Una clara señal de alarma

En 2018 aumentó el número de muertes en las carreteras aragonesas.

Circulación de camiones en la carretera N-II cerca de Pina.
Circulación de camiones en la carretera N-II cerca de Pina.
Aránzazu Navarro

Sesenta y tres personas perdieron la vida en las carreteras aragonesas en 2018, cinco más que en 2017. Un repunte que no puede dejar indiferentes ni a los ciudadanos ni a las autoridades. La sociedad, tanto en Aragón como en el conjunto de España, aspira a reducir en todo lo posible el número de víctimas de los accidentes de tráfico, de modo que cuando las cifras aumentan debe interpretarse como una clarísima señal de alarma: las cosas no van por el buen camino.

Hay que tener en cuenta que las estadísticas que se han hecho públicas solo recogen el número de fallecidos en vías interurbanas y en las veinticuatro horas posteriores al accidente. Y que muchos accidentados sobreviven, pero con graves secuelas tras el suceso. Lo que significa que el número real de tragedias personales y familiares que los accidentes de tráfico están provocando es notablemente superior al que indican esos 63 fallecidos de 2018. La introducción en 2006 del carné de conducir por puntos y las campañas de sensibilización que la acompañaron marcaron un hito que permitió una drástica reducción de las muertes en carretera. Tráfico prepara ahora nuevas medidas, entre ellas la reducción de la velocidad máxima en ciertas vías y la revisión del sistema de puntos. Incidir en la concienciación de los conductores y en el control del cumplimiento de las normas es básico y hay que reforzar esos factores. Pero también es cierto, y especialmente en Aragón, que el estado de las carreteras debe ser tenido muy en cuenta. En nuestra Comunidad son muchas las vías con graves deficiencias de mantenimiento, así como las que tienen que ser modernizadas con urgencia. Casos paradigmáticos y muy sangrantes son los de la N-II y la N-232, que siguen esperando unos desdoblamientos que mejorarían tanto la fluidez como la seguridad de la circulación. La prevención de los accidentes requiere una visión global de los problemas del tráfico y una acción decidida de los poderes públicos.