El eje de la carretera de Logroño recupera el suministro de agua tras más de 36 horas con cubos y garrafas

La localización de la fuga se prolongó hasta la madrugada del jueves, pero la reparación se pudo culminar por la tarde.

Un vecino de Casetas se hace con una garrafa de agua en la plaza del Castillo.
El eje de la carretera de Logroño recupera el suministro de agua tras más de 36 horas con cubos y garrafas
Francisco Jiménez

Los vecinos de Utebo, Casetas y Garrapinillos vuelven a ver cómo el agua sale por sus grifos. Algo tan elemental y básico como esto, y tan asumido desde hace décadas en todos los hogares, se ha convertido estos días en todo un objeto de deseo para los habitantes de estos núcleos urbanos de la carretera de Logroño, que han visto –y sufrido– cómo se han quedado sin suministro entre 35 y 37 horas, dependiendo de las zonas.

La avería se localizó en una enorme tubería que abastece a todo este sector, en la N-232 a la altura de la urbanización Torreblanca. El corte comenzó el miércoles a las 8.00. Entonces, las brigadas de conservación del Ayuntamiento comenzaron a picar el suelo de una isleta de la carretera para localizar la fuga. Esta se había intuido por el aviso de un vecino que alertó de que durante los últimos días había agua en la zona, y fue confirmada después por el Consistorio.

Sin embargo, no fue sencillo encontrar el punto por el que se escapaba el agua. De hecho, los operarios estuvieron hasta las 3.00 de la madrugada del jueves para encontrarlo. Para ello, tuvieron que abrir un enorme agujero en la zona. En esos momentos, se temía por los plazos que se habían comunicado a la población, que hablaban de que hacia las 18.30 de ayer ya habría agua corriendo por los grifos de los hogares.

Sin embargo, los trabajos de sustitución del tramo averiado se pudieron acelerar, hasta el punto de que a primera hora de la tarde la avería estaba prácticamente resuelta. Luego comenzó el proceso de llenado de la misma. Como suele suceder en estos casos, este procedimiento se hizo poco a poco, para evitar que una presión excesiva en poco tiempo hiciera que reventara. Así, el suministro fue llegando poco a poco a los hogares afectados, que de forma progresiva, y desde las 19.00, fueron recuperando la normalidad.

Enfados y carga de agua

Mientras tanto, la indignación crecía entre los vecinos. El jueves, el camión cisterna del Ayuntamiento de Zaragoza que se repartió entre Casetas y Garrapinillos, así como los depósitos diseminados por el Ayuntamiento de Utebo en esta localidad, tuvieron mucho más trabajo. El miércoles, al menos por la mañana, fueron pocos los vecinos que recurrieron a este servicio, ya que la mayoría se habían aprovisionado de cubos, garrafas y pozales antes del corte.

Conforme estas reservas se fueron agotando, los vecinos empezaron a recurrir a los depósitos. En el caso de Garrapinillos, el camión cisterna llegó ayer a eso de las 14.30, tras haber estado por la mañana en Casetas. Por eso, el alcalde del primero de los barrios rurales reclamaba "otras soluciones" si una avería similar vuelve a ocurrir. Por ejemplo, algo parecido a lo que hizo el Ayuntamiento de Utebo: "Sería más operativo tener depósitos de 1.000 litros distribuidos por varias zonas y que los bomberos los fueran llenando".

El alcalde pedáneo reconocía que el jueves la gente en el barrio rural estaba "nerviosa" y "cansada" de esta situación. "Todos estamos acostumbrados a abrir el grifo y que salga agua, a darle al interruptor y que haya luz... y no estamos preparados para lo contrario", reflexionó.

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