Navidades en un refugio de montaña: una original manera de pasar las fiestas

Tomarse las uvas o celebrar la Navidad en medio de la naturaleza es una opción posible gracias a los refugios de montaña. Con la familia o con los amigos, se pueden combinar los festejos con actividades en la nieve y excursiones.

Refugio de Pineta... o cómo despedir el año en medio de una postal.
Refugio de Pineta... o cómo despedir el año en medio de una postal.
Jaime Arbex

Pasar la Navidad en un refugio de montaña es sin duda una opción diferente de reunirse en el medio natural, que permite compartir esos días con amigos o familia, en grupos reducidos o numerosos y a precios muy asequibles. Aragón cuenta con una estupenda red de refugios de montaña, como los seis que hoy reseñamos, emplazados en cuatro comarcas distintas de nuestro territorio: Rabadá y Navarro (Gúdar-Javalambre), Lizara (La Jacetania), Pineta (Sobrarbe), Estós, Cap de Llauset y Casa Batlle-Montfalcó (La Ribagorza).

Todas estas instalaciones están gestionadas por la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), que a su vez es propietaria, salvo en los casos de Lizara y Montfalcó. El acceso es libre para cualquier persona y si estás federado podrás disfrutar de descuentos en los precios. Para ello hay que presentar la licencia o tarjeta federativa Fedme (o extranjera con Convenio Europeo de Reciprocidad) del año en curso, 2018 o 2019 a partir del 31 de diciembre (ojo, si vamos a pasar la Nochevieja o días de enero).

Al abrigo montañero

Lizara, en el valle de Aragüés-Jasa, es otro refugio acostumbrado a alojar grupos en estas fechas, especialmente en Nochevieja, para la que ya está casi completo. Esa última noche ofrecen un menú especial, elaborado con productos aragoneses, campanadas de cucharón y olla, al modo tradicional (no hay televisión ni radio), y mucho baile. «Resulta entrañable ver cómo personas que horas antes no se conocían, bailan y ríen juntos, mayores y pequeños porque tenemos público de todas las edades», nos dice una de las guardesas. Al día siguiente buena parte de los alojados se levantan a primera hora para subir al Bisaurín y brindar en la cima con cava por el nuevo año (Tel.: 974 348 433).

Ubicado en un despoblado junto al espectacular congosto de Mont-rebei y sus afamadas pasarelas, el refugio de Casa Batlle-Montfalcó propone despedir el año con una ‘Nochevieja rockera’. Una propuesta que sin duda atraerá a más de un escalador para disfrutar de la nutrida oferta de sol y roca del entorno (terreno de aventura, escalada deportiva, crestas Urquiza-Olmo y Hernández Rovira, vías de varios largos equipadas, vía ferrata). Casa Batlle-Montfalcó ofrece servicios de guías de montaña y escalada para regalarse una excursión o un curso de fin de año ( Tel.:974 562 043).

En el Parque Natural de Posets-Maladeta, el refugio de Estós (1.980 m) es uno de los más veteranos de Aragón y acostumbra también a celebrar estas fiestas ofreciendo a sus alojados una cena de Nochevieja más esmerada de lo habitual, con sus turrones, uvas de la suerte y un poco de música (los refugios no son hoteles y hay que respetar al montañero que quiera madrugar).

Sin salir de La Ribagorza, Cap de Llauset es otro destino de altura, el más elevado en este caso y también el más moderno, un confortable refugio de paredes de madera y habitaciones de seis plazas con su baño y ducha, a 2.425 m de altitud. Está en el término de Aneto (Montanuy), en pleno Parque Natural de Posets-Maladeta y éste será su tercer invierno. Una buena opción para amantes de la montaña invernal que busquen comodidad y tranquilidad en una ubicación espectacular (; tel. 974 120 400). En este mismo suplemento se explica cómo acceder al refugio en invierno con seguridad (págs. 6-7).

El valle de Pineta o Valle Verde cuenta a pie de carretera con otro refugio guardado que permanece abierto todo el año. Con 65 plazas, el refugio de Pineta acostumbra a colgar el cartel de lleno en Nochevieja. Cena de contenido típicamente navideño y ‘campanadas’ con tapas de cacerola y a ritmo tranquilo, «para que todo el mundo, pequeños y mayores, pueda tomarse las doce uvas sin atragantarse y así se cumplan sus deseos». Suelen darlas afuera del refugio, seguidas de una ya tradicional guerra de bolas de nieve (si hay buena munición) y luego un poco de música en el interior. El manto blanco determina también las actividades del primer día del año.

 Teruel y la sierra de Javalambre

No todos los refugios guardados de montaña se encuentran en el Pirineo y las sierras del Prepirineo. En la turolense sierra de Javalambre contamos también con el refugio de Rabadá y Navarro ubicado a 1.520 m de altitud en el municipio de Camarena de la Sierra.

Los guardas de esta instalación montañera nos proponen despedir 2018 con una sugerente excursión para ver el último atardecer del año en la cima del pico Javalambre (2.020 m), en cuyas faldas se asienta el refugio. Son unos 4 km y 500 metros de desnivel por el sendero GR 10, un recorrido apto para todos los públicos. Al regreso nos esperará una cuidada cena a hora temprana (20.00) en la que no faltarán ricos postres, uvas y cava, música y las ‘campanadas al cencerro’ que marcarán el inicio de 2019. Por la mañana, lo recibiremos con un desayuno especial de chocolate con churros y, si las condiciones de nieve son buenas, una excursión con raquetas por la sierra de Javalambre. Si preferimos el esquí, las pistas de la estación de Javalambre están a solo 1,5 km del refugio.

Y éstas son solo algunas de las opciones que existen para iniciarlo en un refugio de montaña de Aragón cuya web puedes consultar aquí.

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