El coche eléctrico
El aumento de la venta de coches eléctricos y de usuarios de trenes entre Zaragoza y Huesca es la respuesta ciudadana al cambio climático, a los precios de la gasolina y a las consecuencias de la guerra de Ucrania, desde el 24 de febrero. Aún me quedo sorprendido con el coste de recargar un coche eléctrico en el garaje de casa durante toda la noche por unos 3,7 euros para poder circular casi 250 kilómetros y luego encontrar un puesto en la calle donde sea gratis.
De esta manera, los resultados de estos vehículos entre enero y junio han llevado a vender 628 modelos eléctricos en Zaragoza. Es una cifra histórica, ya que ha supuesto un aumento del 56%, a punto de igualar las cifras de ventas de los diésel, con 670, y un descenso del 49%.
El apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza con 10.000 euros para cada taxi eléctrico hace que ya circulen 70 de ellos: desde los más caros (siete de la marca Tesla) hasta las furgonetas que se usan para llevar personas con discapacidad (otras siete). Al primer taxista zaragozano que se empeñó con esta batalla del cambio de coche de gasolina por el taxi eléctrico (Juan Carlos Martínez) lo conocí en 2014 como un adelantado a su tiempo al mejorar los costes; hoy, es alguien que veía venir lo que la situación del cambio climático y la guerra han acelerado en lo que va de año.
El futuro ya está aquí para meditar si el próximo coche debe ser eléctrico, y antes de lo que pensábamos, porque las mismas compañías de automóviles ya se han abierto a ofertar sus propias marcas para no perder ese mercado que crece día a día. El próximo capítulo será el tren que cargará las mercancías que hoy van en camiones.
