Más de mil aragoneses han enfermado de la gripe en tan solo una semana. Aragón, como otras muchas comunidades, ya ha superado el umbral epidemiológico y ha alcanzado una tasa de incidencia de 79,3 casos por cada 100.000 habitantes. Los hospitales aragoneses han atendido 153 urgencias por el virus, de las cuales once han requerido hospitalización. La previsión es que número de enfermos aumente en las próximas semanas.

Según el último boletín de vigilancia de la gripe, publicado ayer, los médicos de Familia diagnosticaron del 7 al 13 de enero 1.034 episodios de gripe, 760 en Zaragoza, 176 en Huesca y 98 en Teruel. La principal diferencia entre esta campaña de la gripe y la del año anterior es que el virus ha llegado más tarde (a principios de año). En la temporada 2017-2018 la epidemia ya se notificó en diciembre.

Los afectados por el virus se han disparado en la segunda semana de enero. Del 31 de diciembre al 6 de enero, en los centros de salud, solo se registraron 482 casos cuando ahora ya se han superado los mil.

Este incremento de enfermos se ha notado también en otros dispositivos de atención como las Urgencias hospitalarias. Estos servicios han empezado a registrar problemas en los últimos días. Tras varios días saturado, el Royo Villanova de Zaragoza tuvo que abrir una planta que permanecía cerrada para poder ingresar a los pacientes.

Ante la evolución del virus, los profesionales sanitarios insisten en que la mejor manera de prevenir la gripe es la vacunación, sobre todo, de los grupos de riesgo, ya que el virus puede complicarse en personas con otras patologías añadidas e incluso provocar la muerte. Hasta finales de diciembre, ya se habían inmunizado más de 195.000 aragoneses, pero desde la Dirección General de Salud Pública se insiste en que habrá dosis disponibles en los centros de salud hasta finales del mes de febrero.

El lavado frecuente de manos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus se transmite con facilidad de una persona a otra a través de gotículas y pequeñas partículas expulsadas con la tos o los estornudos. Por ello, los expertos recuerdan que un gesto tan simple con un frecuente y adecuado lavado de manos puede ayudar a prevenir el contagio.

La infección dura generalmente una semana en la mayoría de los casos y se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, dolores musculares, cefalea y malestar general, tos seca, dolor de garganta y rinitis.