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Aragón descarta limitar el acceso a las cimas, pese a las aglomeraciones de este verano

El Aneto y Monte Perdido registraron el paso de más de 150 montañeros algunos días de agosto en apenas unas horas. El 36% de los que suben a picos se quejan de la masificación.

Montañeros en la cima de Monte Perdido el sábado 1 de agosto, primer fin de semana del mes vacacional por excelencia.
Montañeros en la cima de Monte Perdido el sábado 1 de agosto, primer fin de semana del mes vacacional por excelencia.
Víctor Dorado

Es sábado 1 de agosto, y 151 montañeros hacen cima en apenas cuatro horas (de 9.00 a 13.30) en Monte Perdido (3.355 m), en el Parque Nacional de Ordesa. Las aglomeraciones en el tercer pico más alto del Pirineo se repiten al día siguiente, con un registro similar. La misma imagen se da en el Aneto (3.404), la cumbre por excelencia, también en un espacio protegido, el Parque Natural Posets-Maladeta, por donde el 25 de julio pasaron 141 excursionistas en ese intervalo de tiempo. Curiosamente, no hay espacios suficiente para guardar las distancias de seguridad en el verano de la covid, saturadas por el efecto llamada de la montaña.

Otra vez al final del verano resurge el debate sobre la masificación de la alta montaña, una situación que el Gobierno de Aragón no considera preocupante como para tomar medidas, a diferencia de la Generalitat. El Parque Natural del Alt Pirineu (Lérida) ha anunciado una regulación en los accesos por las aglomeraciones en la Pica d’Estats (3.143), el más alto de Cataluña.

El conteo en las cumbres aragonesas lo realizó personalmente Víctor Dorado, investigador del grupo Giseafe, para su tesis doctoral sobre la masificación de las cimas emblemáticas de España del INEF de Lérida. Su trabajo incluye una encuesta de la percepción subjetiva de la congestión. En el Aneto, el 36% de los 111 montañeros a los que preguntó creen que hay saturación, porcentaje que sube al 39% en Monte Perdido, con 115 encuestas. El investigador quiso saber también en qué medida la pandemia influyó en la decisión de subir. Para el 25%, en un caso, y el 27%, en otro, fue un motivo importante o muy importante. Víctor Dorado alerta de que la masificación no solo afecta a la calidad de las visitas. Tiene un grave impacto ambiental, con focos de basura, baños prohibidos en ibones, erosión en los caminos o acampadas fuera de horas permitidas.

Las imágenes difundidas en redes sociales, respaldadas por las cifras de su estudio, evidencian la alta frecuentación de los picos. Sin embargo, el Gobierno de Aragón no está pensando en limitar los accesos, medida de la que tampoco son partidarios los montañeros aragoneses y que los municipios afectados ven de difícil aplicación. "No nos planteamos restringir el aforo en los espacios naturales protegido"», asegura el departamento de Agricultura y Medio Ambiente.

"Es un debate recurrente", afirma por su parte Luis Masgrau, presidente de la comisión gestora de la Federación Aragonesa de Montañismo, a su juicio un tanto artificial. "Hay aglomeraciones muy pocas veces al año, en muy pocos sitios, siempre en fines de semana y en unos tramos horarios". Se ha reflexionado sobre ello en el Observatorio de la Montaña de Aragón, pero la regulación "no es una necesidad perentoria", dice. Además, la administración "huye" de esta controversia. Masgrau es consciente de la complejidad de limitar los accesos y apuesta por la concienciación y por "favorecer que la gente se incline por otras rutas, porque el monte, en un 99%, está vacío".

A diferencia de la FAM, la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña se acaba de pronunciar a favor de "tomar medidas" y pide un estudio para regular el acceso determinadas épocas del año en puntos concretos con masificación constante.

Los ayuntamientos afectados son conscientes del posible colapso de algunos lugares. "Cada sitio debería tener un aforo máximo", opina Miguel Noguero, alcalde de Bielsa y presidente de la Asociación de Municipios con Espacios Naturales Protegidos de Aragón. A su juicio, existen "puntos calientes", pero entiende la dificultad de "poner puertas al campo y contadores en la montaña". Como Masgrau, aboga por emprender "una política de diversificación para poner en valor otros lugares". La oficina de turismo de Bielsa, por ejemplo, aconseja destinos alternativos al valle de Pineta.

El alcalde de Benasque, Ignacio Abadías, es un firme defensor de la regulación de la subida al Aneto, "masificado en julio, agosto y muchos días de septiembre u octubre", porque la visita pierde calidad "cuando llegas, tienes que hacer cola en el paso de Mahoma y te encuentras a 300 personas". Evitarlo pasa, en su opinión, por ‘alejar’ la montaña, es decir, no dar facilidades en la ascensión, como el servicio de autobuses de Benasque a la Besurta, que deja el refugio de la Renclusa a media hora y la cima, a cinco. "Habría que hacer como antes, que para subir al Aneto se necesitaban dos días, haciendo noche en el refugio, donde caben 90 personas. Ahora se puede salir de Zaragoza a las 4 de la mañana, hacer cima y volver a dormir a casa", señala.        

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