El Rey del Cachopo se sentía acorralado y preparaba una huida fuera de España

Los agentes investigan la red de colaboradores y encubridores que le ayudaron en su fuga a Zaragoza hace dos meses

La huelga de la prisión de Zuera paraliza el traslado del Rey de Cachopo
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Heraldo

Los agentes del Grupo VI de Homicidios de la Policía Judicial y el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón colaboran en la investigación de una red de colaboradores y encubridores de César Román, el Rey del Cachopo, que le ayudaron en su fuga a Zaragoza, donde llevaba dos meses trabajando en el bar Gerardo, en el barrio de Delicias.

El hallazgo de cuatro teléfonos móviles, tres tarjetas y la documentación en el registro del piso compartido en la calle Portugal 18-80, tercero izquierda, ha ayudado a los investigadores en conocer los miles de mensajes enviados por Whatsapp que recibe todos los días para determinar cómo le ayudaron en su salida de Madrid.

Fuentes de la investigación señalaron que sus pesquisas al rastrear los mensajes de quienes se comunicaban con el hostelero apuntan a que Román se sentía "acorralado" en los últimos días y que pretendía proseguir su huida fuera de España. Sobre todo cuando el pasado jueves se confirmara que la Policía había confirmado que los restos hallados en una nave de Usera (Madrid) eran de su novia, Heidi Paz, cuyo torso apareció en una maleta.

Los dueños del bar Gerardo de la calle Italia han confirmado a HERALDO que el Rey del Cachopo recibía "cientos de mensajes" cada día en su móvil, aunque él nunca habló que tuviera algún amigo en Zaragoza.

César Román firmó su contrato laboral de cocinero en el bar presentando una denuncia en la Policía por el supuesto robo de su cartera y con un NIE de un venezolano identificado como José Rafael Rujano Contreras, nacido en 1980. La Policía investiga cómo accedió a este documento que le ayudó a su identidad falsa.

César Román abrió una cuenta corriente en el BBVA, donde le ingresaron su salario del primer mes, en octubre, de 800 euros por una jornada de ocho horas de trabajo como cocinero. En noviembre rebajaron el horario a cuatro horas y el Rey del Cachopo había anunciado que iba a dejar el piso que compartía con otros dos dominicanos porque pagaba 250 euros al mes por la habitación.

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