heraldo escolar 

Vuelta a las aulas con ilusión y prudencia

De manera escalonada, los escolares aragoneses han regresado a las aulas, en un curso, marcado por la covid-19, que arranca con muchas ganas, pero también con incertidumbre y miedo a los contagios

El Lycée Français Molière de Zaragoza fue uno se los primeros colegios en la Comunidad aragonesa en abrir sus puertas, el pasado 3 de septiembre
El Lycée Français Molière de Zaragoza fue uno se los primeros colegios en la Comunidad aragonesa en abrir sus puertas, el pasado 3 de septiembre
Francisco Jiménez

Después de seis meses alejados de las aulas –muchos alumnos se confinaron en sus casas incluso sin despedirse de sus propios compañeros–, este curso, recién estrenado, va a ser para todos especial, diferente, complicado. Su marcha dependerá de la evolución de la pandemia de la covid-19 –en Aragón ya han cerrado 37 aulas en 31 centros–. Y, aunque con ilusión, ganas, muchas ganas, y esperanza, no se puede decir que haya empezado con muy buen pie, pues lo ha hecho con rutinas diferentes –mascarilla, grupos ‘burbuja’, movimientos limitados, distanciamiento...– y lo peor: con miedo. "Miedo de los padres y docentes ante la incertidumbre por los posibles contagios y miedo de los niños, que no terminan de comprender por qué no pueden jugar al balón, estar con sus compañeros de la otra clase o pedirle la goma al de al lado", reflexiona Toñi Morcillo, maestra de 3º de primaria en el CEIP Josefa Amar y Borbón de Zaragoza y psicóloga educativa, miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAP), que sostiene, además, que cada vez que se ha preguntado si el colegio es un lugar seguro para alumnos y profesores, se ha respondido con otra pregunta: "¿Acaso existe un lugar seguro, libre del virus?". "El riesgo cero de contagio no existe –continúa–, por eso no podemos quedarnos paralizados dentro del círculo del miedo. El dichoso coronavirus –por lo menos hasta que se logre una vacuna– ha venido para quedarse, se ha convertido en un silencioso compañero más del aula, y la mejor manera de ‘relacionarnos’ con él no es a través del miedo, sino del conocimiento de cómo se comporta para poder plantarle cara y frenarlo".

Convivir con el coronavirus

Juan Antonio Planas, orientador durante muchos años en el IES Tiempos Modernos de Zaragoza y presidente de la AAP, refrenda a su compañera y añade que "estudios recientes, como el de la clínica Sant Joan de Déu o el del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, indican que niños y adolescentes se contagian y transmiten menos el virus, por lo tanto, tenemos que aprender a convivir con él con precaución y cautela, pero sin que nuestras vidas se vean condicionadas de manera extraordinaria".

"Los niños necesitaban volver a clase", interviene la psicopedagoga, orientadora de infantil y primaria del Colegio Juan de Lanuza de Zaragoza y también miembro de la APP María Torrecilla. "Necesitaban separarse de la familia; poder sentirse más autónomos durante unas horas; socializar con sus iguales, aunque ahora no pueda haber contacto físico; y continuar aprendiendo todo lo que la escuela puede enseñarles, que es mucho, desde lo curricular hasta lo social y emocional".

Nos guste o no, el miedo es un factor poderoso. Está ahí. Como explica Ana Rojo, profesora de infantil y orientadora del Colegio Escuelas Pías de Zaragoza, además de experta en neuroeducación y miembro de la AAP, durante todos estos meses los pequeños han vivido muchas emociones y ahora es el momento "de descubrir las dominantes: tristeza, rabia, alegría y sobre todo el miedo y la incertidumbre". Y no podemos olvidar, recuerda, que hay niños que han vivido la pérdida de familiares y que, aunque resulte duro trabajar el duelo y la muerte "hay que hacerlo ya desde infantil para que luego el proceso del duelo sea menos dramático". Por eso, continúa, "en todas las aulas debe haber un buen programa emocional, con el que a través de actividades y dinámicas se expresen y trabajen las emociones pasadas y la que se van a vivir este curso".

"En todas las aulas debe haber un buen programa emocional para trabajar las emociones pasadas y las que se van a vivir este curso"

"Muchos niños han sentido miedo de volver al colegio –añade– pero tenemos que lograr que vuelvan a verlo como un lugar donde reinan la alegría, el cariño, la ilusión… para que el temor vaya disminuyendo". "Pero también tenemos cosas a favor", interviene María Torrecilla. La maestra y psicopedagoga destaca que los niños han convivido ya con el virus en sus casas, con la familia, que es su mayor apoyo, y que han aprendido muchas cosas que antes no hacían: llevar mascarilla, aplicarse gel, lavarse las manos a menudo. "Ahora es importante explicarles la situación –de hecho ya se han producido los primeros contagios–, que sepan que en el colegio deben cumplir las normas que les indiquen los adultos que allí velan por ellos, que los amigos están ahí, aunque no podamos tocarlos, pero que podemos jugar con ellos a muchas cosas que no implican riesgo".

Alumnas de infantil del CEIP Tío Jorge de Zaragoza, en su primer día de regreso a las aulas.
Alumnas de infantil del CEIP Tío Jorge de Zaragoza, en su primer día de regreso a las aulas.
Toni Galán

Hablar, explicar, concienciar

Torrecilla insiste en que, ante la incertidumbre y los posibles e imprevisibles cambios, "conviene hablar con los niños y analizar cómo han ido cambiando las cosas: cuando no podíamos salir de casa y luego llegaron los paseos de una hora;de un verano diferente a los anteriores… Durante la pandemia –apunta–, los adultos hemos fortalecido nuestra capacidad de adaptación al cambio, una capacidad que los niños, en general, tienen mucho más desarrollada que nosotros".

