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La pandemia dispara un 30% las consultas de Salud Mental y satura los servicios

Los profesionales alertan de que el impacto sobre el bienestar emocional aumenta también en los niños y jóvenes.

Imágenes del Centro de Rehabilitación Psicosocial Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza.
reunión de trabajo en el Centro de Rehabilitación Psicosocial Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza.
Guillermo Mestre

La crisis sanitaria del coronavirus ha supuesto un importante deterioro de la salud mental entre la población, aumentando hasta un 30% las consultas y saturando los servicios. Los efectos sobre el bienestar emocional y psicológico ocasionan otra ola más allá de los contagios, los fallecimientos y las consecuencias sociales y económicas, y se ceba sobre los menores. Aislamiento, incertidumbre, miedo, soledad, duelos no resueltos o falta de contacto social se traducen en un incremento de episodios de ansiedad y depresión, malestar emocional o trastornos mentales graves e ideas suicidas.

Y en este contexto, la población infantil y juvenil se ha visto seriamente afectada, tal y como reconocen psicólogos y psiquiatras. Miguel Martínez Roig, jefe de servicio de Psiquiatría del Sector Zaragoza I, reconoce que hay una "avalancha" de patologías en niños y adolescentes: "Se debe a múltiples factores, y todos tienen que ver con lo que nos ha cambiado la vida la pandemia". En su opinión, es una generación que ha tenido "menos contacto social y menos refuerzo con sus iguales, y casi siempre de la mano de las redes sociales y con poca capacidad de control; y que además ha hecho frente, también, a problemas que se han vivido en sus hogares, como afrontar un erte o perder a un ser querido". "Todo esto ha determinado que ahora tengamos una ola que nos hace estar desbordados", indica. Una presión que existía antes de la emergencia sanitaria: "Pero ahora se ha hecho más patente que el eslabón débil de la cadena sanitaria sigue siendo la salud mental".

La pandemia, concreta la directora del Centro de Rehabilitación Psicosocial Nuestra Señora del Pilar, Cristina Laguna, "ha supuesto un aumento en las consultas de salud mental superior a un 30%, tanto en la población adulta como en menores". En niños y jóvenes, la patología que se relaciona directamente con la covid ha sido el trastorno de la conducta alimentaria, "que ha aumentado exponencialmente". A todos los niveles, tanto en consultas como en hospitalización, "llegan pacientes más jóvenes y más graves, con unos índices de masa corporal muy bajos, que requieren una atención muy intensiva y muy prolongada en el tiempo".

Los efectos de las siete olas

Temor a las multitudes, ansiedad ante la retirada de las mascarillas, sobreprotección, miedo a bajar la guardia... Las situaciones son muy variadas tras haber afrontado ya siete olas de una pandemia que comenzó en primavera de 2020: desde quienes han visto alterados sus proyectos vitales a aquellos que no han resuelto bien los duelos o que todavía no se han recuperado de las secuelas de la covid-19. "Otro de los frentes –asegura Martínez Roig– afecta a quienes en estos dos años no han tenido un seguimiento todo lo intenso que necesitaban sus patologías, como mayores con deterioro cognitivo o gente con trastornos mentales graves. Ha podido haber un retroceso, se ha disminuido un escalón que luego va a ser muy difícil de recuperar". Por todo ello, indica, "se están viendo muchos trastornos ansioso-depresivos", que responden a "un conglomerado de factores".

"En el servicio público de salud mental y en los gabinetes de Psicología se observa un aumento tremendo de consultas relacionadas con cuadros de ansiedad, depresión, estrés", indica el presidente del Colegio Profesional de Psicología de Aragón, Santiago Boira. "Además, desde el colectivo tenemos que prestar atención a nuestros profesionales y ponernos a disposición del cuidado de la gestión emocional". "La pandemia ha hecho que afloren muchas problemáticas de salud psicológica que estaban un poco más escondidas". Tal y como añade: "Esto va a continuar, porque la situación de incertidumbre no ha cambiado".

"Se ha visto un aumento alto en los trastornos ansioso-depresivos y, sobre todo, adaptativos"

Desde el Centro de Rehabilitación Psicosocial Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza han observado cómo la covid ha repercutido directamente en un aumento de trastornos relacionados con la salud mental. Un panorama que afecta a todos los niveles asistenciales que prestan, tanto en hospitalización –con el programa de subagudos, el único de estas características en Aragón, de media y larga estancia y de Psicogeriatría– como en otros dispositivos comunitarios, como un centro de día y una unidad de salud mental.

Para su directora, la psiquiatra Cristina Laguna, el impacto en la población adulta ha sido mayor entre los pacientes más vulnerables, "no solo aquellos que ya tenían un trastorno psiquiátrico previo, sino en los jóvenes, los mayores de 60 años y quienes sufrían enfermedades crónicas, como procesos oncológicos". En los adultos jóvenes, de 18 a 25 años, se han producido "patologías asociadas al aislamiento", con incluso absentismo laboral o educativo; y en las personas mayores, "con cuadros psiquiátricos graves, con un aumento de la ideación autolítica, de primeros episodios psicóticos, que en esa edad no son habituales", añade. Además, se ha observado una "elevada frecuentación de Urgencias" de esos dos grupos poblacionales.

Todas las situaciones relacionadas con la pandemia de covid, "han ocasionado un malestar tremendo". "La mayoría –relata– no tiene por qué generar una patología psiquiátrica. Lo que nos falta son estrategias de afrontamiento de esas circunstancias. Somos una sociedad que tenemos dificultades para adaptarnos a este cambio, que nos va a llevar un tiempo y es necesario. Pero es cierto que se ha visto un aumento en trastornos ansioso-depresivos y, sobre todo, adaptativos"

Tras más de 20 años de ejercicio profesional, Laguna ha observado que "las limitaciones de aforo y las medidas de distanciamiento social han condicionado el uso de los recursos comunitarios, que en salud mental son prioritarios". La falta de regularidad en la atención hace que los cuadros "sean mucho más graves, de más difícil abordaje y se prolongue más su tratamiento; hace que aumenten las estancias, las listas de espera y dificulta el retorno del paciente a integrarse en la comunidad, que es nuestro objetivo". También han aumentado los "duelos patológicos, no solo por la pérdida de un ser querido, sino derivados del miedo a morirse o por las secuelas de la propia enfermedad".

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