Excursión con niños: embalse de Vadiello

A menos de media hora en coche desde la ciudad de Huesca, el embalse de Vadiello es un oasis para el esparcimiento, desde el que admirar los Mallos de Ligüerre, las Cretas de Borón o el pico San Jorge.

Embalse de Vadiello, en la provincia de Huesca.
Embalse de Vadiello, en la provincia de Huesca.
Rafael Gobantes

En la sierra de Guara, el embalse de Vadiello es una zona de descanso y relajación, fácilmente accesible por carretera, que se encuentra a menos de media hora en coche de la ciudad de Huesca. Desde la capital altoaragonesa se coge la carretera nacional N-240 hasta llegar al desvío Loporzano/Bandaliés, que tomaremos para continuar rectos por la HU-330 que nos conduce al embalse.

Durante este camino encontremos varias poblaciones en las que merece la pena hacer una parada y visitar. La que nos saldrá al paso en primer lugar es Loporzano. Si viajamos con niños seguro que agradecen la parada para pasear, y más si aprovechamos la visita para comprar algún dulce en la panadería de la localidad. Sasa de Abadiado es el núcleo que le sigue, y en donde destaca su fuente de la Cueva, de aguas medicinales, y la necrópolis medieval, lugares para inventar historias que despierten la imaginación de los más pequeños. La siguiente etapa es Castilsabás, donde puede visitarse el santuario de Nuestra Señora del Viñedo.

Conforme el camino nos va acercando al embalse, la panorámica comienza a estrecharse, flanqueada por las altas paredes de los barrancos. Es el momento de bajar los cristales del coche y disfrutar del aroma de tomillo y romero que nos llega desde el entorno.

Tras unos 25 km de recorrido llegaremos a una zona de aparcamiento en el arcén de la derecha, que queda enfrente de la presa. Será el momento de echar el pie a tierra, dejar el coche e iniciar nuestra visita. Cogeremos la vía que se abre a la izquierda de la presa y que nos llevará a las orillas del pantano, desde donde podremos disfrutar de la serenidad que transmite esta masa de agua y todo su entorno natural. En la distancia podremos admirar los Mallos de Ligüerre, la Mitra, el Puro, la Patata, Los Pepes, también llamados mallos d’Aliana, los de Lazas, las Crestas de Borón, el pico San Jorge, más los barrancos de Escomentué, del Diablo, de Lazas y la Canal del Palomo.

En el cielo es posible que podamos ver algún buitre en vuelo, dado que los barrancos y desfiladeros cercanos dan cobijo a nidos y buitreras. Si somos muy afortunados puede que veamos algún águila real e incluso, con mucha suerte, un quebrantahuesos.

Si nos queda tiempo y no nos asusta una pequeña caminata, a nuestro regreso al párquin podemos ir a visitar la ermita de San Cosme y San Damián, que se encuentra muy cerca. Para ello pasaremos el túnel que se abre unos metros más adelante, cruzaremos el río por la presa y seguiremos por la carretera hasta que esta se convierte en pista de tierra. En este punto bajaremos del vehículo y continuaremos a pie por la pista, tras 20 minutos se llega a un desvío señalizado a la izquierda, por esta ramal se accede a la llamada Cruz Cubierta o Caseta de los Cuatro Vientos, junto a ésta, parte la senda que desciende hasta el fondo del barranco, y llega luego a los huertos de San Cosme. Con un total de 45 minutos de camino desde la presa, se llega a la ermita de San Cosme y San Damián.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión