la generación siguiente con el fin de disponer de variedades resistentes a la enfermedad. "Lo hemos hecho tanto en condiciones de infección natural, poniendo las plantas en el campo, como en el laboratorio del CITA, donde se ha inoculado artificialmente el hongo, se han cultivado las plantas en cámaras climáticas y aquellas que han sobrevivido las hemos llevado al invernadero para obtener esas semillas resistentes", detalla Mallor.

Una segunda vía de investigación ha sido la rotación de cultivos, de manera que se alterna la plantación de borraja con otras producciones, porque "de esta manera lo que se hace es romper el ciclo de los patógenos que afectan a un determinada especie", explica Mallor, que reconoce que, sin embargo, esta alternativa "no ha resultado muy efectiva", como tampoco dio buenos resultados la aplicación de muchos de los productos fitosanitarios que se ofrecen en el mercado.

Lo que sí ha resultado eficaz es realizar una gestión adecuada del suelo. "Lo que si hemos visto que funciona es la solarización. Ha sido lo que en principio nos ha dado mejores resultados", añade la investigadora para explica la tercera vía de investigación. Se trata de una técnica que consiste en cubrir el suelo húmedo con un plástico transparente durante los meses de verano de manera que la tierra alcanza altas temperaturas que destruyen los patógenos.

La suma de varias soluciones

A pesar de tan importantes avances, la solución total para evitar la amenaza que este hongo supone para las producciones de borraja todavía no está en manos de los afectados. "Va a tener que ser la suma de varias soluciones", reconoce la investigadora del CITA, que señala que aunque es muy difícil saberlo con exactitud, problamente "hasta dentro de tres o cuatro años" no se dispondrá de una semilla seleccionada que haya incorporado la resistencia al hongo. Es cierto que ya cuentan con semillas de las plantas supervivientes, pero todavía queda un largo camino porque "hay que multiplicarlas y seguir estudiándolas", añade Mallor.

Mientras llega ese momento, los impulsores del proyecto consideran que con las selecciones y el material vegetal del que se dispone ahora y con el aplicación de la solarización del suelo, una práctica que tal vez habrá que incorporar al cultivo, "igual se puede solucionar en parte el problema, pero todavía se está lejos de dar una solución al cien por cien".

Por eso, y aunque el grupo de cooperación ‘Borraja, innovación varietal y mejora de la productividad", cofinanciado al 80% por la Unión Europea y al 20% por el Gobierno de Aragón, ha llegado a su fin, los socios de la iniciativa son conscientes de la necesidad de continuar con las investigaciones. "Los ensayos que están en marcha van a continuar, incluso esta semana aún se plantará un nuevo túnel de los que tenemos en experimentación, aunque es verdad que siempre que hay una financiación, el trabajo se hace de una manera más controlada", dice Mallor.

De Montañana a Morata de Jalón para salvar la producción de verano

Hermanos Mené es una empresa hortícola familiar situada en el barrio rural zaragozano de Montañana que conoce bien el cultivo de la borraja. Sus propietarios Vicente y Emilio Mené, la crearon en 1985, pero ya contaban con gran experiencia agrícola puesto que desde años antes ayudaban a sus padres Vicente y Pilar, hortelanos, a cultivar esta apreciada verdura, considerada en algunos mercados como una delicatessen, que luego comercializaban en la zona de hortelanos de Mercazaragoza.

Son los mayores productores de borraja del valle del Ebro y su visión de futuro y su apuesta por la innovación los convirtió en los primeros en vender borraja pelada en bandeja a nivel nacional. Fueron pioneros en realizar cultivo hidropónico y bajo invernadero en la zona de Zaragoza, una avanzadas técnicas de producción que les han permitido ofrecer borraja al mercado durante todo el año.

Por eso, "la existencia del hongo del suelo nos está haciendo mucho daño en las producciones de primavera y verano", asegura Vicente Mené. Tanto, que este año han tenido que llevar su producción de borrajas durante los meses de más calor a otra localidad. Alquilaron una tierras en Morata de Jalón (Zaragoza) y ahí han criado al aire libre esta apreciada verdura para mantenerla alejada de este patógeno que llegaba a matar el 80% de sus plantas. "Como el hongo afecta sobre todo en los meses de verano, para hacer lo que hacemos en junio y julio hemos tenido que irnos fuera de Montañana", detalla.

Y es que, como explica Mené, al tratarse de "tierras nuevas" en las que se hace la primera plantación de borraja "no hay problema". El patógeno aparece, detalla el productor, cuando el cultivo ocupa una vez tras otra la misma tierra. "Entonces, a la tercera o cuarta cosecha aparece el hongo, que, por cierto, no sabemos por qué sucede esto".

Tampoco se sabe por qué es un patógeno tan caprichoso. No solo afectan a unas plantas de borraja y a otras no, aunque estén colocadas unas junto a otras. Además parece que solo le gusta atacar a este cultivo, porque cuando se han hecho rotaciones, y en lugar de borrajas, son las acelgas o la col las que ocupa la parcela, no sucede nada. "Detrás ponemos de nuevo la borraja y el hongo vuelve a afectar, es una cosa muy rara y nos hacemos cruces ya que lo lógico sería que afectara a todo tipo de producciones pero no es así", puntualiza Mené.

Parcela afectada por el hongo del suelo en la finca de Hermanos Mené en Montañana (Zaragoza).
Parcela afectada por el hongo del suelo en la finca de Hermanos Mené en Montañana (Zaragoza).
H.M.

Y, por si fuera poco, en una verano tan excepcionalmente caluroso como el de este año –como le gusta al furasium oxysporum– Hermanos Mené, que produce anualmente unos 1,4 millones de kilos de borraja, ha tenido una merma –aun habiendo trasladado su producción estival– de unos 200.000 kilos.

Por eso, esta empresa familiar participa activamente en el grupo de cooperación que ha investigado las posibles soluciones para hacer frente a este grave problema. Y como los investigadores que lideran esta iniciativa Mené insiste en la necesidad de continuar con los ensayos porque aunque llevan cuatro años de trabajos y avances, "falta bastante más para conseguir una semilla resistente a este patógeno".

La borraja es el producto estrella de Hermanos Mené, pero otra de sus joyas es el tomate rosa. También cultivan y comercializan puerro, escarola, pimiento verde, calabacín, pepino, lechuga, tomate cherry y para ensalada, acelga y repollo.

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