Fomento dejó de invertir 160 millones en Aragón, casi el 40% de lo presupuestado en 2018

Los desdoblamientos y la mejoras viarias apenas avanzan y se quedan sin ejecutar más de 93 millones, mientras el ferrocarril se lleva la peor parte.

Cerca de 30 millones destinados a impulsar las obras de la autovía de Logroño en 2018 se han quedado en las arcas estatales.
Cerca de 30 millones destinados a impulsar las obras de la autovía de Logroño en 2018 se han quedado en las arcas estatales.
Raquel Labodía

El Ministerio de Fomento no solo ha vuelto a incumplir un año más sus compromisos con Aragón, sino que ha batido su propio récord a la hora de dejar partidas de inversión sin tocar a lo largo del año pasado. Hasta el punto de que no se han llegado a gastar, al menos, 160 millones de euros presupuestados para impulsar infraestructuras muy demandadas por el territorio. Esta cifra representa casi el 40% de todo el dinero que debía destinarse a la Comunidad, que ascendía a 404,6 millones.

Los datos contrastan con la autocomplacencia con la que el ministro, José Luis Ábalos, y el presidente aragonés, Javier Lambán, se refirieron el pasado viernes en Zaragoza a las inversiones de Fomento y sus empresas públicas en Aragón. Aunque la reunión mantenida en el Pignatelli debía servir para repasar el grado de ejecución de las obras en Aragón y las previsiones a corto plazo, la realidad es que ni uno ni otro político dieron el más mínimo detalle.

De hecho, el compromiso de nueva inversión para 2019 se limitó a la licitación del desdoblamiento de la N-232 entre El Burgo y Fuentes de Ebro. Precisamente uno de los flagrantes incumplimientos del año pasado, ya que se dispuso de un partida de 5 millones para iniciar el primer tramo de la futura autovía de Castellón. Y el mismo destino han tenido los 7,6 millones para impulsar el resto de este corredor hasta Valdealgorfa.

Los desdoblamientos y mejoras viarias apenas avanzan pese a las declaraciones oficiales, como lo demuestra el hecho de que, como mínimo, se hayan dejado de invertir 93,35 millones en el último año en la red aragonesa.

El mejor ejemplo está en la futura autovía de Logroño, cuyas obras han estado prácticamente paralizadas durante meses, tanto de Figueruelas a Gallur como desde Gallur a Mallén. Esto tiene su directa traslación a la ejecución presupuestaria, que solo puede calificarse de ínfima: Fomento admitía en una respuesta parlamentaria a la diputada aragonesista Rosa Santos que solo se habían ejecutado a la vuelta del verano 5,85 de los 39,8 millones incluidos en las cuentas estatales. Y en el último trimestre apenas ha variado, rozando los 10 millones, según varias fuentes del sector consultadas.

De poco ha servido que el PAR lograra introducir enmiendas por un importe de 108,6 millones para compensar la magra inversión prevista por el Gobierno del PP, que se limitaba a 296 millones en su proyecto de ley. Solo con las quince partidas de carreteras y ferrocarril que no se han tocado, unidas a las que este diario ha podido constatar su baja ejecución, se rozan los 160 millones. Y la cifra será muy superior cuando dentro de unas semanas se conozca al detalle la gestión ministerial y la de sus empresas públicas: ADIF, Renfe, Seittsa y Enaire.

La lista de incumplimientos es larga y extensa. No solo figuran los desdoblamientos de Castellón, Barcelona y la autovía Cuenca-Teruel, sino las variantes de Calanda, Borja y Alcorisa, la mejora del eje pirenaico (N-260), de la N-330 (Teruel-Villastar) y el último tramo de la A-22 (de Huesca a Siétamo). Eso sí, en este último caso se adjudicó al fin la obra, aunque la ejecución haya sido testimonial respecto a los 8 millones presupuestados. Es el mismo caso del tramo Sigüés-Tiermas de la A-21.

Una vez más el grueso de la inversión ha vuelto a destinarse al mantenimiento y reposición de la red viaria y ferroviaria en servicio y a los escasos tramos en construcción de las autovías altoaragonesas, la A-23 (de Nueno a Jaca) y A-21 (Jaca-Navarra). A estas obras hay que añadir el acondicionamiento de la N-232 desde Ráfales hasta el límite provincial con Castellón, que después de más de dos décadas de vicisitudes entrará en servicio a lo largo de este año.

El ferrocarril, el gran perjudicado

De lejos, la peor parte se la lleva el ferrocarril pese al discurso oficial. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) solo ha invertido 1 de los 65 millones comprometidos para renovar las líneas de Canfranc y de Teruel e impulsar los estudios y proyectos para la conversión de la vía turolense en un corredor de altas prestaciones. Eso sí, al menos ha licitado obras por casi 70 millones para mejorar el depauperado ferrocarril turolense y los proyectos para acondicionar la vía entre Huesca y Canfranc.

Ábalos obvió toda esta información y optó por poner el acento en el logro que supuso en diciembre la inclusión del ferrocarril Zaragoza-Teruel-Valencia en la revisión de la red transeuropea, que permitirá luchar por captar financiación comunitaria para el periodo 2021-2027. Mientras, la gestión sigue aquí al ralentí.

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