La prórroga presupuestaria

Aragón no tendrá presupuestos en 2019, lo que provocará efectos perjudiciales.

Al tener que prorrogarse los Presupuestos, quedarán paralizadas muchas inversiones.
Al tener que prorrogarse los Presupuestos, quedarán paralizadas muchas inversiones.

No disponer de presupuestos para el año correspondiente supone para cualquier gobierno un fracaso político y una traba al desarrollo de su programa. En Aragón, el Ejecutivo PSOE-CHA ha renunciado a presentar un proyecto presupuestario para 2019, lo que le obliga a prorrogar las cuentas de 2018, con serias repercusiones negativas sobre las inversiones y el gasto social, que no podrán actualizarse como sería necesario.

Mal que bien, el Gobierno de Javier Lambán había conseguido en años anteriores ir aprobando los presupuestos, aunque fuera con retraso y después de tortuosas negociaciones y de concesiones no siempre acertadas. Pero en esta ocasión, ante las dificultades y el posible coste electoral de un nuevo pacto, ha desistido de presentar a las Cortes el proyecto presupuestario para 2019, año de elecciones autonómicas. La situación refleja la debilidad parlamentaria del Ejecutivo, ya que el PSOE y CHA no suman mayoría absoluta. Y no es exclusiva de Aragón, sino que se repite, con matices, en otras comunidades autónomas e incluso a nivel nacional. El fracaso en la elaboración de los presupuestos no conlleva aquí, como ocurre en Estados Unidos, el ‘cierre’ de la Administración, pues se prorrogan las disposiciones del año anterior. Pero hay que ser conscientes de que esa prórroga resulta perjudicial, tanto para la economía como para los ciudadanos. Y así va a ocurrir en Aragón el año que viene, cuando, por no tener cuentas autonómicas actualizadas, quedarán paralizadas o al ralentí inversiones importantes, por ejemplo, en centros educativos y sanitarios, y partidas significativas del gasto social no podrán mejorarse o adaptarse a la realidad. La fragmentación política de los parlamentos dificulta, como ocurre en Aragón, la acción de gobierno, pero quizá una mayor flexibilidad de los dirigentes a la hora de buscar acuerdos ayudaría a sortear esa circunstancia, que tal vez se repita en próximas legislaturas.