El Ministerio de Fomento está investigando las causas del desprendimiento de 3.000 toneladas de rocas ocurrido el sábado en la N-260, en el tramo Sabiñánigo-Fiscal, que cortó la nacional durante siete horas, y que se suma a los numerosos incidentes registrados este año en la red viaria del Pirineo. Solo hay habilitado un carril para la circulación, por el que se da paso alternativo mediante un semáforo.

La noche del sábado al domingo se retiraron los bloques desprendidos. Los vehículos circulaban con paso alternativo regulado con semáforos, pero las esperas eran breves y el tráfico, fluido. Está previsto que este lunes comience el picado de las rocas, su retirada y transporte, "trabajos que se estima puedan prolongarse varios días", según la subdelegación de Gobierno en Huesca.

Los expertos apuntan a la inestabilidad de la ladera, sumada a las intensas lluvias, como posible explicación del suceso. El talud donde se produjo la caída de bloques está compuesto por margas grises (salagón, como se conoce en Aragón), "un material muy duro pero que en cuanto queda al descubierto y se humedece se cae", en palabras del geólogo José Antonio Cuchí, quien vaticinó que el estrato que corta la N-260 entre Sabiñánigo y Yebra de Basa "va a ir poco a poco cayéndose, de manera más o menos espectacular", y añadió que desprendimientos como el del sábado no se producen de forma espontánea. "En general se puede prever con tiempo lo que va a pasar", afirmó este profesor de la Escuela Politécnica de Huesca.

La vía que va de Sabiñánigo a Yebra de Basa lleva construida un siglo, aunque hace seis años se ensanchó y se alargó hasta Fiscal para servir como ruta alternativa al sinuoso puerto de Cotefablo.

Un factor añadido han sido las lluvias de la primavera y el otoño. Según el geólogo, "va entrando agua por las grietas porque el material tiene pequeñas fallas y se va abriendo hasta que se cae". En su opinión, Fomento debería revisar toda la zona, como hizo en Monrepós. Entre las soluciones está la construcción de muros de contención o la rebaja de la pendiente del talud. La tela metálica no aguanta piedras de ese tamaño y los bulones tampoco sirven "porque es un material muy alterable". Cuchí admitió que los desprendimientos son "normales" en zonas de montaña, pero lamentó que las obras prioricen "puentes, viaductos o el firme por encima de la estabilidad de las laderas sobre la calzada".

El incidente ocurrió a 4 kilómetros de Sabiñánigo. La alcaldesa, Berta Fernández, dijo que habrá que esperar al estudio geológico para saber las causas concretas del desprendimiento y las medidas adoptadas para evitar que se repita. "Interesa que se estudien bien las causas y que se den soluciones totalmente seguras", comentó, porque es una carretera con bastante circulación, que comunica el Alto Gállego con el Sobrarbe, "muy frecuentada por ciclistas". Por suerte, en ese momento no pasaba nadie. Los bomberos rastrearon con perros para descartar que hubiera alguna persona atrapada bajo las grandes rocas.

"Nos podemos felicitar de que no ha habido ningún daño personal", declaró Berta Fernández, que había pasado dos horas antes por allí, al igual que otros alcaldes, de regreso de la asamblea que celebraron en Boltaña todos los ayuntamientos del Pirineo.

"Vivimos en una zona de montaña y las condiciones climatológicas son adversas", comentó Fernández, quien habló de que el tipo de rocas que forma la ladera "es sensible". En el mismo sentido opinó su colega de Fiscal, Manuel Larrosa. "Ha sido una temporada de no parar de llover y en las carreteras de montaña convivimos continuamente con los desprendimientos", manifestó, felicitándose por que no haya que lamentar víctimas, pero advirtiendo que el material del talud se deteriora al quedar al descubierto.