Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¡Me dejas de piedra!

Fósiles de Proa en el laboratorio

Algunos fósiles se encuentran completamente recubiertos por una matriz ferruginosa muy endurecida que perjudica su conservación y que resulta muy difícil eliminar. Hace falta utilizar herramientas neumáticas de precisión... o nanomateriales

Limpieza mecánica de una vértebra de Proa con una herramienta neumática.
Limpieza mecánica de una vértebra de Proa con una herramienta neumática.
Ana González

Proa es un dinosaurio ornitópodo que vivió en Teruel durante el Cretácico Temprano, hace unos 113-100 millones de años. Sus fósiles fueron rescatados del interior de una mina de lignito, envueltos en sedimentos arcillosos situados justo debajo de las toneladas de carbón extraídas durante las labores mineras. Su nombre genérico, Proa, deriva de la semejanza que tiene su predentario –o ‘pico’, un hueso muy característico del cráneo de este tipo de dinosaurios– con la proa de un barco. Su nombre específico, valdearinnoensis, se refiere a que es originario de la Val de Ariño, tierra de tradición minera situada al norte de Teruel.

Se publicó como especie nueva en 2012 en la revista científica ‘Zootaxa’, especializada en taxonomía zoológica, por un equipo compuesto por un paleontólogo de la Universidad de Pensilvania, paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y un paleontólogo del Servicio Geológico de Utah.

El holotipo de este dinosaurio (el fósil diagnóstico) consiste en un esqueleto parcial en el que destaca un cráneo completo, aunque desarticulado. El holotipo también incluye vértebras cervicales, dorsales y caudales; huesos de la cintura pélvica (ilion e isquion), arcos hemales, etc. Para su descripción completa se usaron 348 huesos pertenecientes a cinco individuos diferentes. Tras su investigación sabemos que Proa pertenece al grupo de los hadrosauroideos basales y sus rasgos evolutivos revelan que estaría emparentado con dinosaurios asiáticos.

El yacimiento del que procede, la mina Santa María, es tan excepcional que, desde que comenzaron las excavaciones paleontológicas en 2010, se han recuperado numerosos ejemplares de Proa, algunos de ellos inusualmente completos. Gracias a ello ha sido posible llevar a cabo el montaje de un esqueleto original, compuesto casi exclusivamente por huesos de un solo individuo pero que se completó con fósiles de otros ejemplares. Concretamente, está compuesto por 137 huesos pertenecientes a cuatro individuos diferentes, entre los que se encuentran fósiles del holotipo: el cráneo completo, una escápula, el coracoides y un húmero. Este esqueleto se instaló en 2015 en el Museo Paleontológico de Dinópolis y supuso el primer montaje de un gran esqueleto original de dinosaurio expuesto en un museo en España.

Montaje de un esqueleto original de Proa, con casi todos los huesos de un solo individuo.
Montaje de un esqueleto original de Proa, con casi todos los huesos de un solo individuo.
F. C. P. Teruel-Dinópolis

Debido a su gran número, quedan muchos fósiles de Proa a los que todavía no se les han podido aplicar tratamientos para su conservación. La principal dificultad a la que nos enfrentamos es que muchos fósiles están completamente recubiertos por una matriz ferruginosa muy endurecida cuya eliminación es muy costosa, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los fósiles que provienen de este yacimiento, que están englobados en una matriz arcillosa con materia orgánica bastante deleznable y fácil de retirar. Para eliminar dicha costra es necesario el empleo de técnicas de preparación paleontológica especiales, mediante el uso de herramientas neumáticas de precisión, como percutores y vibroincisores de distinta dureza.

Desafortunadamente los fósiles de Proa contienen pirita y otros sulfuros de hierro en su interior que comprometen su preservación. Para solucionar este problema se está valorando el uso de una resina sintética alternativa y, además, se explora una novedosa metodología de conservación basada en el tratamiento de los fósiles con nanomateriales para tratar de ralentizar el proceso de oxidación de la pirita. Esta labor se desarrolla a través de un acuerdo de colaboración con la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Aragón en Huesca, y el Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA, CSIC-Unizar).

Conforme avancen los trabajos de preparación paleontológica de los fósiles y su estudio, obtendremos importante información acerca de la morfología de este espectacular dinosaurio, que completará la ya conocida, e incluso se podrán acometer trabajos de variabilidad intraespecífica, ontogenia, dimorfismo sexual, etc.

Ana González Fundación Conjunto Paleontológico De Teruel-Dinópolis

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