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Los iconos que apadrinaron los éxitos deportivos de Aragón

El deporte se asomó a la historia en el siglo XX, tiempo, sobre todo en su segunda mitad, en el que alcanzó la condición de fenómeno de masas que ahora sigue disfrutando. España se elevó a la cima mundial con el cambio de siglo. En Aragón, Fernando Arcega, Conchita Martínez, Santi Herrero, Nayim y Fernando Escartín fueron los pilares sobre los que se construyeron los principales hitos deportivos aragoneses en los últimos 40 años

Arcega y ¡Manolo el del Bombo!, en el vuelta de honor que abrió una nueva era en el baloncesto español.
Arcega y ¡Manolo el del Bombo!, en el vuelta de honor que abrió una nueva era en el baloncesto español.
Juan G. Misis/Heraldo

Hay nombres que apadrinan gestas, equipos. Nombres que incluso definen éxitos concretos. Son sinónimos de victorias que no olvidaremos jamás. Fernando Arcega, Conchita Martínez, Santi Herrero, Nayim y Escartín elevaron equipos y deportes en nuestra tierra hasta instalarlos en la vanguardia europea y mundial. El baloncesto, el tenis, el fútbol sala, el fútbol y el ciclismo no se entenderían en Aragón sin su presencia, sin los éxitos de ese CAI Zaragoza que dinamitó el deporte de la canasta en el arranque de los 80, sin la conquista de Wimbledon, sin ese grupo de amigos que se hicieron los amos del deporte del balón pequeño, sin el gol en la final de la Recopa que nos condujo a la eternidad, sin esos brazos al viento para festejar al fin un triunfo en el Tour. Arcega, Conchita, Santi, Nayim y Escartín, los iconos que vertebraron los grandes títulos de Zaragoza y de Aragón en las últimas cuatro décadas.

Siempre mandó el fútbol. Igual antes que después de la Constitución. En la tele de blanco y negro, Nodo, fútbol y toros. Y boxeo cuando se ventilaba algún título. O sea, cuando se los ventilaba Perico Fernández. Y nada más. Poca tele. El gol de Marcelino a Rusia, aunque la toma estuviera mal cortada, y el fútbol fetén de Los Magníficos. Daguerrotipos de gloria entre el Nodo y la nada. Y después, ya un poquito más cerca, la goleada al Real Madrid campeón (6-1), en la noche anterior al último Primero de Mayo con Franco vivo, para encumbrar a los Zaraguayos, reyes sin corona. Ya con el Rey, ahora emérito, tele en color, más fútbol, cada vez menos toros y boxeo, y explosión de otros deportes. El primero, el más seguido después del fútbol, el baloncesto.

No se entiende el baloncesto en Zaragoza sin Fernando Arcega (Zaragoza, 1960). Lo mejor es que tampoco se entiende el baloncesto en España sin Zaragoza. Conocíamos a Emiliano y a Buscató. El zaragozano Alfonso Martínez apenas superaba el ‘metro noventa’ y jugaba de pívot. El Barça hasta retiró la sección... Para competir de verdad, el Madrid y España nacionalizaron a Wayne Brabender y a Clifford Luyk. También jugaban bien los chicos del Ramiro de Maeztu y los chavales de la Penya. El Barça se volvió a federar. En serio, quién lo diría ahora, hubo un tiempo en que no estuvieron ni federados... En estas, Zaragoza saltó a por todas en el deporte de la canasta a finales de los 70. Lo hizo a través de la sección de baloncesto de Helios, ese club que en la Transición fabricó más olímpicos que la mismísima Universidad de UCLA (Esteban Celorrio, David López Zubero, Abel Antón, Epi, Fernando Arcega...). Un ejecutivo ganador, José Luis Rubio, moldeó la idea. La piedra angular en la pista de ese idea fue Fernando Arcega. Fuera de la pista fue Rubio, pero en la pista, reitero, la viga maestra se llamaba Fernando y se apellidaba Arcega. Con él, con el chaval de Zaragoza que ya anunciaba lo mejor en las inferiores de España con los otros dos Fernandos (Martín y Romay), se brincó a la élite a finales de los 70. Con él y con los mejores extranjeros de España, el pabellón de la Caja se quedó pequeño. Con él hubo que trasladarse al Palacio de los Deportes, y después al pabellón Príncipe Felipe. Con él, por él, a través de él, Zaragoza se hizo un sitio en el baloncesto.

