Ruta de la piedra seca en Mosqueruela

Este sencillo recorrido por los alrededores de Mosqueruela nos llevará hasta el agradable enclave de Las Truchas, pasando por bosques de pino albar, por construcciones de piedra seca, reconocida recientemente por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Panorámica de Mosqueruela.
Panorámica de Mosqueruela.
Antonio García/Bykofoto

Este recorrido en la comarca de Gúdar Javalambre, nos lleva desde la localidad de Mosqueruela al merendero de Las Truchas, a 6,5 km del núcleo urbano. El municipio de Mosqueruela se encuentra a una media hora en coche de la estación de esquí de Valdelinares. El sendero que proponemos es una ruta sencilla y bonita durante la que podremos ver varios ejemplos de construcciones de piedra seca, una tradicional técnica de edificación que ha sido reconocida recientemente por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Además, este recorrido, perfecto para hacerlo con amigos o en familia, nos lleva por pinares de pino albar.

Emprenderemos camino desde la propia localidad de Mosqueruela. Nos dirigiremos a las afueras del pueblo, saliendo por la carretera en dirección a Cantavieja e Iglesuela del Cid. Enseguida encontraremos una ermita, la de San Lamberto. Allí a mano derecha veremos un cartel que indica ‘Las Truchas’, desde donde arranca una pista asfaltada. El resto de la ruta también se encuentra señalizada, por lo que se recorre sin problemas. Más adelante, la pista pasará a ser de tierra, pero todo el recorrido es fácilmente transitable tanto a pie como en bicicleta.

Durante los primeros tramos encontraremos, a lo largo del camino, diversas edificaciones, pequeños refugios para pastores y casetas de techos bajos, así como muros levantados en piedra seca. La técnica de la piedra seca es la construcción de pequeñas edificaciones mediante la acumulación de piedras de manera equilibrada y sin usar argamasa para unirla. Esta zona oriental de Gúdar-Javalambre, como la vecina comarca del Maestrazgo, guardan numerosas muestras de este patrimonio etnológico tan singular.

Dejaremos atrás estos ejemplos constructivos para irnos introduciendo en un paisaje donde prima el pino albar y que nos va acercando al barranco. Pronto llegaremos a una original fuente o abrevadero, con una cabeza de caballo tallada como ornamento. Será la señal de que vamos por buen camino y que nuestra meta, el nacimiento del río de las Truchas, se acerca.

Persistiremos por nuestro camino sin abandonar nunca la pista, hasta llegar a un pequeño embalse, coronado por una presa, todo ello enmarcado por pinar. Este agradable paraje es nuestra meta final. Cuenta con mesas donde podremos sentarnos y descansar, o tomar un bocado, si hemos llevado algún tipo de avituallamiento a la excursión. En el lugar veremos también el molino de Las Truchas, uno de los tres que llegó a haber en este río y que aprovechaban el agua sobrante uno de otro.

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