Entre España y Francia

Es hora de que los aragoneses exijamos al Estado que corresponda a la lealtad que Aragón siempre ha demostrado con el proyecto español y europeo. Francia puede ser una aliada para que Aragón se convierta en un nexo de unión entre España y Europa.

Las relaciones entre las regiones fronterizas pueden favorecer la integración de los Estados.
Las relaciones entre las regiones fronterizas pueden favorecer la integración de los Estados.
Viticor

Tras el palo que nos llevamos ayer con la noticia del próximo cierre de la central de Andorra conviene que los aragoneses sepamos reubicarnos en Europa. Las raíces cristianas dejaron en Europa el poso de la reconciliación. Hablamos mucho de la Transición española como ejemplo de concordia entre antiguos enemigos, pero la Transición no se dio en España por accidente sino por una vieja tradición en la que está arraigada la cultura del perdón. En Aragón hemos hecho muchas transiciones, no solo la del 75 al 78, y la cosa de la reconciliación se entiende muy bien; tanto que en Zaragoza, la ciudad en la que los franceses no dejaron piedra sobre piedra ni piedra sin muerto, recibimos hoy lo francés con respeto e interés. Francia es el resto de Europa que menos resto nos parece. Entre la semana pasada y esta ha habido varios actos que nos hacen entender bien qué es Aragón en España, las relaciones con nuestros vecinos del norte y qué podemos ser en la Europa de la cuarta revolución industrial.

El Círculo Aragonés de Economía trajo la semana pasada al embajador de Francia en España, Yves Saint-Geours. El embajador nos dejó tres pinceladas fundamentales de la Francia que quiere Macron. Tranquiliza oír que Macron quiere una Europa más fuerte como antídoto contra el populismo y que los franceses tienen más claro hoy -desde luego más de lo que lo han tenido hasta ahora- que las regiones van a tener un papel importante para configurar la nueva vieja Europa. En todo francés con talla intelectual hay alguien que se ha ido trayendo la modernidad y la vida hasta la puerta de su casa y el embajador no parece una excepción. Macron está mucho más cerca de tocar la realidad que de teorizarla. Macron es más Sartre que Voltaire.

Casi en paralelo al acto del Círculo Aragonés de Economía, Javier Lambán ha presidido esta semana la Comunidad de Trabajo de los Pirineos llamando al renacimiento de la Unión Europea. La CTP tiene su razón de ser en este momento en que las principales potencias europeas (salvo Italia, que ya no sabemos exactamente dónde está) reconocen que hay que integrar estructuras sociales y comerciales complementarias a los Estados. Las regiones aúnan esa integración. La Europa de las naciones debe acoger las demandas sociales y revitalizarlas en forma de un nuevo pacto con sus ciudadanos. En esa redefinición europea, Aragón debe tener un mayor peso específico porque conviene, en primer lugar, a la integridad de la soberanía española; y en segundo lugar, a la de las propias fronteras europeas. Es importante atender a la cuña en la que nos encontramos para entender que la reapertura del Canfranc, sin duda una legítima aspiración aragonesa de primer orden en la que debemos seguir poniendo nuestro empeño, es insuficiente para vertebrar Aragón también en Europa siendo indispensable ya hoy el corredor Cantábrico-Mediterráneo.

La Historia de Europa es la historia de las grandes guerras y la reconciliación, y en este sentido los españoles somos mucho más europeos de lo que creemos. Franceses y alemanes se han desangrado en las tres grandes guerras europeas y mundiales. Su ejemplo es también un ejemplo para el resto de Europa en esta década de egoísmos nacionales, fronteras difusas, nuevos problemas sociales, pérdida de peso de la industria europea basada en energías obsoletas -como el carbón-, prestación de servicios más complejos y populismo desintegrador.

Si en Madrid tienen alguna duda al respecto de la urgente necesidad de abrir los límites con Europa por Aragón deberían atender a la foto fija del presidente Lambán en su reunión con nuestras amables colindancias patrias a este y oeste: País Vasco, Navarra y Cataluña. De entre ellos tal vez el mayor compromiso de lealtad institucional para con el Estado lo encontramos en… el Principado de Andorra. Pero abrir España a Europa por Aragón no es solo agujerear los Pirineos, es atender a los problemas que nos desangran poco a poco, y de entre todos, la despoblación. La central de Andorra ha muerto. Entre todos la mataron y ella solita murió. Es hora de que los aragoneses exijamos del Estado la lealtad que Aragón siempre ha demostrado con el proyecto español y europeo. Al norte, Francia como aliado.