Como máximo representante de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, Planas recomienda a las familias que, independientemente de la edad de sus hijos, les hablen con claridad de los riesgos, pero también de "la necesidad de asistir a clase con normalidad, si la enfermedad no lo impide". Y, en este sentido, propone cierta "complicidad" por parte de los hijos, es decir, "que sean ellos mismos los que hagan propuestas para que se conciencien de la necesidad de extremar las medidas higiénico-sanitarias". Y, para ahondar en la concienciación, apuesta por la lectura de cuentos sobre el tema, adaptados a su edad, o de noticias en los medios de comunicación, anécdotas, casos reales… "Al igual que ocurre con los fallecimientos o enfermedades –continúa–, es mejor informar claramente y no andar con tapujos o sortear la cruda realidad con eufemismos y ocultaciones".

"A los niños hay que hablarles con claridad de los riesgos, pero también de la necesidad de asistir a clase con normalidad, si la enfermedad no lo impide"

Las familias, imprescindibles

"Creo que las familias, por el momento, pueden estar tranquilas –asevera Toñi Morcillo–. Pero, aunque en los centros se han extremado todas las medidas de seguridad: uso exclusivo de baños por cada grupo estable de convivencia, direccionalidad en los pasillos, distanciamiento físico, desinfección y ventilación de espacios, no permitir la entrada al centro a personas ajenas..., su colaboración, ahora más que nunca, es imprescindible. Deben cumplir estrictamente las medidas sanitarias así como el plan de contingencia de su centro educativo". Y se muestra tajante cuando afirma que "de nada servirá todo el esfuerzo que se está realizando en las aulas, si a la salida del colegio los niños se juntan para jugar o realizar extraescolares, como si nada hubiera pasado".

"De nada servirá todo el esfuerzo en las aulas, si a la salida del colegio los niños se juntan para jugar o realizar extraescolares, como si nada hubiera pasado"

Al profesorado –según la maestra– le toca ser paciente y flexible, porque "en esta situación en la que nos encontramos, todo puede cambiar radicalmente de un día para otro", Y un último apunte: "las familias no pueden dejarse llevar por sus miedos y ansiedades, que transmiten inconscientemente a sus hijos. Deben hablar con ellos de la realidad y transmitirles seguridad. Este debe ser el principal objetivo, al menos, al principio de este curso".

"Maestros y familias tenemos que unirnos, conectar –dice Ana Rojo– para adaptarnos a esta nueva situación educativa cambiante; pero, si hemos sido capaces de superar un confinamiento de manera telemática, ya tenemos mucho camino andado". "Efectivamente –replica Morcillo–, necesitamos recuperar la confianza que se llevó el confinamiento; la confianza en que todo va a salir bien; necesitamos confianza en nosotros mismos, en el profesorado y en los niños". Al hilo de la confianza, Juan Antonio Planas apunta que, desde la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, "pensamos que es muchísimo mejor que todo el alumnado asista presencialmente a la escuela, salvo cuando se produzca algún contagio" y destaca la confianza en las medidas higiénico sanitarias y preventivas planteadas por el profesorado y las instituciones. "Precisamente, lo mejor que tiene nuestro sistema educativo son nuestros profesionales. No podemos dudar de su preparación, implicación y total entrega", concluye el psicopedagogo.

Alumnas de infantil del CEIP Tío Jorge de Zaragoza, en su primer día de regreso a las aulas. Toni Galán El curso ha arrancado con nuevas rutinas y protocolos
El curso ha arrancado con nuevas rutinas y protocolos
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Miedo al contagio y la cuarentena

Los expertos opinan que recuperar la confianza en esta ‘nueva normalidad’ escolar es fundamental. Pero, ¿y cuando se producen los contagios...? "Hace unos meses –responde Torrecilla–, el desconocimiento del virus, de su propagación, la propia falta de medios… generaban un miedo difícil de gestionar. Sin embargo, hoy sabemos mucho más para combatirlo: lavado de manos frecuente, mascarilla, distancia física… son recomendaciones que no nos cansamos de oír. Y, con respecto a los contagios, que ya están aquí, ya sabemos cómo actuar, ya nos han explicado a los adultos qué debemos hacer; y así debemos explicárselo a los niños". Además, la psicopedagoga argumenta que los colegios están preparados para esta situación y que los pequeños, casi con toda seguridad, no van a volver pasar tres meses encerrados, "sino solo unos días, hasta que estén recuperados para volver al contacto social". "Durante el confinamiento, ya hicimos en casa muchas cosas y ahora, si tenemos que volver por unos días, podemos recuperarlas: puzzles, juegos, pintar, cantar, bailar, leer, escribir… Ya tenemos experiencia en estar en casa y eso es un punto a nuestro favor".

"Los adultos ya hemos podido comprobar que es imposible tenerlo todo controlado, que lo que nos parecía estable puede cambiar de la noche a la mañana, y esa falta de control puede agobiarnos; por eso es mucho mejor y más sencillo intentar vivir el día a día e ir resolviendo las diferentes situaciones conforme vayan surgiendo". "Si lo venimos haciendo desde marzo, ¡podemos seguir haciéndolo!", exclama Torrecilla.

Y, ante el comprensible agobio de los padres por ese posible confinamiento, en caso de contagio de los pequeños en la escuela, puede ayudar bastante –según la experta– contar con un apoyo cercano, durante esos días, tener previsto pactar con la empresa el teletrabajo de alguno de los progenitores o plantearse un cambio de turno, por ejemplo.

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