Fue el 6, igual que Xavi Aguado. El 6 de ese CAI Zaragoza repleto de chulería y descaro lo portó Fernando Arcega. Con él, el CAI tumbó al Barça en la final de la Copa del Rey ese inolvidable 1 de diciembre de 1983. Ese día nació el baloncesto español moderno. El CAI se introducía por derecho en la jerarquía del baloncesto español. Unos meses más tarde, la selección española de Antonio Díaz Miguel se subiría al segundo peldaño del podio olímpico de Los Ángeles 84, solo superada por los Estados Unidos de Michael Jordan. Ese CAI solo llegó tarde a evitar la fuga de Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’ al Barça. Lo demás lo hizo todo. Y lo que no hizo, se lo robaron, como en Ginebra. Ganó otra Copa del Rey y se extinguió unos meses después de la retirada de Fernando Arcega. Antes, el capitán dejó tras de sí una trayectoria de compromiso absoluto con el equipo de su tierra, club al que nunca abandonó. Porque Fernando Arcega lució siempre la misma camiseta, la del primer equipo de Zaragoza. Primero Helios y después el CAI Zaragoza. Y la de España, en un itinerario mágico hasta Barcelona 92.

Después de Santana y antes de Nadal, el tenis femenino español lo elevaron Arancha Sánchez-Vicario y Conchita Martínez (Monzón, 1972). Muy buena Arancha, pero la que ganó Wimbledon, la primera española en coronar el Everest del tenis, fue Conchita. Ese 6-4, 3-6 y 6-3 en 1994 a Martina Navratilova aparece subrayado en historia del deporte español. También ganó Australia y Roland Garros. Y se colgó tres medallas olímpicas en tres Juegos distintos. Tres periodos olímpicos... En fin, y luego decían que era irregular... Retirada como jugadora, entrenó a Garbiñe Muguruza, la segunda y última española en ganar Wimbledon. La primera, por supuesto, Conchita.

Conchita Martínez.
Conchita Martínez.
Guillermo Mestre

El fútbol sala es el deporte de más reciente creación en este itinerario victorioso. Apareció en los 80. El vulgo le llamaba futbito. El periodista José María García lo pregonó hasta la saciedad. En Zaragoza también pegó fuerte. Luis Ángel Corredera tuvo el olfato de reunir a unos chavales zaragozanos que jugaban un montón. Además, tuvo la valentía de apostar por ellos. Muchos triunfaron y llegaron incluso a la selección española (Chavi Ladaga, Paco Ledesma, Juan Gómez ‘Galo’). Santi Herrero (Zaragoza, 1971) hasta fue campeón del mundo. Antes, hizo campeón al Pinturas Lepanto en 1995 ante el Interviú... de José María García. 

Santi levanta el trofeo de campeón de Liga.
Santi levanta el trofeo de campeón de Liga.
Luis Correas/Heraldo

Hay enunciados que pertenecen al territorio de la obviedad. Qué decir... Lo sabemos todos. Mohamed Alí Amar. Sí, Nayim (Ceuta, 1966). Lo firmó el Barça. Después pasó por Londres, por el Tottenham, donde le dio todo su cariño a Paul Gascoigne. Le gustaba a Venables. Y también a Víctor Muñoz, que lo trajo al Zaragoza. Un 10 de mayo de 1995 se levantó con el pie derecho. Con ese pie derecho nos llevó al cielo. La Recopa. El mayor hito en la historia del deporte aragonés. Te queremos, Nayim. Te querremos siempre. Igual que tú a Gascoigne, Gigi.

Nayim, nada más dibujar la parábola mágica.
Nayim, nada más dibujar la parábola mágica.
Oliver Duch

En ciclismo, un valiente de Biescas ganó por fin una etapa en el Tour de Francia. Fue en Piau Engaly en el Tour de 1999. Ya había abdicado Induráin. El dopaje aparecía en cada cuneta. Escartín fue tercero en ese Tour. Por cierto, después se demostró que el primero, Lance Armstrong, y el segundo, Alex Zülle, iban dopados hasta las cejas. Ergo, el ganador de ese Tour debería ser... ¡Fernando Escartín!

Fernando Escartín, en la Vuelta Aragón.
Fernando Escartín, en la Vuelta Aragón.
Oliver Duch

Ya en el siglo XXI, un par de Copas del Rey del Real Zaragoza, la irrupción del voleibol en Teruel y la gesta del CAI Aragón de balonmano, el único equipo aragonés en jugar una final continental en el tercer milenio. La perdimos con el Magdeburgo. Antes, Arcega, Conchita, Santi, Nayim y Escartín nos supieron hacer campeones.

 

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