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La familia de la víctima del crimen de la maleta pide para el autor 25 años de cárcel

El acusado del asesinato, que confesó los hechos, se citó con el fallecido a través de una página de contactos gay, lo mató a martillazos y luego ocultó su cuerpo.

El encausado ocultó la maleta con el cadáver dentro en el armario de esta terraza del número 1 de la calle Vía Verde de Zaragoza
El encausado ocultó la maleta con el cadáver dentro en el armario de esta terraza del número 1 de la calle Vía Verde de Zaragoza
Guillermo Mestre

De nada le han servido a Jonathan Witmar B. N., de 27 años, las maniobras para tratar de diluir su responsabilidad en la muerte del madrileño J. M. V., de 48 años, ocurrida en diciembre de 2018 en su piso del barrio Oliver de Zaragoza. Tanto la familia de la víctima como la Fiscalía lo acusan de un delito de asesinato y solicitan para él penas de 25 y 20 años de cárcel, respectivamente.

Jonathan Witmar B. terminó confesando la muerte, pero previamente ocultó el cadáver de la víctima en una maleta, pintó la habitación donde lo mató para eliminar la sangre, se deshizo del arma del crimen, fingió conversaciones a través del teléfono móvil de la víctima y llegó a culpar de un tercero del crimen. Sin embargo, todas sus estratagemas fueron desmontadas por la Policía.

Así lo cree la familia, representada por el abogado José Luis Melguizo, que solicita la máxima pena para el acusado, puesto que considera que actuó con alevosía y ensañamiento y la víctima no tuvo ni una sola posibilidad de defenderse.

El procesado, natural de Guatemala, llevaba unos meses en España y recaló en Zaragoza. A través de ‘Wapo’, una página de contactos gays y bisexuales, conoció a J. M. V., transportista de profesión, que solía hacer frecuentes viajes de trabajo entre Madrid y Barcelona. A mediados de diciembre, ambos se citaron en Zaragoza para mantener un encuentro sexual. No se habían visto nunca y quedaron en el domicilio de Jonathan Witmar B., en la calle Vía Verde. Según las acusaciones, cuando la víctima estaba desnuda en la cama tumbada bocabajo, de manera sorpresiva el agresor se puso encima, cogió un martillo que había comprado el día de antes y lo había dejado junto a la cama, y le golpeó con él en la cabeza hasta en 21 ocasiones. Los golpes, rápidos, reiterados y de extrema brutalidad, le rompieron la base del cráneo.

Tras acabar con su vida, Jonathan Witmar B. envolvió el cadáver con la sábana de la cama, lo dobló y lo metió en una maleta grande que precintó con varias vueltas de plástico transparente. Probablemente, su intención inicial fue sacarlo de la vivienda y deshacerse del cadáver, pero como pesaba mucho, el edificio no tiene ascensor y él vivía en un cuarto piso, optó por sacar la maleta y meterla en el armario de la terraza de la vivienda a la espera de buscar una solución.

Posteriormente, limpió con lejía el escenario del crimen e incluso pintó las paredes de la habitación, en las que sin duda habían quedado grandes rastros de sangre. También se deshizo del martillo y de la mesilla que había en el dormitorio.

Simuló ser la víctima

A pesar de que era diciembre y esos días hizo frío en Zaragoza, el cadáver comenzó a descomponerse y a oler. Ante la imposibilidad de sacar el cuerpo de casa, el acusado, según las acusaciones, diseñó una coartada en la que involucró a sus amigos más íntimos, a los que envió mensajes de Whatsapp con el teléfono del fallecido, fingiendo ser él, y otra simulando hablar con la víctima. Con esas conversaciones, Jonathan Witmar B. quería hacer creer que, tras encontrarse con J. M. V., habían discutido y el transportista se había ido de su casa.

Cuando compareció ante la Policía como testigo, ofreció esta versión preparada. Pero los agentes detectaron pronto sus contradicciones y terminó confesando la muerte, aunque dijo que había sido accidental y que la víctima se había golpeado la cabeza con la mesilla. Lugo, los funcionarios analizarían los mensajes y descubrirían en ellos giros y expresiones completamente ajenas al lenguaje de un madrileño. Al contrario, averiguó que eran propias del idioma guatemalteco. Aún trató de involucrar a una tercera persona, pero todo hace indicar que actuó solo, como mantienen las acusaciones.

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