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¿El 'Black Friday' crea adicción?

En esta convocatoria comercial, los compradores no cuestionan la autenticidad de las rebajas y 3 de cada 5 compran de forma impulsiva.

Este nuevo cambio en las aperturas de comercios en festivos quiere aprovechar el tirón del 'Black Friday'
Carteles para anunciar el 'Black Friday'
Aránzazu Navarro

En 2018 el Black Friday movió en España un total de 1.560 millones de euros, un 10% menos que el año anterior según la Asociación Española de la Economía Digital, pero para este año se espera un aumento hasta los 1.700 millones de euros. En total, cada comprador gastará entre 200 y 300 euros.

Según la última encuesta realizada por el comparador de seguros Acierto.com hasta 3 de cada 5 compradores adquirirán cosas de forma impulsiva.  Normalmente, según los datos que maneja este comparador, las compras por Internet suelen realizarse de forma más meditada; de hecho, más del 90% de los internautas compara precios antes de realizar una transacción. 

Pero llegada esta fecha, los compradores no cuestionan la autenticidad de las rebajas -solo 2 de cada 10 lo hacen-. Algo que, al mismo tiempo, ha provocado que cada vez sean más negocios los que se atreven con esta iniciativa.

De hecho, según sostienen desde Acierto.com casi dos millones de españoles son adictos a las compras por Internet. Y se estima que en esta ocasión participarán más del 55% de los españoles de entre 16 y 74 años en esta convocatoria comercial. El perfil de comprador que más gastará estos días será el de mujer joven entre los 25 y 45 años con una capacidad adquisitiva media-alta. Además serán muchas las que compren productos para ellas mismas. Aun así, se calcula que las ventas del Black Friday y el Cyber Monday supondrán hasta un tercio de la facturación navideña.

Además, el dato más preocupante es que, según los expertos, el 80% de las personas adictas a las compras son mujeres.

Los síntomas de esta adicción son muy parecidos a los de otras adicciones: excitación o tensión antes de realizar la compra y satisfacción o reducción de la ansiedad (momentáneas) después. Que el deseo sea tan fuerte que prime por encima del trabajo o la economía familiar, por ejemplo, puede ser otro gran indicador.

También puede percibirse como una pérdida de control a la hora de evitar la compra o detenerla; y de malestar cuando no es posible realizar la adquisición que se desea. Esto produce impaciencia, nerviosismo e irritabilidad. En todo caso no es necesario que se trate de productos muy caros sino que es más importante que la compra sea innecesaria y se produzca en gran cantidad.

Para abordarlo es necesario pedir ayuda profesional.

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