¿Cuánto vale un 'like'?

Las redes sociales se han convertido en el escaparate perfecto para lucirse en situaciones de riesgo, a pesar de las peligrosas consecuencias.

Un joven se sube al Puente de Piedra un día de viento para tomarse una foto
Un joven se sube al Puente de Piedra un día de viento para tomarse una foto
C. I.

Una foto asomado a un acantilado, en medio de las vías de un tren, al volante mientras circulamos o subido en uno de los muros laterales del puente de Piedra de la capital aragonesa con rachas de cierzo de hasta 40 kilómetros por hora. Y esto con un único objetivo: tomarse una fotografía. Cada vez es más habitual que los usuarios de las redes sociales utilicen este escaparate digital para lucir sus mejores instantáneas. Pero ¿cuándo vale un ‘like’ en la red?

Este mismo jueves, 17 de enero, YouTube anunciaba la prohibición a la hora de colgar ciertos contenidos, como bromas o desafíos, que entrañen alguna dificultad para las personas. La medida, según informa BBC News, es una respuesta a los llamados ‘retos virales’ que, en ocasiones, terminan causando muertes y lesiones graves.

En opinión del sociólogo y profesor del grado de Trabajo Social de la Universidad de Zaragoza, Juan David Gómez Quintero, nos encontramos inmersos en la era digital, lo cual está provocando una serie de cambios en nuestra manera de relacionarnos y comunicaros. “El ser humano es un ser social por naturaleza. Tenemos necesidades intangibles como sentir pertenencia al grupo y la necesidad de aceptación. Antaño los mecanismos esenciales eran cara a cara, algo que ahora se ha extrapolado al mundo digital y ha multiplicado esta necesidad por mil debido a su alcance”, reflexiona el experto.

¿Esto qué quiere decir? Pues que lo que necesitábamos hacer antes para llamar la atención de nuestro grupo íntimo y cercano –lo que se conoce como grupo primario en el ámbito sociológico- ahora se ha multiplicado por cientos e, incluso, miles en según qué casos. “Los estudios hablan de una media de 400 a 600 amigos en redes sociales como Facebook. Hemos pasado de contar con unas pocas relaciones pero muy estrechas, a muchas pero más abiertas”, especifica.

Y esto se ha traducido en un “cambio bestial” a la hora de relacionarnos. “Esto no había ocurrido nunca. Surge una necesidad de aceptación no solo ante los míos sino ante todo el mundo, y es una búsqueda constante de reafirmación y reconocimiento”, afirma. El sociólogo asegura que esto, llevado al extremo, es capaz de provocar actitudes de alto riesgo accidental ya que el sujeto minimiza los riesgos de la acción en cuestión.

“En las redes sociales hay miles de personas gritando “¡aquí estoy!”. Si lo que estamos buscando es reconocimiento, tenemos que llevar a cabo acciones intrépidas para ser reconocidos”, resume. Por supuesto, este desplazamiento de la calidad de nuestras relaciones sociales tiene también sus consecuencias a nivel psicológico. En los últimos años han surgido fenómenos como el FOMO o ‘Fear of missing out’ (miedo a quedarse fuera), un término recientemente acuñado por la psicóloga Laura Jurkowski, referido a la adicción a ese ‘feedback’ o a obtener una respuesta en las redes sociales.

“Vivimos en un mundo donde existe una ansiedad generalizada por obtener ese reconocimiento en la red. Tanto es así que se dice entre los jóvenes eso de “Si no estás en instagram no existes””, afirma Santiago Boira, vicepresidente del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA) y profesor de la Universidad de Zaragoza. “En los últimos años se están llevando a cabo estudios sobre el tiempo que pasamos en las redes, cómo están cambiado nuestras relaciones, el ‘feedback’ que encontramos y qué ocurre cuando no lo hay”, especifica.

Ansiedad, problemas de autoestima

Según señala el experto, esto puede tener una serie de consecuencias incluso adictivas, desde el momento en el que “buscamos en el espacio virtual la forma de cubrir una serie de necesidades básicas, algo que tiene consecuencias en términos de salud psicológica como ansiedad, problemas de autoestima, etc.”, añade. Sin embargo, Boira recuerda que el problema no estriba en si las redes sociales son buenas o malas, sino en el uso que hacemos de ellas: “Simplemente son otras herramientas más, entre todas las que hay, que pueden favorecer la comunicación, los encuentros y las relaciones. El problema viene cuando les otorgas un papel principal que no les corresponden”.

Por su parte, fuentes de la Policía Local recuerdan que cometer este tipo de imprudencias supone un riesgo no solo para quien las ejecuta, sino también para terceras personas. “Si se trata de una acción al volante sí que está recogida como una actitud sancionada en el Reglamento General de Circulación”, afirman. Eso sí, “en caso de que un agente observe una actitud temeraria de cualquier tipo, vamos a intervenir”, concluyen.

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