El tiempo que debe ser

Un calentamiento estratosférico que bloqueaba la circulación de las borrascas ha impedido hasta ahora la llegada de la nieve, el agua y el frío, dejando un mes de diciembre desolador, con una sequía histórica en el Pirineo. Ahora, la posición del anticiclón en las Azores nos deja el tiempo que corresponde.

25 de enero de 2019.
25 de enero de 2019.

Por fin llegó la nieve y el frío, aunque con muchas semanas de demora, y entre un fuerte temporal que está dejando muchos daños a su paso. Durante varias semanas, tendremos el tiempo propio de la época en las que nos encontramos y que nos dará inestabilidad, nubosidad, borrascas y vientos muy fríos. Todo normal, aunque llegue varios meses después de lo que debería y nos haya dejado  imágenes impensables, como un Portalet pelado, sin nieve; o algunos observatorios del Pirineo con los termómetros a 10 grados en pleno diciembre. ¿Qué ha pasado para que la nieve, el frío... hayan llegado tan tarde? ¿Es normal? ¿Es una situación excepcional? ¿Es parte del cambio climático? ¿Por qué diciembre ha sido el más caluroso de la historia en el Pirineo? El meteorólogo Francho Beltrán explica que se debe a un calentamiento estratosférico que ha favorecido el desbloqueo de una situación que teníamos en la que las borrascas (van de oeste a este) circulaban rodeando un gran anticiclón sobre el suroeste de Europa. "Las borrascas dejaban lluvia en el Atlántico, subían muy al norte, pasaban por Escocia y descendían al Este de Europa. Este patrón ha hecho que las lluvias hayan descargado una y otra vez en los mismos sitios (Europa oriental) y a nosotros no nos cayera ni una gota, con una fuerte sequía en invierno".

El vórtice polar

La explicación a todo está en que el calentamiento estratosférico había derivado en un efecto diferido consistente en una división del vórtice polar, uno de los fenómenos más desconocidos y que influyen de manera significativa en el clima. Se trata de un ciclón que gira en dirección contraria a las agujas del reloj y está ubicado sobre el polo norte. De esta forma encierra los vientos fríos en la zona ártica del planeta a la altura de la estratosfera. No obstante, los científicos denuncian la detección de una disrupción que afecta el trabajo normal de estas corrientes de viento, lo que le estaría debilitando y provocando cambios notorios en el clima. Para 'Live Science', a ello se deben episodios climáticos como un verano caluroso en la región ártica y un posterior otoño relativamente frío en Siberia. Esto causaría el inminente colapso del vórtice polar y la liberación de los vientos que estaban atrapados.

La principal consecuencia de todas estas anomalías las vivimos con una Navidad sin nieve, y la respuesta a por qué es complicada. "De esta manera tan prolongada no había pasado antes, sí que ha habido episodios sueltos, porque es habitual que haya sequía, alteraciones, bloqueos, pero no todo a la vez y la suma final de ello es la imagen de un Pirineo pelado", una tendencia hacia a la que camina el cambio de clima, "un patrón que va hacia menos nieve, lo que no significa que deje de nevar". Francho Beltrán insiste en que los bloqueos de invierno son normales relativamente, pero el que acabamos de pasar ha sido muy largo y ha estado unido a un periodo de sequía, "aunque las sequías de invierno son las menos malas de todas porque las pérdidas por evaporación son menores y el déficit hídrico también, y los ciclos biológicos de plantas están en descanso. Ha cogido en el mejor momento del año, porque 40 días sin llover en mayo o junio hubiera sido un desastre".

Gráficos

El proceso puede verse en los gráficos. El que recoge la imagen del 30 de diciembre es representativo de lo ocurrido entre el 10 de diciembre y el 15 de enero y en él se ve una línea negra que separa el frente polar, y "por encima había un tiempo frío y/o inestable; por debajo cálido y/o estable. La atmósfera circula de izquierda a derecha, y lo que hacían las borrascas en este periodo eran descargar en el Atlántico, subir muy arriba, pasar por Gran Bretaña, Escocia, bajar al Este, y centrarse en Los Alpes, Grecia... Así hemos visto las imágenes de avalanchas de nieve en Austria, Alemania, Europa oriental. Ese mismo bloqueo que sufríamos era el responsable del continuo llegar de borrascas. Todo lo que no nos caía aquí, les caía a ellos. Lo normal es que haya alternancia, que descargue en un lado y luego en otro, que se vayan moviendo las zonas verdes y rojas, pero no ha sido así".

Ahora es cuando han empezado a notarse los efectos de ese calentamiento estratosférico, rompiéndose la dinámica de bloqueo, "con lo que por fin llegan la lluvia y la nieve. Aunque parezca una paradoja, ese calentamiento estratosférico deriva en que a nosotros nos llega el invierno". "La circulación general de la atmósfera ha cambiado de manera importante porque el anticiclón se ha movido hacia al Oeste en el Atlántico, está en las Azores, y está en su posición habitual de invierno, lo que permite que se abra el pasillo de borrascas que venían asociadas al frente polar. Ahora estamos en una situación propia del invierno". Y así vemos la línea negra donde debe, en el mapa del día 25.

Ya vivimos una primavera rara, con efectos del cambio de clima, con un ‘mapa invertido’, porque hubo un anticiclón centrado en el mismo sitio, Alemania, Bélgica…, con temperaturas inusuales que superaban los 20 grados, mientras aquí se colaban las borrascas y el primer día de 30 grados fue un 12 de junio en Zaragoza. Aunque esa primavera húmeda nos compensó un año de gran sequía.

30 de diciembre de 2018

En el mapa se ve una línea negra que separa el frente polar, por encima hace un tiempo frío y/o inestable y por debajo, cálido y/o estable. La imagen es del 30 de diciembre pero es representiva de lo que ha pasado hasta el 15 de enero: invierno seco y cálido en España y continuas borrascas en Austria, Alemania y Europa oriental.

El anticiclón de las azores (al fin)

25 de enero de 2019

En el mapa se aprecia una situación típica del invierno con la presencia de viento frío, temperaturas más bajas, nubosidad y borrascas. El anticiclón se ha movido hacia al oeste en el Atlántico, en las Azores, en su posición habitual de invierno. Eso permite que se abra el pasillo de borrascas que venían asociadas al frente polar.

El anticiclón de las azores (al fin)

La niebla

Es importante diferenciar entre lo que pasa en el Pirineo y en el valle del Ebro, donde se concentra la niebla. Cuando ésta está baja produce un efecto que Francho Beltrán denomina del ‘vaso de Cola Cao’. El meteorólogo explica que el aire es más frío según subes en altura, 6 grados cada 1.000 metros, "a eso se llama gradiente térmico y no siempre es el mismo, a veces es mayor, menor y otras ocurre algo peculiar y es que se hace una inversión térmica: hace más frío abajo que arriba, en el valle más que en las montañas. Esto ocurre en días de niebla y en situaciones prolongadas como sucedió hace una semanas. Porque en Zaragoza llegamos a tener 4 bajo cero y en algunos observatorios del Pirineo 10 grados durante este periodo de anticiclón, en pleno mes de diciembre". Además, cuando estás bajo el anticiclón "el aire es muy tranquilo y se prolonga, y el frío se queda en el fondo, es el Cola Cao que se queda abajo si no lo remueves. Lo más pesado se ha ido decantando en el fondo en situación de estabilidad, y se acumulan todas las cosas pesadas, la 'porquería', como la contaminación. Por eso en días de niebla aumenta la mortalidad, baja el estado de ánimo y sobre todo suben las enfermedades respiratorias".

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