La venta de leña se dispara en Aragón

Desde el sector aseguran no dar abasto durante estos días, sobre todo desde el anuncio de la llegada de la primera ola de frío oficial del año.

Una jaula de Leñas Artal.
Una jaula de Leñas Artal.

Como ocurre cada año, con la llegada del frío, la venta de leña se dispara por todo el territorio aragonés. Fuentes del sector maderero aseguran no dar abasto durante estos días, sobre todo desde el anuncio de la llegada de la primera ola de frío oficial del año, durante la que se espera alcanzar los 12 grados bajo cero en algunos puntos de la comunidad autónoma y vientos de hasta 80 kilómetros por hora.

Sin embargo, dentro de las opciones existentes (leña para estufa, para barbacoa, carbón vegetal, sarmientos, pellets e incluso estufas y calderas), encontramos una amplia variedad de productos. “En Aragón la mayoría se decanta por la leña de Carrasca por su alto nivel calorífico y porque es de las más conocidas en la tierra. Sin embargo, cuando prueban el olivo repiten”, explican fuentes de leñas Artal.

La empresa, ubicada en La Puebla de Alfindén y dedicada al sector del embalaje industrial desde hace 35 años, comenzó en el mundo de la madera hace seis “como propuesta de uno de nuestros proveedores”, recuerdan. “El primer año vendimos casi 200 jaulas de leña. Fue un completo éxito”, aseguran. Hoy cuentan con tres camiones de reparto que, desde el pasado 23 de diciembre, no han parado de trabajar.

“En ese momento nos dimos cuenta de que la gente necesita un buen servicio: leña cortada y limpia en la puerta de sus hogares, y sobre todo ordenada”, indican desde Leñas Artal. Además, lejos de la creencia generalizada, aseguran que los principales pedidos provienen de hogares particulares de la capital, donde “hay una gran cantidad de unifamiliares y residencias con chimenea, vive más gente y el acceso a la leña es más complicado”. Un servicio que continuará, prácticamente sin descanso, hasta el mes de marzo: “Desde finales de diciembre el teléfono no ha parado de sonar, sobre todo desde la llegada de la ola de frío”.

“También la Navidad es una época que se presta a las reuniones familiares y hacerlo en torno al fuego es muy típico en nuestra tierra”, afirman desde la empresa aragonesa. Esto, junto al factor económico, son las dos principales causas del incremento de la demanda. “El kilo de leña ronda los 0,18 euros, aunque varía según la cantidad”, añaden. La venta puede ser a granel o en jaulas de 500 o 1.000 kilos que se envía a domicilio desde cualquier punto de Aragón.

Entre las numerosas ventajas de utilizar leña como fuente calorífica, además de tratarse de una energía renovable y con menos efectos contaminantes, destacan su origen ecológico. “Además del roble aragonés, cuando acabamos con nuestras existencias, traemos leña de otras comunidades como el olivo de Andalucía o la carrasca de Extremadura”, resumen. En cualquier caso, especifican que la leña proviene de podas y talas selectivas que contribuyen al mantenimiento y la regeneración de los bosques.

Realizando una búsqueda rápida también aparecen numerosas opciones de adquisición de leña en internet en varios comercios, como por ejemplo en la página web de Leroy Merlín, donde aparece este material en pequeñas cantidades: un paquete de 6 kilos de roble por 3,75 euros, 12 kilos de olivo por 5,25 o 750 kilos de encina ecológica por 259 euros (es decir, 0,35 euros el kilo).

Un sector “muy complicado”

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Así lo explica Joaquín, sobre el que recae la tercera generación de la empresa familiar de Leñas Abiego, ubicada en Sabiñánigo desde hace más de 70 años y que, al finalizar la presente campaña, cerrará sus puertas. “Es un negocio muy duro y muy estacional, si no tienes otra cosa puedes vivir de esto, pero he decidido centrarme en el campo”, explica el oscense. Entre sus principales clientes se encuentran hoteles, panaderías tradicionales y particulares de la provincia de Huesca.

En su opinión, la aparición a raíz de la crisis económica de nuevas empresas de venta de leña propició que el precio de este producto se precipitase hasta cifras que todavía hoy resultan inferiores a lo que deberían. “Con la crisis, la gente regresó a estos métodos de calefacción tradicionales y la demanda creció, por lo que aparecieron nuevas empresas que vieron una oportunidad de negocio. Algo que afectó a los que realmente llevamos en esto toda la vida”, lamenta. Por eso, por “la mala vida” que llevan quienes se dedican a este sector y por la dificultad de conciliar la profesión con la vida familiar –“Durante la campaña fuerte te pegas todo el día fuera, la gente quiere leña y la quiere ya”, asevera-, Leñas Abiego cerrará sus puertas definitivamente este año.

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