Bibliotecas contra la despoblación

Casi un centenar de bibliotecarias de pequeños pueblos aragoneses han creado una asociación para solicitar mayor apoyo por parte de las instituciones.

Bibliotecas contra la despoblación
Bibliotecas contra la despoblación
Biblioteca de Nuez de Ebro

Son una voz cultural en el desierto demográfico que contribuye a crear un vínculo de comunidad en pequeños municipios de Aragón que, gracias a ellas, cuentan con muchos, muchísimos más libros que habitantes. Las bibliotecas rurales, más allá de su función de préstamo de libros, funcionan como un centro social al que acuden los vecinos para acceder a internet o para reunirse en torno a diversas actividades. Sus encargadas -la mayor parte son mujeres- realizan un esfuerzo titánico por mejorar y mantener vivos estos equipamientos y por este motivo, 95 bibliotecarias de las tres provincias se han unido en una asociación para revindicar al unísono esta necesidad.

En el directorio de bibliotecas públicas municipales del Gobierno de Aragón figuran 234, de las cuales 81 se encuentran en municipios de la provincia de Huesca; 52, Teruel; y 101; en Zaragoza. "Hay bibliotecas que están en la red de bibliotecas de Aragón y otras que quedan fuera porque no cumplen los criterios de acceso establecidos por el Gobierno de Aragón (un mínimo de 15 horas de apertura semanal al público y personal específico a cargo de la biblioteca, entre otras). Eso es muy importante porque las que pertenecen a la red tienen un programa informático gratuito que las conecta a todas”, explica Ana Arjol, responsable de la biblioteca de Nuez de Ebro y secretaria de la asociación.

De esta manera, cualquier usuario de la Red de Bibliotecas de Aragón puede tener acceso a un libro que está en otra localidad, o en otra provincia y se puede enviar de un lugar a otro. “El catálogo de una es el catálogo de todas. En cambio, en las bibliotecas pequeñas no tenemos este programa informático, sino uno que se creó para la red de bibliotecas escolares que nos instalaron hace varios años pero no estamos conectadas en red y en el momento en que se nos rompan los ordenadores o nos falle el programa tenemos un problema”, relata.

En este sentido, la bibliotecaria de Nuez de Ebro lamenta que las subvenciones para estos servicios bibliotecarios hayan caído de forma drástica en los últimos años. “Cada vez hay menos recursos, menos apoyos y menos posibilidades de financiación. Nos dimos cuenta de que cuando intentábamos hacer una reclamación a nivel particular no nos atendían y por eso decidimos crear la asociación y combatir los problemas que eran comunes en las bibliotecas de pueblos de similares características en Huesca, Teruel o Zaragoza”, añade.

Una vez constituida la asociación, iniciaron una serie de reuniones con el Gobierno de Aragón y con las diputaciones de las tres provincia para darse a conocer e informar de los carencias que tenían las bibliotecas a todos los niveles: funcionamiento, personal, financiación…

Una de las dificultades de mantener estas espacios es el tiempo de apertura porque “los ayuntamientos no pueden afrontar el coste de personal necesario para abrir un mínimo de 15 horas semanales en municipios con 300 o menos habitantes. No se necesitan tantas horas de apertura. Lo que tenemos que tener en cuenta es que tenemos una idiosincrasia territorial muy concreta, la despoblación es un problema muy grave en Aragón y no se puede dejar fuera a bibliotecas porque su municipio sea pequeño”, cuenta.

Arjol considera que “en un municipio que no tiene la obligación de contar con una biblioteca, un deber solo exigido en municipios a partir de 5.000 habitantes, y donde una corporación hace el esfuerzo por mantener este equipamiento merecen ser apoyados y no hay que ponerle trabas”, subraya.

Biblioteca de Manchones
Biblioteca de Manchones
Heraldo

Donde hay biblioteca hay vida

La localidad de Manchones, en la comarca Campo de Daroca, que cuenta con un centenar de habitantes, acaba de inaugura su biblioteca gracias al empeño de sus vecinos de su exalcalde, Jesús Bernal, quien además es actor y docente en el Teatro de la Estación -y anteriormente en el Teatro de la Ribera-. “Existía un interés por una parte de los vecinos. No hay excusa para que los pueblos pequeños no tengan acceso a la cultura. Sirve también como centro de reunión, para quien necesita acceso a internet o quiere consultar cualquier clase de libro”, explica.

Los fondos de este centro se componen de donaciones de particulares. Bernal destaca que “no le ha costado nada al ayuntamiento, a excepción de las estanterías y el mobiliario. Contamos con miles de volúmenes de clásicos de la literatura, novela negra, novedades, premios Planeta...y por supuesto hay muchos libros de teatro y poesía”.

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