aragón es extraordinario

Pasarelas de Panticosa: disfrutar sin agotarse

El amor a la montaña sí conoce de niveles, y triscar por ellas a través de pasarelas es un modo muy legítimo de honrarlas.

Las pasarelas de Panticosa se ubican sobre el río Caldarés.
Las pasarelas de Panticosa se ubican sobre el río Caldarés.
Laura Uranga | laur

Que sí, que están de moda, que salen como setas de otoño tras la lluvia, pero está claro que funcionan, y mucho. Las pasarelas que atraviesan cañones fluviales, zigzaguean trepando por paredes imposibles o rodean montes para salvar desniveles que las harían intransitables sin crampones y herrajes han aparecido en muchos puntos de Aragón, y Panticosa no es una excepción. En este caso es el río Caldarés el que fluye bajo los pies de los visitantes, a considerable distancia vertical del paseo por las estructuras metálicas; son 25 metros, casi el equivalente a la longitud de una cancha de baloncesto, y 10 metros más de la pared vertical en la que Alberto Ginés conquistó el oro en los Juegos de Tokio hace mes y medio. La belleza del entorno es de sobras conocida por cualquier pireneísta de pro, y un regalo inesperado para quienes no lo son.

Fernando es uno de los guías que asesora a los visitantes en el acceso a las pasarelas; el más veterano de la tropa, del terruño y sobrado de humor montañés, que desparrama con generosidad en la charla previa que brinda a los caminantes. «Hola, buenos días, tardes y de todo; aquí es donde iniciamos el recorrido por las pasarelas de Panticosa; tienen 400 metros de longitud y el tiempo aproximado para recorrerlas, contando con las paradas para las fotos, suele ser de entre 10 y 15 minutos. Ojo, que no ponemos presión, el tiempo es libre. Hablamos de un recorrido circular desde el aparcamiento de la telecabina, y como ya han llegado hasta aquí saben que hay unos 15 minutos desde el lugar donde se venden los tickets físicos, aunque veo que la mayoría ya lo han comprado por internet. Muy bien, las dos cosas valen».

Fernando recomienda mucha atención a la gestión del vértigo. «La primera bajada de escaleras con 13 peldaños es la prueba de fuego, un salto de fe que, sin embargo, es completamente seguro. Hay que poner atención a techos de los resaltes de roca y a los salientes laterales, para evitar rozaduras. Dicen que el roce hace el cariño, pero aquí hace daño».

El recorrido propuesto es una camino circular desde y hasta el pueblo de Panticosa, remontando primero el río Bolática en suave cuesta y dirección a la entrada de las pasarelas. «Aquí tienen un reloj de sol –explica Fernando– que suele gustar mucho a los más pequeños, y también a bastantes grandes. Además, tenemos nuestro propio reflejo de la Vía Apia romana –señala a un lado– con esta pequeña construcción. Tras superar las pasarelas se sigue camino por un sendero en ascenso hasta los búnkers del monte, que son visitables; hay que cerrar la puerta al salir, para que no entren nuestras amigas productoras de conguitos y olivas negras, ya saben, que lo dejan todo perdido. Luego se sigue subiendo hasta el mirador de O Calvé, visible frente a las pasarelas; allí la vista es magnífica». Tras el mirador empieza la bajada hacia el pueblo; ahí hay que aplicar el paso corto y la pausa para evitar resbalones, sobre todo con terreno húmedo. El tiempo habitual del trayecto (algo más de dos kilómetros) es de algo menos de una hora.

Las pasarelas son visitables para mayores de siete años con una altura mínima de 1.30, y siguen abiertas los próximos seis fines de semana, hasta finales de octubre, además de los días 11 y 12 del mes próximo. Las reservas por internet pueden hacerse en la web pasarelasdepanticosa.com.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión