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El rincón de las Cuencas Mineras sin casos de covid: "En el fondo ha sido un milagro"

Vivel del Río Martín ha esquivado el virus, también en esta séptima ola. Su pequeño tamaño -85 habitantes censados- ayuda, pero ha tenido amenazas que ha logrado evitar.

En Vivel del Río Martín no es fácil encontrar a alguien por la calle un día entre semana a media mañana. Los agricultores han salido con sus tractores, los ganaderos a cuidar sus animales, los obreros a sus ‘tajos’ y los jubilados -la mayoría- se refugian del frío en sus casas. La fisionomía de este pueblo de Cuencas Mineras hace que esconderse de la pandemia sea aquí más sencillo. “El coronavirus es una lotería, y con los pocos que somos es más difícil que nos toque”, resume en el bar del pueblo Francisco Javier Escolano, un vecino que apura un café.

Las personas censadas no llegan al centenar, aunque en esta época del año apenas hay 25. Aún así, en Aragón hay muchos pueblos como este, o más pequeños, que han tenido -y tienen- casos de covid. Además, hay que tener en cuenta que los fines de semana la población aumenta notablemente, y que en verano se superan las 300 personas. “La gente ha sido responsable, pero en el fondo ha sido un milagro que no hayamos tenido ningún caso”, cuenta su alcalde, Antonio Royo.

“La mascarilla aquí se ha llevado de continuo, las personas mayores no se han juntado, las fiestas se anularon… Lo más duro han sido los funerales, a los que solo ha ido la familia más cercana”, explica. En una localidad envejecida, la pandemia se recibió con miedo en marzo de 2020. “Construimos 35 o 40 nichos en el cementerio por si el virus entraba en el pueblo, porque nos podíamos quedar sin sitio para enterrar a la gente. Afortunadamente no ha habido que usarlos”, cuenta Royo. Aunque algún vecino oriundo de Vivel ha enfermado en otras ciudades, en el pueblo no solo no ha habido que lamentar ningún muerto, sino que tampoco ha habido que protegerse de ningún contagio.

El alcalde admite que en un pueblo como Vivel del Río Martín “es más fácil” esquivar el virus, pero también ve que existe “un factor suerte importante”. Hay que tener en cuenta que la cercana residencia de Martín del Río sufrió un brote importante el noviembre de 2020, y que Utrillas -a apenas 13 kilómetros- ha tenido momentos de una tremenda transmisión comunitaria. Además, “los fines de semana y en el verano vienen vecinos de Zaragoza, de Teruel, de Valencia, de Barcelona… Hay gente que trabaja en el taxi y niños que van al colegio, pero nadie ha traído el virus”, señala. Cuando estas personas acuden a Vivel, admite el alcalde, “nadie ha hecho barbaridades”.

Estos días está en el pueblo con su mujer y su hijo recién nacido Álex Teruel, un joven zaragozano de permiso de paternidad. “Aquí hay que tener cuidado, pero no es como en Zaragoza. La distancia de seguridad se mantiene más fácilmente, aunque como hay mucha gente mayor, no hay que confiarse”, señala.

El bar del pueblo, en los bajos del Ayuntamiento, es el lugar de reunión de los vecinos. Ricardo Cerroche, su propietario, dice que en el pueblo “se ha hecho lo correcto” para evitar los contagios, aunque reconoce que “con tan pocos habitantes es más sencillo”. “Aún así, la gente ha sido responsable”, afirma. Ellos han sufrido las consecuencias de ese miedo, ya que en la facturación lo han notado “mucho”. “La gente tiene más miedo, hay quien no quiere entrar dentro y se queda en la terraza, pero con este frío...”, cuenta.

Mientras tanto, el alcalde no se fía. “Hay que seguir con precaución, sobre todo con las personas mayores, porque está claro que este virus no conoce a nadie”, sentencia.

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