La cuenca del Aragón entra en emergencia tras el trimestre más seco de la serie histórica

Yesa baja ya del 40% pero la CHE garantiza agua para abastecimientos, como a Zaragoza, y usos industriales aunque tampoco llueva en otoño. El eje Gállego-Cinca está en alerta y toda la margen derecha, en normalidad.

El pantano de Yesa, fuente de suministro de agua de boca de Zaragoza, se encuentra por debajo del 40% de capacidad.
El pantano de Yesa, fuente de suministro de agua de boca de Zaragoza, se encuentra por debajo del 40% de capacidad.
Verónica Lacasa

La sequía que azota buena parte de la Comunidad ha dado una vuelta de tuerca más ya que la cuenca del Aragón, con el embalse de Yesa como principal almacenamiento, acaba de entrar en estado de emergencia. Y es que el último trimestre (mayo, junio y julio) ha sido el más seco de toda la serie histórica, que empezó a recoger datos en 1960, y contiene el 60% de la aportación media en la cuenca. Aun así, desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) dejan claro que está garantizada la finalización de la campaña de riego en el Canal de Bardenas con los cupos ya establecidos y que incluso en un escenario de otoño también seco, estarían asegurados igualmente los suministros prioritarios: los abastecimientos a poblaciones como Zaragoza y los usos industriales.

Como explica Mario Carreras, Jefe de Recursos de Explotación de la CHE, una de las causas de la actual situación, además de la severa sequía, es que el vaciado de los embalses suele empezar a finales de junio o principios de julio, "pero este año se adelantó por la fusión de la nieve en mayo".

Yesa almacena 166 hectómetros cúbicos (37,3%), lo que supone un 15% menos que la media del último lustro. Con todo, no está previsto adoptar nuevas restricciones para el riego porque gracias al seguimiento continuo que se hace, se planifica con antelación la disponibilidad de recursos y se fijan los repartos. "Esto nos permite adoptar medidas de forma gradual y no repentinas para que el impacto sobre las explotaciones sea menor", subraya.

Carreras cree que el nivel de emergencia se mantendrá en agosto "y en septiembre ya dependerá de las lluvias y de las temperatura". No obstante, ya anticipa que se llegará al final de la campaña por debajo de los 60 hectómetros que quedaron el año pasado. De esta forma, Yesa se quedará casi en situación de ‘embalse muerto’, es decir, con un volumen que ya no se puede aprovechar porque está por debajo de la toma del canal. Con todo, también recalca que en este caso existe un bombeo que sí permite utilizar esa reserva (unos 20 hm3) si hubiera un otoño seco.

Los regantes de Bardenas, "preocupados"

Los regantes del Canal de Bardenas van a tener la campaña "más ajustada" de los últimos 20 años, comparable casi a la de la sequía de 2005. "Ahora tenemos más hectáreas de riego que entonces y más modernizadas por lo que estamos haciendo un gran esfuerzo para seguir garantizando el suministro a Zaragoza", destaca su presidente, José María Vinué, quien califica la situación de "preocupante". En su caso, ya tomaron medidas con antelación, como poner más cultivos de invierno que necesitan menos agua.

Mientras, en el eje Gállego-Cinca, junio y julio también fueron los más secos de toda la serie. "Mayo no fue bueno pero no el peor, a diferencia de Yesa", apunta Mario Carreras. Aún así, también recuerda que la mala situación de la cuenca ya venía del año hidrológico porque en otoño e invierno las precipitaciones también fueron bastante escasas y las reservas de nieve muy bajas. De ahí que Riegos del Alto Aragón ya fijara cupos al inicio de la campaña.

Ambas cuencas están en situación de alerta. La del Gállego tiene mejores índices con Lanuza al 99% (una vez que finalice Pirineos Sur se empezará a vaciar para llenar otros pantanos como Búbal, que está al 9%) y La Peña al 55%. Mientras, La Sotonera llega casi al 70%. En el Cinca, son peores ya que la suma de Mediano y El Grado -se les considera un sistema conjunto- llega solo al 50%. "Es un año bastante similar a 2011 y 2012 pero lejos de 2005", afirma Carreras.

Por su parte, el Canal de Aragón y Cataluña afronta el verano con algo más de tranquilidad ya que en el Ésera, Barasona está al 66% y San Salvador, al 73%. La situación empeora en el Noguera, en prealerta, con Santa Ana al 43% y Canelles, al 36%. "Aun así, se va a poder acabar la campaña de forma correcta con algún ajuste", dice.

Toda la margen derecha está en una situación de normalidad: en la cuenca del Huerva, Las Torcas está al 54% y Mezalocha al 99%; en la de Aguas Vivas, Moneva llega al 80%; en la del Martín, Cueva de Foradada alcanza el 95%; en la del Guadalope, Calanda está al 71% y Caspe al 77%; y en el Matarraña, Pena está al 85%. En el Jalón, los índices son algo más bajos: La Tranquera al 40% y Maidevera al 55%.

"Teruel es la excepción que confirma la regla"

La provincia de Teruel sale bien parada de la sequía y, de momento, ninguna localidad recibe suministro de agua de boca mediante cubas. Desde la Diputación Provincial destacan que el programa para realizar sondeos en busca de nuevos puntos de aprovisionamiento ha dado buenos resultados y ha contribuido a reforzar los abastecimientos.

Tampoco el campo acusa la falta de lluvias, aunque la cosecha de cereal se vio mermada porque el intenso calor de junio impidió el crecimiento del grano. En las comarcas del norte de la provincia, una vez recogido el cereal, tanto los cultivos de regadío como los de secano, aguantan bien el verano porque, como explica el responsable provincial del sindicato UAGA, David Andreu, la pasada primavera fue lluviosa y la humedad mantiene los almendros, olivos y vides. El sindicalista admite que la situación provincial, en cuanto a sequía, “es la excepción que confirma la regla”.

Por otro lado, el agua de los pantanos es suficiente para garantizar el riego de la fruticultura, aunque la producción, al igual que la de almendras, se ha visto muy mermada por las heladas de la pasada primavera.

Andreu señala que tampoco se prevé una buena cosecha de olivas debido a que la campaña de 2021 fue muy productiva y la variedad de olivo del Bajo Aragón, la empeltre, presenta una acusada vecería que recorta las expectativas para 2022.

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