David Felipe: "Los vecinos tuvieron paciencia por la falta de agua potable"

Tiene 49 años y una empresa de electricidad. Es su primer mandato como alcalde de Calatorao por el PSOE, aunque de 1992 a 1995 ya fue concejal en el Ayuntamiento.

David Felipe, junto a una escultura creada con piedra autóctona de la cantera de Calatorao.
David Felipe, junto a una escultura creada con piedra autóctona de la cantera de Calatorao.
Macipe

¿Cómo ha ido su primera legislatura?

Fui concejal entre 1992 y 1995, pero buena parte del tiempo ha sido para ver cómo funcionaba esto, porque desde entonces la Administración ha cambiado muchísimo. No tiene nada que ver, mucha burocracia y papeleo que aumenta cada año, y te agobia que para hacer una cosa tengas que pasar por mil escalones.

¿La falta de agua de boca durante más de un año ha sido lo más difícil de gestionar?

Sí, el abastecimiento ha sido el mayor problema. Cuando entramos, los pozos de los que nos abastecíamos estaban contaminados y también se recurría al agua de Yesa, pero no la teníamos potabilizada. Llegó un momento en que solo llegaba de Yesa sin tratar, por lo que tuvimos que decir a la población que no bebiera del grifo

¿Y la solución?

Entramos en 2015, creíamos que había un proyecto de potabilizadora común para varios pueblos pero nos dijeron que no era así. Así que optamos por construirla nosotros. Desde septiembre de 2015 nos ha costado casi tres años hacerla.

¿Por qué tanto tiempo?

Por trámites burocráticos. La obra empezó en septiembre de 2017 y la terminamos a finales de ese año, aunque la pusimos en marcha en pruebas el 23 de febrero, el visto bueno, la autorización de Sanidad, no llegó hasta cuatro meses más tarde. Además la potabilizadora se planteó en un terreno, donde estaba la toma de agua y el depósito, que exigía una modificación del Plan de Ordenación Urbana.

¿Cómo lo asumieron los vecinos?

Era una de las cosas que nosotros teníamos pendientes de solucionar, porque no era normal la situación. La gente ha tenido paciencia con nosotros, entendían que era un problema que estaba ahí y que llevaba su tiempo.

¿Con qué se queda de estos tres años?

Con el trato con los vecinos, que siempre ha sido muy agradable y muy correcto. Intento dejarme ver por el pueblo y hablar con todos los vecinos posibles. Además tienes que ser consciente de que no siempre vas a contentar a todo el mundo. Pero cuando uno toma las decisiones con la mejor voluntad puedes estar tranquilo.

Después de la publicación del informe de los geólogos sobre Mularroya y la réplica de la CHE, ¿cómo ven el caso?

Escuchamos las dos partes y cada una cuenta su versión y su forma de ver las cosas. Si hacen la presa, tú confías en que hayan hecho los cálculos y las mediciones correctas y controladas. En ese informe es verdad que Calatorao es el pueblo más afectado, pero la sensación entre los vecinos no era de una gran preocupación. Es una obra que puede venir bien pero echo en falta que no se hayan fijado de forma clara costes y beneficios que traerá.

¿Han podido controlar la población de palomas?

Se llegó a controlar, pero se acabó el contrato y vemos que hay que retomarlo, porque si no enseguida vuelven a resurgir. En los Presupuestos habrá una partida para capturar otra vez, porque es la única forma de controlarlo.

¿La piedra de Calatorao, qué papel tiene?

Son unas piedras únicas y con una gran diversidad de acabados, lo que hace que tengan muchas utilidades. Este año hemos tenido el II Simposium Internacional de Escultura, con expertos de España y de otros países, con lo que buscamos que este material se conozca a través del mundo del arte y la decoración. Ha tenido una gran repercusión, tanto de solicitudes de inscripción como posteriormente.

¿Cómo está el sector de la piedra?

Tradicionalmente se ha utilizado mucho en obra pública, para hacer adoquines, bordillos, acabados en fachadas… Con los años de la crisis, las canteras se han quedado bajo mínimos por el bajón de la construcción.

¿Y cómo ve la economía local?

Tenemos mucha diversidad: la fruta, el sector agroalimentario, automoción, las canteras… Un abanico de industrias muy amplio, y además mucha gente va a Épila y La Almunia.

Con vistas al futuro, ¿piensa en volver a presentarse?

Siempre me ha gustado mucho, por hacer cosas por tu pueblo y ayudar a tus vecinos. Lo tenemos que hablar todavía, pero lo decidiré, junto a mi equipo, muy pronto.

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